Faltaban 10 minutos para terminar el partido. Santiago Carreras, que esperaba en el sin bin, y todos los jugadores que habían sido reemplazados, miraban el partido desde un costado.
Australia se había acercado peligrosamente en el marcador favorable a los Pumas (28-19). Un kick al cajón de Agustín Moyano lo encontró a Mateo Carreras presto a disputar el juego aéreo, pero Jeremy Williams le puso el cuerpo de manera intencional para que no llegue al destino.
Todos los jugadores argentinos que observaban la acción desde afuera explotaron con quejas airadas porque el referí francés Christophe Ridley no pudo verlo. Para eso hay asistentes y TMO. Se lo advirtieron y la calma volvió en el campamento argentino.
Pero el gesto es evidente. Los Pumas no confían en los árbitros. Sienten que no se los trata del mismo modo que a los demás seleccionados.
Lo dijo Felipe Contepomi cuando hace una semana, en el primer duelo contra Australia, el juez Paul Williams (Nueva Zelanda) no detuvo el partido tras una lesión de Franco Molina -como era debido para realizar el protocolo de conmoción-. La Argentina quedó con un jugador menos y en ese momento los australianos anotaron un try decisivo para resolver el partido en su favor.
“Estamos un poco cansados de que nos respondan en la semana <sí, nos confundimos; error nuestro, disculpas>. Hay variables que uno no controla –se quejó el coach de los Pumas-. El árbitro, diría el equipo de cuatro, con los jueces de touch y el TMO, que tampoco controlamos, nos dejó un poco frustrados. Los últimos dos años hubo cinco partidos que se definieron en los últimos 2 o 3 minutos, y en los cinco hubo fallos controversiales que fueron en contra nuestra”.
Si Contepomi tiene razón en su reclamo, Australia debería tener por esa acción cuatro puntos menos en la tabla de posiciones y los Pumas tendrían tres más (sumó sólo uno por perder por menos de 7 puntos).
Esta madrugada, con el triunfo, el error duele menos, pero no así la ventaja que los australianos consiguieron. En el último try de los Wallabies, de Filipo Daugunu, su compañero Andrew Kellaway le dio un pase hacia adelante muy claro. Tanto que los miles de argentinos que siguieron el partido de madrugada no dudaron que la anotación se anularía… pero no pasó. Ridley, de buen partido en general, no lo advirtió. Y lo que es peor, la revisión permitió seguir adelante. Un error flagrante. Australia sumó un punto extra por el cuarto try y otro más por perder por menos de 7 puntos. Y tuvo una chance más para ganar, que no se concretó por la buena defensa argentina.
Contepomi, entonces, volvió a quejarse. “Estamos frustrados, nuevamente, con el equipo arbitral de cuatro. La misma situación de la semana pasada. Estoy harto”, se lamentó.
El capitán, Julián Montoya, fue más diplomático: “Jugamos por nuestro país, lo amamos, queremos ganar, pero nos juzgamos a nosotros mismos si aprendemos de un partido a otro. En lo que podemos controlar, cometimos errores bastante similares a los de la semana pasada. Pero en cuanto a lo que dice Felipe, sí, estoy de acuerdo con él, por supuesto. Solo queremos respeto”.
Pero las críticas no se limitaron solo a los argentinos. En el mundo del rugby se habla de esta jugada que, pese a que no le quitó el triunfo a los Pumas, le dio a Australia un punto bonus clave en la lucha por el torneo. “¿Cómo es posible que los árbitros profesionales de rugby vean esto y no vean un pase adelantado? Afortunadamente, no les costó el partido a los Pumas, pero les dio a los Wallabies dos puntos extra que podrían ser cruciales en una reñida TRC», señaló en su cuenta de X el analista Simon Borchardt, de SA Rugby.
How can professional rugby match officials look at this and not see a forward pass? Thankfully it didn’t cost the Pumas the game, but it gave the Wallabies two bonus points that could prove crucial in a tight TRC. https://t.co/wTmOdFiRUr
— Simon Borchardt (@SimonBorchardt) September 13, 2025
Agustín Pichot, símbolo del rugby argentino, eligió retuitear el mensaje de Derek Alberts, un comentarista sudafricano: “Para un TMO, con el beneficio del tiempo y las repeticiones, considerar esto perfectamente correcto es inexcusable”.
