La noche siempre llega (Night Always Comes, Estados Unidos/2025) Dirección: Benjamin Caron. Guion: Sarah Conradt. Fotografía: Damián garcía. Edición: Yan Miles. Música: Adam Janota Bzowski. Elenco: Vanessa Kirby, Zack Gottsagen, Jennifer Jason Leigh, Randall Park, Michael Kelly, Eli Roth. Disponible en: Netflix. Duración: 108 minutos. Nuestra opinión: muy buena.
Hay algo que pareciera tejerse a un nivel macro, ficciones que conforman un mapa que gira alrededor de la periferia en la sociedad norteamericana, un sector que crece al galope de una realidad política y económica que pega con más fuerza, como suele suceder, en los márgenes. Harta, hace pocos meses, narraba la angustia de una mujer que quedaba en la calle, y ahora La noche siempre llega cuenta una historia similar, pero con una precisión que golpea de manera feroz.
En su día a día, Lynette (Vanessa Kirby) mantiene dos empleos, se ocupa de su casa y procura que su hermano mayor, Kenny (Zack Gottsagen) lleve una vida digna, en un contexto económico adverso. El hogar en el que ambos viven, es un caserón deteriorado en el que la humedad, las paredes rotas y el desorden son parte del paisaje. Para colmo, la madre de Lynette, Doreen (Jennifer Jason Leigh), es una mujer irresponsable que solo dificulta aún más la cotidianidad.
Con su vida a un paso de derrumbarse y una amenaza de desalojo inminente, Lynette persuade al dueño de la casa que alquila para que le venda el inmueble por un total de 25 mil dólares, un dinero ella ahorró con esfuerzo desmedido. Sin embargo, y a minutos de firmar las escrituras, Doreen se lleva esa plata y la utiliza para comprar un auto de lujo, decidida a darse un capricho entre tanta necesidad económica insatisfecha.
Lynette ni siquiera tiene tiempo para estallar de furia. Con las 9 de la mañana como fecha límite para entregar el dinero pactado, la protagonista comienza una peregrinación nocturna para reunir los 25 mil dólares que le evitarán desalojo de ella y de su hermano. A lo largo de esa madrugada eterna, la mujer tensará los límites autoimpuestos, hará a un lado sus principios y llevará sus acciones hasta las últimas consecuencias, sumergiéndose en un submundo criminal, en el que deberá demostrar que ella es una amenaza mayor a quienes se interpongan en su camino. En el medio de esa situación, Lynette atraviesa una posible deshumanización, que contradictoriamente la llevará a poner en juego la vida de aquellos a quienes intenta proteger.
Hay algo fascinante en la premisa de La noche siempre llega que tiene que ver con el placer de entregarse a la desesperación. En la mente de la protagonista, solo cabe la idea de reunir 25 mil dólares. Cuáles son los límites (éticos y morales) que ella no quiere sobrepasar pronto se revelan como márgenes indebidamente laxos y relativos. De ese modo, la noche la invita a un desenfreno imposible de desobedecer. El robo, el homicidio, la violencia, el sexo, todas son herramientas susceptibles de ser utilizadas llegado el caso, y aquello que a las 9 de la noche parecía una solución demencial, a las 3 de la mañana resulta una opción sólida. Entonces el film establece un lenguaje cómplice con el espectador, porque Lynette está junto a nosotros, y frente a la necesidad de reunir el dinero para no ser desalojada, los principios del espectador se revelan tan endebles como los de la atormentada heroína.
De esa manera, el descenso hacia los infiernos es una autopista por la que Lynette conduce a 200 kilómetros por hora, sin mirar por el retrovisor. Y ahí es donde el director Benjamin Caron explora la débil humanidad de esta protagonista, de un oscuro pasado del que no habla, y de una violencia contenida que ella alberga en su interior.
Vanessa Kirby, dueña de una belleza gélida, se convierte en el cascarón perfecto en el que se encierra una rehén de su propia historia, que en su juventud escapó del cautiverio más aberrante para defender la construcción de un futuro propio para ella y para su hermano, un futuro que ahora pende de un hilo por 25 mil dólares. Por ese motivo es que Lynette se amigará con sus demonios personales y tratará de atravesar la noche hasta reencontrarse con el sol. Y esa aventura marcada por la desesperanza, es el mapa de este film de una contundente solidez.