El jefe de “Los Copitos” le pidió disculpas a CFK y aseguró que Sabag Montiel intentó matarla para “impresionar a su novia”

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Uno de los imputados por el intento de asesinato a Cristina Fernández, Nicolás Gabriel Carrizo, asiste al inicio del juicio en los tribunales de Comodoro Pyben este 3 de julio de 2024, en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). EFE/ Juan Ignacio Roncoroni

Nicolás Carrizo, considerado el jede de la banda de vendedores de algodón de azúcar, conocida como “Los Copitos”, habló por primera vez tras ser liberado de culpa y cargo en el juicio por el atentado contra la vida de Cristina Kirchner y le pidió disculpas a la expresidenta al tiempo que aseguró que el principal implicado, Fernando Sabag Montiel, intentó asesinar a la expresidenta “para impresionar” a su novia, también detenida por el caso, Brenda Uliarte.

Carrizo pasó casi tres años encarcelado en prisión preventiva y el miércoles pasado fue liberado después de que la querella, en representación de CFK, y la fiscalía pidieran su absolución ya que no se hallaron pruebas de su participación en el ataque del 1° de septiembre de 2022 en Recoleta.

“Uno a veces dice cosas que no sabés si podés lastimar al otro o generar un problema sin querer hacerlo. Las disculpas sinceras son hacia Cristina Kirchner. Pase lo que pase, yo creo que si ella lee esos mensajes a mí me agarra vergüenza. Era como un personaje que nunca iba a conocer. Hablé en esa situación”, dijo este domingo en un reportaje concedido a Radio con Vos.

Es que Carrizo había sido señalado como partícipe secundario del intento de magnicidio, acusado de haber entregado un arma a Brenda Uliarte y a Fernando Sabag Montiel, los autores materiales del ataque. Durante la investigación se encontraron mensajes de WhatsApp que inicialmente lo comprometieron, pero en el juicio no se comprobó que hubiera facilitado un arma ni que supiera del plan para asesinar a la vicepresidenta.

Fernando Sabag Montiel, principal implicado en el intento de magnicidio a CFK (AP Foto/Natacha Pisarenko)

“Recién intentamos matar a Cristina”, le escribió Carrizo a un contacto agendado como “Kevin Bargas 2” a las 23.17 del 1° de septiembre, dos horas después del intento de magnicidio.

“Mi empleado. Le quiso disparar. Va a ir preso”, agregó el joven, que era dueño de una máquina de hacer copos de azúcar. Su “empleado” era Fernando Sabag Montiel, quien en realidad le compraba el algodón dulce para revenderlo en la calle. “El arma es mía amigo. Te lo juro por dios. Estamos con el grupo. Todos juntos”, agregó. Y fue por más: “Para que el gobierno sepa con quienes se están metiendo. Bueno amigo el que la va a matar seguro va a ser un amigo o voy a ser yo. Recordá esta fecha. Esta hdp ya está muerta”.

Luego Carrizo explicó que esos mensajes eran una “joda” y que lo había hecho para jactarse pero que en realidad desconocía qué había ocurrido.

“El hecho de que ella (por Cristina Kirchner) vio mis mensajes, que sus abogados trabajaron con eso, a mí me agarró mucha vergüenza. Era un show del tema, jodiendo con amigos y al final terminó perjudicando. Y quizás la pude haber ofendido y si fue así le pido disculpas porque yo no pienso eso. Lo hice para joder. He dicho ser kirchnerista, macrista, a un amigo de Venezuela le decía ‘aguante Maduro’, para hacer chistes. Y esto iba por ese camino, llevar la contra. Y se hizo un quilombo”, explicó este domingo.

Brenda Uliarte, novia de Sabag Montiel, también detenida como cómplice en el intento de asesinato de CFK (REUTERS/Tomas Cuesta)

Sobre las razones que llevaron a Sabag Montiel y a Uliarte a planificar el intento de magnicidio, Nicolás Carrizo interpretó que el hombre lo hizo para “impresionar” a ella, que era su novia. Y que todo derivó de situaciones de humillación que ella ejercía sobre él.

“Nunca me cerró lo que hizo. Y yo tenía mis conclusiones de por qué lo hizo. Y fue porque para mí Brenda Uliarte había tenido una aventura con El Presto y parece que ella se obsesionó con él y empezó a ir detrás de la política. Y no me voy a olvidar nunca que la vez que les ofrecí trabajo ella estaba buscando un hacker para hackear la cuenta de El Presto. Ella decía que era su novio, pero nunca había sido su novio”, relató Carrizo en referencia Eduardo Prestofelippo, un comunicador libertario que integró las primeras camadas del mileísmo.

“Ella se había obsesionado y cada vez que Fernando iba a trabajar con ella, Brenda le decía que él tenía el miembro chiquito y que no la hacía sentir lo que El Presto en una noche. Entonces ella le remarcaba que quería un chabón poronga», comentó Carrizo y concluyó: “Se demostró que Brenda lo influenció. Él lo admitió. Este tipo se obsesionó, pienso yo, con ser alguien famoso para impresionar a su novia”.

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