I Puritani: el drama contenido de Bellini en la mejor voz y en las mejores manos

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En una carta temprana -y todo en él fue temprano-, Vincenzo Bellini se proponía darle su nombre propio a una época: “Quiero que vean en mí un genio innovador, y no un plagiario del genio dominante de Rossini”. Como siempre, a Bellini le alcanza con poco para decir muchísimo. La ambición fue cumplida y Bellini se convirtió en el maestro del estilo elegíaco, dueño de un lirismo que trastornó incluso la acción dramática. Richard Wagner, cuyo corazón no era precisamente blando, lloró con su música, y Frédéric Chopin lo sintió casi como un hermano musical. Se entiende: lo que admiraba hasta las lágrimas era no solamente un desborde melodramático. Lo que admiraba era el don técnico de sostener interminablemente una melodía, como si lo cantado no pudiera concluir nunca. Algo de eso aprendió Wagner. No hizo falta que Chopin lo aprendiera porque lo traía ya consigo, y basta escuchar su Balada en sol menor para convencerse.

Un momento en los ensayos de I Puritani, antes del estreno del sábado 13 de septiembre

Treinta y tres años de vida breve le alcanzaron a Bellini para dejar, por lo menos, tres obras maestras: La sonnambula, Norma, I Puritani. La última de las tres se separa un poco de las otras, y es en cierto modo testamentaria. “Sí, hoy podemos decir que I Puritani lo es, sabiendo que Bellini murió inmediatamente después. Es obvio que para nosotros queda como un testamento de Bellini, aunque él no imaginaba estar escribiendo la última ópera de su vida”, confirma el maestro Maurizio Benini, director musical de la versión en concierto de I Puritani que se verá el sábado 13 de septiembre en el Teatro Colón. “Es la obra que, sin duda, resulta la más compleja, desde el punto de vista de la orquestación. Es claro que es muy avanzada, mucho más que en Norma y en todas las demás óperas que escribió, pocas por desgracia.

“Sin duda hubiera sido muy interesante si hubiera vivido más tiempo, porque el paso lógico de Bellini iba evidentemente hacia el terreno verdiano”, continúa. “Entonces habríamos tenido a estos dos grandes compositores, Verdi y Bellini.”

Maurizio Benini, en acción; el maestro dialogó con LA NACION antes del estreno de I Puritani

Es evidente que este avance en el tratamiento de la orquesta implica una modificación del bel canto a la manera rossiniana. “La obra sigue siendo completamente una representación del bel canto, pero con una mayor presencia de orquestación“, dice Benini. “El uso de los metales, de los trombones por ejemplo, ya no es solamente vertical, como en las óperas anteriores, en las que los metales se utilizaban fundamentalmente como un relleno armónico y vertical. Aquí, en cambio, hay un planteo horizontal, y con esto no me refiero solo a la melodía, sino también al uso del color instrumental. Aquí se utiliza realmente el timbre como ambientación: el color de los metales da esta sensación de un color distinto, un color nuevo, usado justamente como atmósfera. El uso de las dinámicas, está claro, es muy delicado en el bel canto. Aunque aquí él utiliza una orquestación que podríamos llamar ‘pesada’, siempre hay que considerar que en ese tiempo los instrumentos eran diferentes, tenían sonoridades mucho más limitadas que las de ahora, y por lo tanto todo resultaba más suave”.

La soprano Jessica Pratt tendrá a su cargo el arduo papel de Elvira. Para ella, lo que desmarca a Bellini del resto de los compositores de bel canto es, precisamente, su escritura melódica: “Sus líneas son extensas, puras, y casi infinitas. Demandan un enorme control de la respiración y del legato, mientras que en cambio, Rossini y Donizetti descansan más en el brillo, la agilidad y los contrastes bruscos. La música de Bellini se demora en las atmósferas y en la intimidad del sentimiento, en el deseo en la melancolía, más que en la exterioridad teatral. Para la cantante, el desafío no pasa aquí por la pirotecnia, sino por mantener esta belleza y esta tensión a lo largo de esas frases expansivas y profundamente expresivas”.

Afinidades y tensiones

En I Puritani, la expresividad de Bellini alcanza su crispación mayor en la llamada escena de la locura de Elvira (“Qui la voce sua soave”), pero es una expresividad de un tipo muy particular, que deriva de la tensión generada por los largos arabescos melódicos y el modo en que las disonancias de la melodía resuelven con una sencillez milagrosa. “Bellini no crea tensión con la densidad, sino mediante el espacio, y eso es algo que, como cantante, tengo que respetar”, observa Pratt. “En una escena como la de la locura de Elvira, los arabescos y suspensiones se sienten como si tiraran del tempo, y la dificultad es sostenerlos sin que la línea melódica pierda su urgencia emocional. Yo intento que las disonancias hablen con naturalidad, sin forzarlas, modelando las frases para que la tensión provenga de la pureza del legato, en lugar de forzarlo con excesos. Hay que confiar en la música, permitir que los silencios y las notas tenidas generen el drama. Y colorear cada frase, para que el público sienta la fragilidad y volatilidad debajo de la superficie en calma”.

Maurizio Benini, en acción; el maestro dialogó con LA NACION antes del estreno de I Puritani

Muy pocas cantantes tienen ese control y ese dominio expresivo, que consiste en encomendarse a la música. Para Benini, Pratt es una de ellas: “Hemos trabajado con Jessica varias veces en el Met de Nueva York y en otros teatros, y es una artista extraordinaria. Tenemos una gran afinidad y la considero perfecta para el rol de Elvira, incluso físicamente: tal como es ella, tan delicada, sensible, refinada, con una voz bellísima. Repito: es perfecta para el papel de Elvira.”

Para agendar

I Puritani. Ópera de Vincenzo Bellini con libreto de Carlo Pepoli. Dirección musical: Maurizio Benini. Principales intérpretes: Jessica Pratt (Elvira), Francesco Demuro (Lord Arturo Talbo), Germán Alcántara (Sir Riccardo Forth), Riccardo Fassi (Giorgio Valton), Hernán Iturralde (Gualtiero Valton), Gastón Oliveira Weckesser (Bruno Robertson), Maria Luisa Merino Ronda (Enrichetta di Francia). Funciones: sábado 13, martes 16 y jueves 18 a las 20; domingo 21 a las 17. El sábado, antes de la función, a las 19, habrá en el foyer del teatro una charla previa del barítono Germán Alcántara, con moderación de Christian Lauría. Sala: Teatro Colón (Libertad 621).

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