Hilda Horovitz, la ex mujer del chofer Oscar Centeno, me envió un breve mensaje antes de la salida de esta nota. Adjunto la foto que aquí se ve, junto a su nuevo perro favorito. Las fotos de antes, dice Hilda, ya no le gustan.
“Acá estoy con mi fiel compañero y amigo Choco, tiene once años. Hace diez que estamos juntos. Lo conocí en Ezeiza. ¡Lo amo, es hermoso!”, aseguró.
Es enternecedor, si uno lo piensa, el amor entre Hilda y Choco, de cara a todo lo que pasó. En agosto de 2018, cuando la historia de los cuadernos de las coimas explotaba, Horovitz se convirtió en una jugadora, por así decirlo, especial.
Eran otras épocas para ella y Centeno. Menos de dos años antes, en diciembre de 2016, el chofer y su ex festejaban el cumpleaños de su perro Buddy en el patio del chalet de dos plantas que compartían en Olivos, a pocas cuadras de la Panamericana, con una porción de torta de dulce de leche y una vela encima. La mujer le tomó una foto al remisero del secretario de Coordinación del Ministerio de Planificación, Roberto Baratta, mientras hacía malabares con Buddy y otra de sus mascotas. “¡Mi gordo y mi chichichito!”, escribió Horovitz como epígrafe en su perfil de Facebook. Tiempo después, ese mismo año, se separaron. Hilda dejó la casa de Olivos.
Centeno, gracias a sus manos en el volante del poder kirchnerista, le consiguió trabajo a Horovitz en el Ministerio de Planificación a partir de una gestión de Baratta, más precisamente en el área al mando de los yacimientos carboníferos de Río Turbio, donde solía tomarse fotos con la cámara del monitor de su computadora, mateando con sus compañeras. Mientras, H.H llevaba a Centeno a los cumpleaños y asados de su familia, subía fotos de Néstor y Cristina Kirchner para criticar a todos los que votaron a Macri “y ahora se quejan”. Hasta posteaba mensajes sobre Baratta, comentando lo feliz que estaba de “conocerlo a Roberto”.
Hilda ya no trabajaba en el Ministerio cuando explotó el escándalo de las coimas. La habían echado en noviembre de 2017, luego de que declarara en la causa Gas Licuado: la publicación de aquella testimonial en Infobae, realizada en el marco del expediente que terminó con De Vido y Baratta procesados, irónicamente, por Claudio Bonadío, llevó a que la despidieran, declaró Hilda misma. Allí, habló de Centeno, de los bolsos con dinero retirado de cuevas financieras, medio año antes que el diario La Nación revelara el contenido de los cuadernos de las coimas.
Y en agosto de 2018, mientras la Policía Federal allanaba el chalecito de Olivos para llevarse detenido a Centeno, Hilda se sentaba otra vez frente al juez Claudio Bonadío para declarar en contra de su ex. Allí, contó todo. Dijo que sabía de los cuadernos, que Oscar los escribía, que era su letra.
Seis años más tarde, en algún momento de este año, si colabora como testigo, Hilda contará todo otra vez. Es una de las principales testigos citada por el Tribunal Oral Federal N°7, que desde este 6 de noviembre llevará a juicio a su ex marido y a otros 74 imputados, entre ellos Cristina Kirchner, Julio De Vido, Roberto Baratta y alguno de los principales empresarios de la Argentina por su rol en la presunta asociación ilícita que podría ser la mayor máquina de recaudación corrupta de la Argentina contemporánea.
La declaración y el departamento
El testimonio de Hilda fue sin rodeos. “Conviví con Centeno nueve años. Recuerdo que, efectivamente, realizaba anotaciones en cuadernos espiralados y agendas, en los cuales describía todos los movimientos que hacía con Baratta”, asegura la transcripción. “Esos cuadernos los vi pero no leí el contenido de los mismos. También recuerdo una filmación que realizó Centeno donde se podía ver en el asiento de atrás de su vehículo una valija o portafolio marrón que se encontraba cerrado”, continuó.
“Según expuso, Centeno le había dicho que las anotaciones las hacía por si Baratta, al terminar su gestión, no lo ubicaba en otro trabajo; aunque desconocía a quién y a dónde Centeno iba a entregar los cuadernos”, escribieron los fiscales Carlos Stornelli y Carlos Rívolo en uno de sus pedidos de elevaciones a juicio del caso.
Al terminar aquella declaración, los investigadores le mostraron las imágenes de los cuadernos, a los que reconoció. “También agregó que los cuadernos, de marca “Gloria” los había guardado en un ropero situado en frente de la cama que compartían», siguieron los fiscales. Luego, cuando las cosas se pusieron mal con su mujer, llevó los cuadernos a una caja cerrada con cinta.
Luego, Horovitz afirmó que, por su trabajo en Yacimientos Río Turbio, conoció a Miriam Quiroga, la secretaria privada de Néstor Kirchner: creyó que era la pareja del ex presidente. Dijo que ella y Centeno se separaron “en parte, porque le había contado a sus hijas lo que él hacía con el dinero”,
La historia entre Centeno y Horovitz tiene otros ribetes, más retorcidos todavía. El chofer, por ejemplo, la denunció por extorsión en noviembre de 2017, el mismo año del expediente Gas Licuado, en una causa radicada en el Juzgado N°21. En su declaración en la causa de los cuadernos, el ex chofer de Baratta habló del entonces departamento de su ex, un monoambiente. Visité el edificio, ubicado en la calle Catamarca en Once, al menos unas cinco veces en aquel entonces. Toqué el timbre, sin recibir respuesta. El lugar era mucho más moderno y luminoso que el chalet de Olivos, un edificio a nuevo, con SUM y parrilla.
“El departamento de Horovitz se lo compró Baratta, porque ella lo presionaba con que iba a decir algo. Ella le mandaba fotos de bolsos. Baratta la hizo entrar en el Ministerio a trabajar. Baratta a través mío le dijo que elija un departamento hasta sesenta mil dólares y se lo compró...”, aseveró, incriminando a su viejo jefe.
Stornelli y Rívolo investigaron a Hilda. Pidieron sus registros telefónicos y migratorios, enviaron a la División Delitos Federales de la PFA a realizar tareas de inteligencia a su domicilio. El departamento de la calle Catamarca, tal como el chalet de Olivos, terminó allanado. Allí, la Federal secuestro celulares y registros bancarios. Sin embargo, a pesar de todo este ruido, Hilda nunca fue imputada.
Y a pesar de ya haber declarado en 2017 ante Bonadío, Hilda, aparentemente, nunca dejó de gritar. Una cuenta de Twitter que llevaba el nombre de Horovitz, con un mensaje del 26 de enero de 2018 dirigido a la cuenta oficial de El Diario de Mariana, programa de El Trece, donde pregunta “cómo puedo hacer” “para que investiguen a Oscar Bernardo Centeno” que llevaba “a las cuevas” a su ex jefe Baratta.
En 2021, Horovitz reapareció, denunciando una serie de amenazas en Tribunales. Tuvo trabajo en blanco en dos empresas de limpieza luego de que la echaron de la Secretaría de Energía. Hoy, tiene 58 años. Busca trabajo en redes sociales; se ofrece como paseadora de perros y cuidadora de ancianos. Tal vez, Centeno tenga algo para decirle cuando la vea hablar en el Zoom del juicio. El botón de mute se lo impedirá.