El caso del vigilante de seguridad que protagoniza esta historia se ha pasado casi una década en los juzgados: lo que comenzó como un problema de salud habitual para un profesional expuesto a largas jornadas de pie, terminó transformándose en una batalla por los derechos a su prestación tras los distintos pronunciamientos de la Seguridad Social y los tribunales. El Tribunal Supremo ha puesto ahora fin a su recorrido, impidiéndole percibir dos veces la incapacidad permanente parcial por lesiones similares en la misma profesión, negando así el cobro de una nueva compensación económica por los mismos daños.
Todo comenzó con una baja médica por enfermedad común que derivó en una incapacidad permanente parcial por presentar osteocondritis en el cóndilo femoral de la rodilla derecha, lo que afectaba de manera relevante su labor como vigilante de seguridad en líneas de caja de supermercados y centros comerciales. Los problemas persistieron y, tras ser nuevamente intervenido por meniscopatía en la otra rodilla, el cuadro clínico requirió nuevas valoraciones. Ese mismo año, los informes de los equipos sanitarios señalaron que estaba limitado para caminar y permanecer de pie, situación que derivó en el reconocimiento de una incapacidad permanente total. Él empezó entonces a cobrar una pensión asociada a su base reguladora, mientras intentaba adaptarse a una nueva vida laboral, esta vez como dependiente a media jornada en una tienda de decoración. Los informes médicos posteriores, sin embargo, describían una mejoría parcial: aunque las limitaciones persistían, podía desarrollar actividades compatibles con un trabajo menos exigente físicamente.
Por ello, tras una revisión impulsada de oficio por el propio INSS, la administración determinó que su estado de salud había mejorado, por lo que le retiró la pensión de incapacidad. El trabajador, considerando injusta esa decisión y señalando la persistencia de patologías y la aparición de nuevas dolencias —como depresión ansiosa y pancreatitis crónica—, recurrió a la vía judicial en busca de que al menos se le reconociera de nuevo la incapacidad permanente parcial para su antiguo empleo.
El Supremo cierra el caso
Ahora, el Tribunal Supremo cerró el caso con una doctrina tajante: no cabe reconocer dos veces la incapacidad permanente parcial a un trabajador por similar patología y para la misma profesión, aunque las lesiones se hayan ido sumando con los años. Según los jueces, “lo que no resulta posible es que un mismo grado de incapacidad pueda ser reconocido más de una vez respecto de una misma profesión, pues, aun cuando no se trate de las mismas lesiones, sino de otras secuelas susceptibles de apreciación conjunta con las anteriores, si no se conducen a un grado superior de incapacidad nos encontraríamos ante un grado ya anteriormente reconocido y que carecería de todo sentido volver a reconocer”.
La sentencia también recordó la doctrina consolidada sobre la incompatibilidad de pensiones, señalando que “no es posible, aunque a las residuales del accidente se unan nuevas lesiones, derivadas ahora de enfermedad común, reconocerle una segunda incapacidad total para la misma profesión, distinta a la ya reconocida”. Con este fallo, además de anular la indemnización concedida por la instancia autonómica, el Alto Tribunal deja sin opción de nuevas reclamaciones de este tipo a profesionales en situaciones semejantes, al menos por la misma actividad profesional.