Jared Wright, de Planet Rugby, fue contundente: “Nota al margen. Australia lidera el Rugby Championship gracias a un try tras un claro pase hacia adelante”, escribió en X.
Side note. Australia tops the Rugby Championship courtesy of a try off a clear forward pass. https://t.co/K0tMcd8PCV
— Jared Wright (@jaredwright17) September 13, 2025
¿El referí siempre tiene la razón?
El lema “El referí siempre tiene razón” fue norma inquebrantable en otros tiempos. Pero algo cambió desde 2010, cuando se creó Pampas XV, el primer equipo profesional argentino.
Las personas que hoy trabajan en el ámbito profesional y se quejan de los referís, suelen molestarse cuando les señalan la vieja consigna del arbitraje. La frase con la que ellos mismos se formaron. Que ellos mismos fomentaron y pintaron en carteles en cada cancha del rugby amateur en el país.
Los dos últimos (y únicos) partidos de los Pumas como local en este torneo, con los All Blacks, mostraron el nivel de interés que la gente del rugby tiene por el equipo nacional. En Córdoba y en Buenos Aires. Unas 100.000 personas asistieron a los dos encuentros. Allí hubo miles de chicos a los que les enseñan todos los días que “el referí siempre tiene razón”. Los Pumas son la imagen principal del desarrollo del rugby en el país. Esos chicos fueron a ver a sus ídolos que son la máxima expresión del deporte que practican. Y también lo escuchan a Contepomi decir pública y repetidamente que los árbitros perjudican a su equipo.
No hay manera de decodificar el mensaje para evitar la contradicción. El rugby argentino está, mientras quiera frecuentar el ámbito profesional, obligado a vivir con esa contradicción.
¿Hace bien Contepomi al reclamarles a los árbitros? Desde la mirada profesional la respuesta debería ser que sí. El objetivo de cualquier deporte amateur es formar el carácter de los jóvenes, enseñarles a competir, compartir, aceptar y respetar las reglas. El objetivo del deporte profesional es ganar dentro de un reglamento.
Se puede hacer una cuenta sencilla. Australia está primero en el Rugby Championship con 11 puntos y los Pumas últimos, con 9. Si las jugadas que reclama Contepomi se hubieran resuelto según su mirada, la Argentina sería primera, con 12 puntos, y Australia último, con 5.
La diferencia es abismal. Por un lado, los Pumas estarían en una posición muy provechosa para pensar que podría pelear por el título. Hoy es muy difícil. Casi imposible. Pero no es sólo lo deportivo. Es el futuro.
El año próximo no habrá Rugby Championship. Y se interrumpirá en ciclos de cuatro años por un acuerdo de Nueva Zelanda y Sudáfrica para jugar series internacionales.
Se dice que está todo acordado para seguir jugando el certamen los otros tres años, aunque uno de ellos será más breve por el Mundial. La Argentina siempre estuvo en una posición de desventaja para negociar su inserción en el primer plano del rugby profesional. Por lo económico, por lo geográfico, ya que los países del Tier 1 obligan a traslados de miles de kilómetros, y por lo deportivo, porque siempre se le señala que debe estar a la altura de los seleccionados más tradicionales.
Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica tienen garantizada su presencia en las grandes competencias. Los Pumas, no. Tienen que revalidar su condición de ser merecedores de esos lugares. Y para hacerlo necesitan ser exitosos. Ganar significa tener mejores argumentos para negociar contratos, vender derechos de TV, etc.
Como explicó su presidente Gabriel Travaglini, la UAR, una vez más, tuvo que “vender” su localía. Contra Sudáfrica jugará de local en Twickenham, en Inglaterra, para mejorar su recaudación. “Esto representa ingresos para estructura, torneos y capacitaciones para el rugby de base”, se justifica Travaglini.
Se refiere a mantener vivo el espíritu amateur. Ese en el que enseñan que el referí siempre tiene razón. Y para eso, a veces, es necesario que el entrenador de los Pumas diga que los referís no tienen razón. Es posible que sea difícil entenderlo.