La derrota de François Bayrou en la moción de confianza celebrada este lunes en el Parlamento francés ha desencadenado la caída del Gobierno y ha sumido a Francia en una nueva crisis institucional. Con 194 votos a favor y 364 en contra, la Asamblea Nacional rechazó el plan de recortes presentado por el primer ministro, quien anunció su dimisión para este martes. Esta situación obliga al presidente Emmanuel Macron a decidir entre la formación urgente de un nuevo Ejecutivo o la convocatoria de elecciones legislativas, apenas un año después de los últimos comicios.
La inestabilidad política se ha convertido en una constante durante la segunda legislatura de Macron, iniciada en 2022. El Gobierno de Bayrou es el cuarto que cae en este periodo y el tercero en poco más de un año, reflejando la profunda fragmentación del Parlamento, donde ninguna fuerza política ostenta una mayoría clara. La falta de consenso ha impedido la aprobación de un presupuesto, mientras la deuda pública alcanza el 113% del PIB y el déficit se sitúa cerca del 6%.
En su intervención final ante los diputados, Bayrou ha defendido la necesidad de afrontar la crisis fiscal con un plan de recortes de 44.000 millones de euros, argumentando que el verdadero riesgo no era la moción de confianza, sino la inacción. “El riesgo no era esta moción, sino hacer como si nada, como se ha hecho siempre. No es una cuestión política, es una cuestión histórica. De esas que conciernen a los pueblos y a las naciones”, ha afirmado el primer ministro, quien adoptó un tono grave y advirtió sobre la gravedad de la situación: “Francia vive una insoportable hemorragia. El destino de sus ciudadanos está amenazado”.
“El riesgo no era esta moción, sino hacer como si nada, como se ha hecho siempre”
François Bayrou
El diagnóstico de Bayrou fue contundente: el sistema de bienestar francés, desde las pensiones hasta la educación y la sanidad, se encuentra al borde del colapso debido al exceso de gasto y al peso de la deuda. “La sumisión a la deuda es como la sumisión por la fuerza militar. Dominados por las armas, o dominados por nuestros acreedores a causa de una deuda que nos abruma, en ambos casos perdemos nuestra libertad”, ha sentenciado. Además, denunció el deterioro del sistema educativo, señalando una “caída en el dominio de los fundamentos de la escritura”, y ha subrayado el “desequilibrio demográfico debido al envejecimiento de los franceses”. También abordó cuestiones de seguridad, justicia e inmigración, insistiendo en la necesidad de controlar las llegadas y de integrar a quienes ya residen en el país mediante el trabajo, el aprendizaje del idioma y el respeto a los principios de vida franceses.
Le Pen exige elecciones: la extrema derecha es una opción
Por su parte, la líder del Reagrupamiento Nacional (RN), Marine Le Pen, ha exigido la convocatoria inmediata de elecciones legislativas y ha descartado cualquier alianza con otras fuerzas políticas. “Derecha e izquierda. ¡Sois los culpables!”, ha exclamado, advirtiendo que un nuevo gobierno no superaría el debate presupuestario y que la única salida legítima es consultar de nuevo a las urnas. Según las encuestas, unos eventuales comicios podrían conducir a un nuevo bloqueo parlamentario o a una victoria de la ultraderecha.
Le Pen ha sido determinante en la caída del Gobierno. Tras meses de mantener una postura conciliadora y de abstenerse de apoyar las mociones de censura promovidas por la izquierda, la líder de la ultraderecha anunció el martes anterior su intención de forzar la caída de Bayrou. A pesar de su inhabilitación política, ha intensificado la presión sobre el presidente Emmanuel Macron para que disuelva la Asamblea Nacional y convoque elecciones anticipadas, lo que podría allanar su camino hacia el poder.
El hecho de que Agrupación Nacional sea la fuerza política más numerosa en la Asamblea Nacional plantea la posibilidad de que figuras como Bardella o la propia Le Pen sean consideradas para el cargo de primer ministro. Tanto una disolución parlamentaria como una negociación para designar a un nuevo candidato refuerzan la posición del partido ultraderechista, que emerge fortalecido de la actual parálisis institucional. El ascenso de la extrema derecha se explica, en parte, por su proceso de normalización en la vida política francesa. Agrupación Nacional ha oscilado entre discursos radicales y moderados, buscando dejar de ser percibida como una amenaza para el país. Esta estrategia ha dado resultados: hoy, un candidato de la formación podría recibir el apoyo de sectores que antes lo consideraban inaceptable. Un ejemplo de este cambio se observa en la derecha republicana, que ha pasado de rechazar cualquier opción proveniente de los extremos a manifestar su disposición a respaldar a “todos menos la extrema izquierda de La Francia Insumisa”.
El expresidente Nicolas Sarkozy ha expresado abiertamente su simpatía hacia la extrema derecha, a la que ya incluye dentro del arco republicano y considera una candidatura viable, según declaró en una entrevista con el diario francés Le Figaro. Esta aceptación se extiende también al ámbito empresarial, donde el magnate Vincent Bolloré ha realizado campaña a favor del partido de Le Pen.
Descontento social
El descontento social se ha intensificado ante la incapacidad de las fuerzas tradicionales para desbloquear la situación política. Muchos ciudadanos ven en Agrupación Nacional no necesariamente una opción positiva, sino una alternativa capaz de romper el estancamiento. De celebrarse hoy elecciones presidenciales, el partido de extrema derecha obtendría el 31% de los votos en la primera vuelta y se vería reforzado en la segunda por el debilitamiento del Frente Popular, según una encuesta de Elabe para la cadena francesa BFMTV y el diario La Tribune Dimanche.
En el seno de Agrupación Nacional ya se piensa en la etapa posterior a Bayrou, aunque la estrategia no está completamente definida. Por un lado, el partido insiste en que rechazará cualquier Gobierno propuesto por Macron, argumentando que “o será un presupuesto macronista, o será un presupuesto de izquierdas. En ambos casos, no nos conviene”, según Bardella, quien también ha señalado que la formación se prepara para unas eventuales elecciones legislativas anticipadas. No obstante, representantes del partido han indicado al diario Politico que no descartan apoyar una candidatura de la derecha conservadora, similar al perfil de Michel Barnier, predecesor de Bayrou.