En promedio, las especies más antiguas tienen áreas de distribución más amplias en todos los grupos, excepto en los mamíferos marinos, según ha comprobado un estudio por primera vez.
Cada especie viva en la Tierra tiene un rango geográfico único, algunas con amplias áreas de distribución y otras con un alcance muy reducido. Diversos factores determinan el tamaño del rango de distribución de una especie, y uno de ellos es su edad evolutiva.
Para investigar cómo se relaciona la edad evolutiva con el tamaño actual del rango de distribución, un equipo de investigación dirigido por científicos del Centro Alemán para la Investigación Integrativa de la Biodiversidad (iDiv) comparó más de 26.000 especies. El estudio se publica en Nature Communications.
Más de 40.000 especies se enfrentan a la extinción en todo el mundo. Se sabe que las especies con rangos geográficos reducidos enfrentan un mayor riesgo de extinción en comparación con las especies con amplias áreas de distribución: tienden a tener una menor abundancia general y poblaciones locales más pequeñas, lo que las hace vulnerables a las perturbaciones ambientales. Si bien el tamaño del rango de distribución es uno de los determinantes más importantes del riesgo de extinción, las causas subyacentes a la amplia variación en el tamaño de los rangos naturales siguen siendo poco conocidas.
Un equipo internacional de investigadores, dirigido por la Dra. Adriana Alzate, exalumna de iDiv y de la Universidad de Leipzig, comparó datos sobre la edad evolutiva y el tamaño de las áreas de distribución de más de 26.000 especies de siete grupos taxonómicos principales: aves, reptiles, anfibios, peces de arrecife, palmeras y mamíferos terrestres y marinos.
«Se espera que las especies más antiguas tengan distribuciones más amplias porque han tenido más tiempo, a veces varios millones de años, para expandir sus áreas de distribución desde su aparición», explica la Dra. Alzate, primera autora e investigadora invitada del Centro de Biodiversidad Naturalis. «A lo largo de la evolución temporal, estas especies han tenido más oportunidades de reproducirse, dispersarse, colonizar y adaptarse a diversos entornos, lo que les ha permitido ocupar áreas geográficas más amplias».
BUENAS DISPERSORAS
Pero no solo la edad de una especie influye en el tamaño de su área de distribución. Algunas especies son buenas dispersoras y pueden desplazarse fácilmente a través de barreras o a grandes distancias, como las aves con alas largas y estrechas con puntas puntiagudas, y las palmeras con frutos grandes, que son dispersadas por vertebrados de gran tamaño con una amplia distribución.
Estas especies pueden alcanzar amplias áreas de distribución más rápido que las especies menos dispersivas. Por lo tanto, las especies que se dispersan bien podrían tener áreas de distribución más extensas de lo esperado basándose únicamente en la edad. En cambio, el estudio muestra que el efecto de la edad de la especie probablemente sea más pronunciado en las especies menos dispersivas, como los anfibios.
El contexto geográfico también influye. En las islas, el tamaño máximo de distribución que pueden alcanzar las especies nativas está geográficamente limitado. La nueva investigación confirmó que las especies restringidas a islas tienen áreas de distribución más pequeñas que las especies que no lo están, pero también reveló una relación inesperada: en las islas, las diferencias en el tamaño de distribución entre especies jóvenes y adultas son mayores que en tierra firme.
El Dr. Roberto Rozzi, Curador de Paleontología del Repositorio Central de Colecciones de Ciencias Naturales de la Universidad Martin Luther de Halle-Wittenberg y exalumno de iDiv, afirma: «La dinámica y la ontogenia de las islas modulan la relación entre la edad y el tamaño del área de distribución. La liberación de depredadores y competidores podría haber permitido a los primeros colonizadores de islas, generalmente ecologistas generalistas, alcanzar áreas de distribución más amplias de lo esperado basándose únicamente en la edad».
Cuanto menor sea el área de distribución de una especie, mayor será su riesgo de extinción. Comprender la dinámica que determina el tamaño del área de distribución de una especie es crucial para predecir su vulnerabilidad a la extinción y adaptar los esfuerzos de conservación a las condiciones y necesidades locales.
«Esto es aún más importante en el contexto de las condiciones ambientales cambiantes, ya que no todas las especies pueden adaptarse a estos cambios», afirma el Dr. Renske Onstein, autor principal y líder del grupo júnior en iDiv.
Es posible que las especies más antiguas tengan la configuración genética necesaria para adaptarse con mayor facilidad y, por lo tanto, persistir en sus áreas de distribución relativamente extensas. Esto requiere más pruebas con datos genéticos, por ejemplo, lo que ofrece interesantes posibilidades para futuras investigaciones.