La presencia de Bad Bunny en Puerto Rico marcó una nueva etapa en la historia musical y cultural de la isla, gracias a una serie de espectáculos sin precedentes que llevan por título No Me Quiero Ir de Aquí.
El artista, reconocido mundialmente como uno de los pilares del reguetón y la música urbana, emprendió una residencia de 30 conciertos consecutivos en el icónico Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot, convirtiendo este ciclo en el evento de mayor envergadura desarrollado por un solista en dicho recinto y en la escena musical puertorriqueña.
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El despliegue de estos conciertos superó las expectativas no solo a nivel artístico, sino como motor económico y de proyección global. Desde el anuncio de la residencia, miles de seguidores provenientes de distintas partes de Puerto Rico y del extranjero han acudido al Coliseo, provocando un notable aumento en el flujo turístico y en la actividad comercial de la ciudad. A la convocatoria también se sumaron figuras influyentes del mundo digital, incluidos streamers e influenciadores internacionales, quienes contribuyeron a elevar el perfil de la serie de eventos a escala global.
Invitados especiales: entre ellos Juanes
El programa de la residencia sorprendió al público con la presencia de invitados internacionales de alto perfil. Entre los primeros en subir al escenario han destacado figuras como Penélope Cruz, J Belinda, Austin Butler, Sebastián Yatra, Feid y Ricky Martin, quienes han aportado distintas facetas artísticas y han compartido duetos o momentos icónicos junto a Bad Bunny.
Recientemente, a esta constelación de estrellas se integró también el colombiano Juanes, cuyo arribo adquirió un tono especial al acudir junto a su esposa, Karen Martínez, y sus tres hijos. La familia de Juanes fue recibida como invitada distinguida y tuvo la oportunidad de compartir y posar junto a Bad Bunny, lo que reflejó la atmósfera exclusiva y de camaradería que han caracterizado estos encuentros.
De este modo, Juanes es el tercer artista colombiano que asiste como invitado especial a un evento del cantante puertorriqueño, después de Sebastián Yatra y Feid.
Un concierto lleno de estrellas
Cabe destacar que las primeras funciones del ciclo estuvieron restringidas exclusivamente a residentes locales, un gesto con el que Bad Bunny buscó expresar gratitud y reconocimiento a su comunidad de origen. Esta decisión fue aplaudida por fanáticos y analistas del entretenimiento, que la interpretaron como una reafirmación del compromiso del artista con su tierra natal y como una forma de garantizar el acceso de los puertorriqueños a un acontecimiento de tal magnitud.
Los shows no solo contaron con la intervención de celebridades de distintos géneros y partes del mundo, sino que sirven de escenario para homenajear el legado del reguetón puertorriqueño. Estas apariciones reforzaron la dimensión histórica del evento y permitieron a la audiencia presenciar momentos únicos e irrepetibles donde convergen diferentes generaciones y estilos musicales.
El impacto de esta residencia se extiende también fuera del Coloso de Puerto Rico. Comerciantes, restaurantes, hoteles y servicios de transporte reportaron un incremento inusual en la demanda, lo que evidencia el efecto multiplicador de la presencia de Bad Bunny en la economía local. Sectores culturales y medios de comunicación resaltan cómo la iniciativa sirvió para atraer la atención mundial hacia la isla, mostrando su riqueza artística y el peso que sigue teniendo la producción musical puertorriqueña en la escena internacional.
Finalmente, la iniciativa de limitar los primeros boletos a residentes locales fue reconocida por sectores de la prensa y organizaciones culturales, que destacaron el valor simbólico de garantizar que la celebración partiera de la comunidad originaria, antes de abrirse completamente al público extranjero y a los seguidores internacionales del artista.