En lugar de aplicarle una pena en años, la Justicia ordenó que el líder de Los Monos pague por el daño que causó

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Está tras las rejas desde 2013. Si se acumulan todas las penas que le impuso la Justicia alcanzaría los 132 años de condenas. Hoy, una causa que Ariel Máximo Cantero, más conocido como Guille y líder de la temible banda de Los Monos, tenía abierta por prender fuego un colchón de la cárcel de Marcos Paz fue resulta de manera distinta: se le impuso un pago de $130.000 como reparación integral del daño causado.

Así lo resolvió el juez federal de Campana, Adrián González Charvay. “Analizadas que fueran las actuaciones, en razón del tiempo transcurrido, la naturaleza del hecho por el que se lo procesó a Cantero y el dispendio jurisdiccional y de recursos públicos que demandaría la celebración del debate oral -dadas sus condiciones personales y nivel de seguridad que requeriría su traslado- que se debía instar a las partes para evaluar la posibilidad de arribar a un acuerdo conciliatorio”, sostuvo el magistrado.

Ariel Máximo Cantero, más conocido como Guille

El 8 de junio de 2021, Cantero se encontraba detenido “provocó un foco ígneo” en el Complejo Penitenciario Federal II, la cárcel de Marcos Paz. Prendió fuego un colchón en el Salón de Usos Múltiples del Pabellón VII, Módulo II. En ese momento, el daño fue valuado en 4800 pesos.

Según el expediente judicial, el 16 de marzo de 2022, Cantero ofreció pagar 4800 en concepto de reparación “pecuniaria”, pero la propuesta que fue rechazada por la Dirección de Auditoría General de la Dirección Nacional del Servicio Penitenciario Federal (SPF). Finalmente, la causa fue elevada a la etapa de juicio.

Tras instar a las partes a instar un acuerdo conciliatorio, la defensa oficial de Cantero “ofreció la reparación integral del daño ocasionado, consistente en $130.000 a descontar de su peculio”.

El Ministerio Público Fiscal entendió que “en este caso resulta procedente la reparación integral como forma alternativa de resolución del conflicto”. Y la Dirección Judicial del SPF “prestó su conformidad al monto ofrecido por la defensa”.

Entonces, en su resolución firmada, González Charvay sostuvo: “El instituto de la reparación integral del daño responde a una lógica de justicia restaurativa, orientada a recomponer el perjuicio causado y a restablecer la armonía social. En ese sentido, la jurisprudencia ha destacado que este instituto constituye un mecanismo legítimo y eficaz para resolver hechos de menor trascendencia, siempre bajo control jurisdiccional y con intervención del Ministerio Público Fiscal”.

Para fundamentar su decisión, el magistrado sostuvo: “Corresponde tener por ofrecida y aceptada la reparación integral del daño propuesta por Cantero por medio de su defensa, en tanto deviene razonable y ajustada a derecho, satisface el interés del damnificado y cumple con la finalidad de recomponer el perjuicio ocasionado por el hecho investigado. La finalidad de prevención general y especial de la pena encuentra en este contexto un cauce más adecuado en el efecto patrimonial y entiendo que la mejor manera de lograrlo, es mediante el resarcimiento económico del daño, más que con la posible imposición de una pena privativa de la libertad que no sería otra cosa que simbólica frente a las múltiples condenas y la larga pena privativa de la libertad que pesa sobre Cantero. En tal sentido, la decisión adoptada resulta adecuada al caso frente a la naturaleza del hecho, el tiempo transcurrido, los plazos procesales en curso y las condiciones personales del encausado. Además, existe conformidad del Ministerio Público Fiscal, del damnificado y del encartado, respecto a la alternativa propuesta”.

Cantero está en un régimen especial de detención, con severos controles. De tener un teléfono fijo disponible 24 horas sobre un escritorio de su celda, el líder de Los Monos enfrenta ahora un ostracismo que jamás imaginó.

Dentro del nuevo régimen del SPF, que se comenzó a implementar el año pasado, Cantero está solo en una celda. Tiene una hora al día permiso para salir a un pequeño patio con luz solar, y no puede mantener una conversación con nadie dentro de la cárcel, ni siquiera con los guardias, que le alcanzan la comida encapuchados para que el recluso no los pueda identificar y no enfrentar represalias.

Cantero solo puede hablar por teléfono con sus familiares directos y su abogado.

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