Cristina Kirchner salió a festejar al balcón, pero tuvo una victoria con sabor agridulce porque los laureles se los llevó Kicillof

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“Habló todo el día con muchos intendentes, dirigentes y candidatos”. Así describieron fuentes del entorno de Cristina Kirchner cómo siguió la expresidenta y jefa del PJ nacional la elección bonaerense que, en rigor, no hubiera querido que se realizara. Sin embargo, hasta el cierre del comicio no había tomado contacto con el gobernador Axel Kicillof, quien la contradijo con el desdoblamiento y lanzó una línea interna en el PJ que pone en entredicho el liderazgo de Máximo Kirchner en el peronismo provincial.

Por eso, a Cristina y Máximo Kirchner la elección bonaerense les generó una doble sensación: por un lado, la satisfacción de que Fuerza Patria pudo retomar la senda de la victoria y que confirmó su potencia en las urnas de la provincia de Buenos Aires; por el otro, que los laureles más importantes se los colgó este domingo el gobernador Kicillof.

Según pudo saber LA NACION, lo que Cristina indagó vía telefónica durante toda la jornada, Máximo lo transformó en contactos presenciales. Antes de recluirse con su madre en el departamento de San José 1111, en el barrio de Constitución, el doble jefe del PJ bonaerense y de La Cámpora hizo una recorrida que abarcó varios municipios, entre ellos Quilmes, Lanús y Hurlingham. Luego habló con intendentes como Leonardo Nardini y Gustavo Menéndez.

Máximo Kirchner votó en La Plata, con la mano derecha entablillada

La ronda de Máximo Kirchner había comenzado por la mañana en La Plata, donde votó. Allí volvió a dejar una chicana para Kicillof, por las obras que según él fueron más pródigas en La Plata -donde gobierna el axelista Julio Alak– que en otros municipios administrados por el kirchnerismo, por caso Quilmes. A Máximo se lo vio con su mano derecha, justo la que usó para meter su voto en la urna, entablillada. Fue por algo que le ocurrió en los últimos días, porque en la última sesión de la Cámara de Diputados, el 27 de agosto, no la tenía.

Desde el balcón

Máximo Kirchner intentó que la campaña bonaerense incluyera la consigna “Cristina libre”, que el kirchnerismo emprendió prácticamente desde el momento en que la Corte Suprema de Justicia confirmó la condena de la expresidenta, que entre otras cosas la inhabilitó para ser candidata este año. Fue Mayra Mendoza la que expresó esta noche con claridad lo que piensa el espacio de la expresidenta: “Cada voto a Fuerza Patria es un paso más para que Cristina Fernández de Kirchner esté más cerca de recuperar su libertad”, dijo tras confirmar la victoria en Quilmes. Cristina se había lanzado en la Tercera Sección Electoral y algunos dicen que su presencia hubiera asegurado una victoria más aplastante al PJ, pero en los hechos Fuerza Patria ganó igualmente con amplitud esa región clave del Gran Buenos Aires.

Eso apalancó el sabor agridulce que le dejó al kirchnerismo de paladar negro la elección bonaerense, que Cristina buscó sacarse esta noche con la dulzura de sus militantes al salir al balcón para festejar la victoria de Fuerza Patria, impedida de traspasar los límites de su departamento, a unos 56 kilómetros de donde Kicillof y los intendentes del PJ bonaerense, incluidos algunos kirchneristas, se congregaron para descorchar ante la inapelable derrota que le propinaron al presidente Javier Milei.

Sergio Massa votó en Tigre y por la noche acompañó a Kicillof en La Plata

El otro gran jugador de la interna peronista, Sergio Massa, tuvo también en esta elección un rol secundario, ya que no fue candidato como lo había sido en 11 de los últimos 15 comicios, con candidaturas de distinta magnitud. “Me siento muy aliviado por eso”, confesó tras votar en Tigre, antes de almorzar en la casa de sus padres junto a toda su familia. El jefe político del Frente Renovador se convirtió en un mediador constante entre el kirchnerismo y el axelismo, por lo cual los grupos enfrentados lo apodaron el “arquitecto de la unidad”.

El propio Kicillof se lo reconoció en el final de la campaña, la semana pasada, en lo que se interpretó como un gesto del gobernador hacia un dirigente a quien se consideraba más cerca de Cristina y Máximo Kirchner que de él en la interna peronista. “Es muy importante trabajar todos unidos”, repitió Massa casi como un mantra, aún a sabiendas de que los caminos del axelismo y el kirchnerismo se bifurcan de manera ostensible.

Claro que, a diferencia de Kicillof, Massa privilegia una mirada nacional. “Tenemos que consolidar el camino que pretendemos para el país”, afirmó el exministro de Economía, quien además evaluó que las elecciones bonaerenses fueron “un termómetro de lo que piensa la sociedad” de cara a los comicios del 26 de octubre, en cuya antesala se acaba de demostrar que “hay conjunto de argentinos que creen en otro modelo de país”.

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