LINDAU.- Crecimiento económico. Desarrollo tecnológico. El avance de la inteligencia artificial sobre el empleo. Mejoras en el ingreso y el rol del Estado. Esos fueron algunos de los temas centrales de la discusión entre economistas y académicos en el congreso Lindau Nobel Laureate Meetings. Se trata de un encuentro que cada año desde 1951 convoca a ganadores del premio Nobel en esta ciudad, al sur de Alemania, y que en esta ocasión tiene a la Economía como eje central.
“La preocupación central hoy es mejorar el ingreso de cada país, pero eso es difícil de generar si no hay innovación. Acumular capital o trabajo no es suficiente”, afirmó el francés Jean Tirole, premiado en 2014, al discutir el impacto del desarrollo de la tecnología y las brechas que existen entre diferentes países. En ese sentido, advirtió que sumar horas de trabajo a empleos de baja productividad no tendría impacto en una mejora sustancial del ingreso final si no se generan mejoras en la competitividad.
En ese sentido, destacó la importancia de impulsar el “emprendedurismo” y mencionó a sectores como la biología o el biotecnológico. A su vez, remarcó la necesidad de sostener financieramente a la educación universitaria y a vincular ese ámbito con el sector privado. “Es importante ese espacio donde hay flujo de ideas y libertad de opinión y pensamiento”, afirmó el investigador que completó su doctorado en el MIT (Estados Unidos). “Lo que hay que tratar de hacer es promover la investigación disruptiva”, insistió.
El economista también fue enfático en el rol activo que debe cumplir el Estado y las instituciones del sector público a fin de potenciar la innovación. “Por un lado, es el que se encarga de gestionar el financiamiento. Y, por otro lado, debe sostener políticas de competencia. Una startup tiene que poder entrar en el mercado, y hoy en general tienen problemas para hacerlo”, sostuvo, al analizar la injerencia de las grandes firmas tecnológicas en diferentes sectores económicos.
Por su parte, el economista estadounidense Paul Romer, premiado en 2018, fue aún más enfático en su crítica a gigantes como Google, Amazon, Meta o Microsoft, y advirtió que la concentración tecnológica y de la riqueza generada por el negocio digital en pocas manos representan un “riesgo para la democracia”.
Su planteo, concentrado en el contexto estadounidense de 1980 a la fecha, apunta contra los efectos políticos de esa concentración. Calificó de “un puñado de oportunistas” a quienes mantienen el control de las “tecnologías emergentes” y que eso representa una “amenaza a la libertad”, y propuso dar mayor consideración al software de código abierto.
En el debate se sumó Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo (2011-2019) y exgobernador del Banco de Italia (2006-20119), quien analizó el desarrollo tecnológico y su impacto geopolítico, con las tensiones crecientes entre Estados Unidos y China y el lugar que puede ocupar la Unión Europea.
“Nadie que quiera mantener su poder geopolítico puede mantenerse al margen de la innovación tecnológica disruptiva”, afirmó el italiano, en referencia a los desarrollos vinculados con la inteligencia artificial y su impacto sobre el empleo y diferentes sectores económicos. Para eso, insistió en la necesidad de generar vinculación entre diferentes universidades europeas y coordinar entre investigadores de diferentes disciplinas.
El economista remarcó que la ausencia de universidades europeas en el top 10 de los rankings universitarios globales reflejan una carencia en la innovación tecnológica en el continente. “Fallamos en que la investigación llegue a la innovación de frontera”, dijo Draghi, quien también apuntó contra el esquema de regulación de la innovación que rige en la UE. “En Europa regulamos ex–ante, revisando todos los riesgos potenciales. En Estados Unidos es ex-post”, indicó, y sostuvo que ese esquema regulatorio suele desalentar la innovación y golpea “a pequeñas y medianas empresas, como las que tenemos en Europa”.
En su perspectiva, los avances tecnológicos y regulatorios vanguardistas se dan en Estados Unidos y Europa, lo cual genera una desventaja relativa para el Viejo Continente. Según Draghi, ese escenario de expansión de la IA presenta a Europa el riesgo de perder hasta tres millones de empleos por año, además de generar consecuencias negativas y amenazas en cuestiones de seguridad. “En el futuro cercano, la defensa va a estar dominada por la IA, en la coordinación de armamento, drones y demás. Por eso es tan importante”, cerró.