Las criptomonedas han irrumpido en España como una opción de inversión innovadora, aunque su adopción sigue siendo limitada a un segmento muy concreto de la población. Un reciente estudio del Banco de España en colaboración con investigadores de la Universidad de Barcelona permite dibujar con precisión quiénes se animan a incorporar estos activos digitales a su cartera, un grupo de personas que muchas veces coinciden tanto en factores demográficos como el género, la situación habitacional o la educación como en inclinaciones a la hora de planear movimientos en el mercado financiero.
Los datos de la Encuesta de Competencias Financieras de 2021 que recoge la institución revelan que los titulares de criptoactivos son, en su mayoría, jóvenes: el 80% tiene menos de 45 años. Un rasgo llamativo es que muchos de ellos aún residen en el hogar familiar: un 33,8% convive con al menos uno de sus padres, más del doble que la proporción observada en el resto de la población menor de 45 años. El perfil de género también es notable: predomina claramente el masculino, ya que solo el 26,8% de los inversores en criptoactivos son mujeres. Esta disparidad sugiere que la inversión en monedas digitales sigue siendo menos atractiva o accesible para las mujeres, al menos por ahora.
La formación académica marca otra rasgo. Los inversores en criptomonedas presentan un nivel educativo superior al promedio nacional: la proporción de universitarios en este grupo supera en 10 puntos porcentuales la del resto de la población, mientras que solo un 3,2% posee estudios primarios, frente al 15,9% de quienes no tienen criptoactivos en cartera. En conjunto, estos datos perfilan al inversor español en criptomonedas como un hombre joven, con alta formación y que a menudo sigue viviendo en el hogar de su familia.
Riesgo y planificación del inversor en criptoactivos
El perfil demográfico del inversor se complementa con actitudes financieras muy definidas. Los tenedores de criptoactivos destacan por su disposición a asumir riesgos: el 72% está dispuesto a arriesgar dinero al tomar decisiones de ahorro, frente al 42% del resto de la población que manifiesta la misma respuesta. Este comportamiento refleja una mentalidad orientada a buscar mayores rendimientos mediante riesgos calculados.
La preferencia por el ahorro y la inversión a largo plazo en oposición al consumo también es más pronunciada entre este grupo, aunque la diferencia con quienes no invierten en criptoactivos es más moderada, unos 10 puntos porcentuales. Esto indica que, más allá del riesgo, existe una planificación estratégica y una ambición de maximizar el rendimiento futuro.
Los conocimientos financieros son otro elemento diferenciador. El 17% de los inversores en criptoactivos se percibe con un nivel alto o muy alto de conocimiento financiero, el doble que el resto de la población. Datos objetivos parecen confirmar esta percepción: la proporción de quienes responden correctamente a preguntas sobre inflación, tipos de interés y diversificación del riesgo es 18 puntos porcentuales superior entre los titulares de criptoactivos.
Criptoactivos y sistema financiero
Además, estos inversores suelen establecer metas financieras a largo plazo, dedicar tiempo a la gestión de sus finanzas y mostrar cierta insatisfacción con su situación económica. Este perfil crítico y exigente impulsa la búsqueda de alternativas de inversión más allá de los instrumentos convencionales, como depósitos bancarios o fondos de ahorro tradicionales, aunque también se relaciona con mayor exposición al riesgo.
Sin embargo, no significa que se tomen como un sustitutivo de los métodos más convencionales. Contrario a la creencia de que las criptomonedas surgen como rechazo al sistema bancario, los datos de la encuesta del Banco de España muestran que los inversores no evitan los productos financieros tradicionales. Al contrario, existe una relación significativa con otros instrumentos de riesgo, como fondos de inversión o acciones. Tener fondos aumenta en 3,2 puntos porcentuales la probabilidad de poseer criptoactivos, mientras que la propiedad de acciones eleva esta probabilidad en 4,2 puntos. Esto sugiere que los criptoactivos se integran dentro de una estrategia de diversificación y búsqueda de rentabilidad más amplia.
Una inversión minoritaria pero creciente
En el contexto europeo, la adopción de criptoactivos en España es moderada. Según el Flash Eurobarómetro 525 de 2023, solo el 4% de los españoles posee criptomonedas, por debajo del promedio de la Unión Europea, que se sitúa en el 6%. Además, estudios de la Comisión Nacional del Mercado de Valores en 2022 y de Funcas en 2021 recogidos por el Banco de España en su informe coinciden en cifras similares. Sin embargo, las proyecciones del Banco Central Europeo apuntan a un posible crecimiento hasta el 9% durante 2024.
En términos de patrimonio, los criptoactivos representan una fracción pequeña de la riqueza de la mayoría de los hogares: en el 80% de los hogares tenedores, estos activos no superan el 10% del total, según la Encuesta Financiera de las Familias de 2022. No obstante, existe una minoría relevante (alrededor de 130.000 hogares) donde una parte sustancial del patrimonio depende de la evolución de las criptomonedas, aumentando la exposición a sus riesgos.