Como en un videojuego: una divertida experiencia para interactuar con cinco obras maestras del Prado, pero lejos del museo

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BARCELONA.- La sensación que tiene cualquier usuario que no se haya calzado nunca unas gafas de realidad virtual es la de atravesar instantáneamente un portal hacia otra dimensión, como si se hubiera tragado la pastilla de Matrix. En este mundo paralelo ya no tiene piernas ni cuerpo, solo es un par de ojos y unas inquietantes manos digitales que flotan en el aire, pero puede desplazarse en un espacio de apariencia ilimitada como en el interior de un videojuego.

En este caso, tras pulsar en el aire el selector de idioma ingles-español, nos encontramos dentro de una enorme galería abovedada casi en penumbras, que evoca el interior del Museo del Prado de Madrid, aunque no lo es porque su bóveda se dispara al infinito tachonada por las obras de su ingente colección. Se trata de Art Masters, la exposición itinerante de realidad virtual aumentada, que abrirá al público el próximo 4 de septiembre en el Pabellón Frers de La Rural de Palermo, a cuya demo tuvo acceso LA NACION en exclusiva.

La muestra propone una experiencia inmersiva, a través de la tecnología RVM (realidad virtual multiusuario, también llamada metaverso), sobre las obras más emblemáticas del museo madrileño. Es una iniciativa producida por Acciona Living & Culture, la división cultural del grupo Acciona (una de las empresas del índice bursátil IBEX 35), con la colaboración y la asesoría curatorial del Museo Nacional del Prado, bajo la supervisión de Alejandro Vergara, jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte. Y este no es un dato menor, porque se trata de la primera incursión en experiencias de este tipo del Museo del Prado, en la misma línea de otros proyectos similares que desarrollan en la actualidad grandes centros museísticos como el MoMA de Nueva York, el Guggenheim de Bilbao o el Abu Dahbi Cultural Summit. El maridaje entre arte, nuevas tecnologías e IA, al parecer, es al solución más rentable en la era digital a la limitación física de la contemplación estética masiva.

Dentro de

Pero de vuelta al comienzo. ¿En qué consiste la experiencia de Art Masters? Superado el asombro inicial, una voz en off nos conduce por estancias y pasadizos hasta que se revela con andares de videojuego un curioso personaje. Es el viejo guardián nocturno que nos guía en su última ronda por las entrañas del museo para enseñarnos su obras preferidas, al tiempo que nos cuenta algunas curiosidades y datos de interés. Al pasar por su pequeña oficina o atiborrado gabinete ya podemos interactuar con algunos objetos: su cuaderno de notas, la taquilla, una vieja televisión fuera de sintonía…

La primera obra escogida es la alegoría La Vista (1617), de Jan Brueghel y Rubens. Con una lupa al alcance de nuestra mano virtual es posible detenerse en los detalles, mientras nuestro anfitrión explica la composición y, de algún modo, enseña a ver a los profanos. Y la posición del observador es la clave para comprender las Meninas (1656), de Velázquez, siguiente parada, tela que se despliegan en profundidad con un asombroso efecto de paralaje.

El célebre tríptico de El Bosco, como el resto de los cuadros protagonistas de esta experiencia, por cuestiones de conservación y de seguridad ya no salen físicamente del museo

El guía pretende introducirnos en el interior de cada lienzo que se abre como un portal o un universo audiovisual autónomo, atado al siguiente por el hilo narrativo. Y lo consigue poco a poco, de manera gradual, porque con el siguiente gran óleo, Venus y Adonis (1580), de Veronese, ya estamos instalados dentro del mito y la tragedia griega, a través de un viejo teatrillo de cartón en movimiento. A partir de allí los estímulos se vuelven más intensos y las emociones se disparan porque el espacio se transforma con el aterrador Aquelarre (1820-23) de Francisco de Goya, perteneciente a sus célebre serie de Pinturas Negras, para acabar por todo lo alto con un descenso a los infiernos en una barca por el Aqueronte y un ascenso disparatado a los cielos, a través del famoso tríptico El jardín de las Delicias (1490-1500), de El Bosco. Las perturbadoras figuras del neerlandés cobran vida en una suerte de musical apoteósico, quizá un tanto psicodélico, del que no convienen dar más detalles para sorpresa del futuro espectador. Y el recorrido finaliza —transcurrieron unos 30 minutos aproximadamente en el metaverso— cuanto atravesamos nuevamente el tríptico y regresamos desde el interior de la tela al museo en penumbras, para leer los créditos, quitarnos el dispositivo de la cabeza y volver a la realidad.

Art Masters BA25 Video Promo 02

“Inventamos una historia, creamos una aventura”, resume Carla Prat, Directora artística de Acciona, en relación al hilo argumental de la experiencia y al guion de Santiago Cardelús. El desarrollo y la integración del software corre por cuenta de la empresa tecnológica barcelonesa Univrse. La intención de la muestra es tanto didáctica y divulgativa, a la vez que lúdica y de entretenimiento, reconoce Prat. “Intentamos traducir ese lenguaje muy específico del discurso museístico en una experiencia divertida para el público global”, explica. Y la curaduría del Prado no se ha limitado solo a la selección de las obras con las que interactúa el espectador, sino que “también garantiza el rigor académico de los contenidos”, añade.

Prat remarca la necesidad de desarrollar este tipo de experiencias virtuales, compartidas por otros museos, “por las limitaciones físicas”. “El Prado está llegando al límite de capacidad en cuanto al número de visitas, y esto nos permite darle una mayor visibilidad a su colección”. Por último, también menciona una “motivación en parte poética”. “Alguna de ellas han itinerado en el pasado, pero en la actualidad las cinco obras seleccionadas ya no pueden viajar por cuestiones de conservación y de seguridad”.

Es cierto que esta exposición virtual acercará estas grandes obras del Prado a públicos lejanos (en julio se vio en Shanghai y, tras su paso por Buenos Aires, viajará probablemente a Nueva York y otras ciudades de Latinoamérica a determinar el próximo año); pero cabe aclarar, para el público más exigente o formado, que esta experiencia inmersiva es otra cosa, puede que más divertida o lúdica, pero completamente diferente a una vista al museo porque, pese a todo su atractivo, no se ven las pinceladas sino los píxeles.

Para agendar

Art Masters. Desde el 4 de septiembre, en el Pabellón Frers de La Rural. De martes a jueves, adultos $30.000; menores de 14 años, $20.000; pack familiar (2 adultos y 2 menores), $75.000; de viernes a domingos y feriados, $40.000, $30.000 y $90.000, respectivamente. Entradas en www.laruralticket.com.ar

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