Paso de los Libres concentra uno de los mayores flujos de cargas entre Argentina y Brasil, con más de 700 camiones diarios y un rol central en el comercio bilateral. “Prácticamente todo lo que viene de Brasil por vía terrestre pasa por esta frontera”, afirma Mariángeles , al remarcar la necesidad de inversión y modernización.
¿Cuál es el rol de Paso de los Libres como punto estratégico para el comercio exterior argentino?
Paso de los Libres en el comercio internacional creo que es uno de los puntos más importantes que tiene Argentina. De hecho, es la segunda aduana más importante.
Pasan más de 700 a 1000 camiones por día, lo que genera un flujo bastante interesante. Prácticamente todo lo que viene de Brasil por vía terrestre pasa por esta frontera.
Si bien se divide un poco con Santo Tomé, Bernardo de Irigoyen y algunos otros, Paso de los Libres es el nexo central entre Brasil y Argentina. Está avanzando mucho el comercio exterior, pero falta. Falta innovación y falta tecnología en la aduana. Aun así, creo que es un punto muy interesante.
¿Cómo evalúas la conectividad logística de la región?
Es complicada. Hay un problema de rutas e infraestructura, sobre todo en el puente internacional, que está muy deteriorado. Se necesitan cambios urgentes e inversión porque está descuidado.
Pensemos que pasan 700 a 1000 camiones más todo el tránsito particular. Eso genera filas de horas. Hace poco se arregló una parte de la ruta que conecta la autovía con la aduana, hicieron una carpeta asfáltica nueva y quedó bien, pero es insuficiente.
Como es prácticamente el único lugar de cruce, todo sigue pasando por ahí. Es el nexo principal y no se entiende por qué dejar que se destruya sin arreglarlo. Lo cierto es que el puente no está en buen estado.
Tenés experiencia con la Zona Franca de Concepción del Uruguay. ¿Podés contarnos cómo funciona y cómo fue tu experiencia allí?
Sí, trabajé con la Zona Franca de Concepción del Uruguay. Empecé en 2013, cuando no se podían hacer pagos al exterior. En ese contexto, al no poder pagar con una importación a consumo directa, se mandaba la mercadería a zona franca.
Al ingresar allí, sí se podía pagar al exterior. Muchos utilizaron esta alternativa en 2013 y 2014 como una herramienta para poder seguir operando. Uno dejaba la mercadería en zona franca y luego, cuando uno quería, se nacionaliza. Es lo más cercano a Paso de los Libres, así que muchas empresas la usaban como un “salto” para poder seguir trayendo mercadería.
Hoy ya casi no se utiliza porque implica más costos, parecidos a un depósito fiscal. En cambio, en frontera los gastos son mínimos y no se necesita depósito fiscal: en 24 o 48 horas la mercadería puede liberarse, dependiendo de la verificación. Por eso la frontera termina siendo mucho más económica que la zona franca.
¿Qué rol juega la tecnología en tu trabajo y en el comercio exterior en general?
Es muy importante. Por mi parte, estoy interiorizando en algunos sistemas para agilizar procesos, sobre todo en autopartes. Pero la Aduana no está actualizada tecnológicamente. Los sistemas son viejos, lentos, con mucha burocracia y papeles.
Estamos en 2025 y seguimos imprimiendo montones de papeles que no tienen sentido. Si ya todo está digitalizado, debería ser más ágil y simple. Creo que allí es donde falta dar el salto en innovación.
Por tu ubicación, ¿te especializás solo en tráficos con Brasil o también tenés actividad con puertos?
Tengo experiencia con ambos. Antes me dedicaba únicamente a un usuario y todo era terrestre, estaba en mi zona de confort. Pero en 2023, cuando no se podían hacer pagos al exterior, tuve que abrir la mente, desempolvar mi título y dedicarme de lleno a ser despachante. Eso me permitió poder interiorizarme en diversos servicios: además de trámites aduaneros, ahora trato con proveedores, transporte, gestiono pagos y formularios.
Los usuarios grandes ya tienen todo armado, pero los pequeños no, y hoy hay muchos que quieren importar aunque no sepan cómo empezar. Por eso es clave ofrecer un servicio integral.
En abril, viaje a China a uno de los eventos comerciales más grandes de China. Siempre había querido ir y fue una gran oportunidad para tratar con proveedores y contactos.
¿Con qué expectativas fuiste al evento y qué reflexiones te trajiste?
Fui con la idea de sacarme los miedos. Ir fue un desafío personal más que profesional, y superó mis expectativas. No fui con una idea concreta, quería que me sorprendiera, y lo hizo. China me sorprendió muchísimo: la tecnología, el orden, la educación, la limpieza. Están a años luz.
En lo personal fue muy importante, me permitió salir de mi zona de confort. Si bien hoy todo se ve en internet, estar ahí es distinto: vi robots para todo, incluso para la policía. Fue una gran experiencia.
¿Qué fue lo que más te impactó de esa experiencia?
La educación, la amabilidad de la gente, lo serviciales que son. Incluso vivimos un incendio en el hotel donde estábamos y nos evacuaron. Me sorprendió la solidaridad y el cuidado con que nos trataron: nos devolvieron hasta cosas personales como el shampoo que había llevado. Eso marca la diferencia.