El ecosistema fintech argentino atraviesa un proceso de consolidación, marcado por la convergencia con la banca tradicional y la disolución de las fronteras que antes separaban a ambos mundos. Cada vez más jugadores tecnológicos avanzan en la obtención de licencias bancarias para competir en igualdad de condiciones, mientras nuevos jugadores internacionales desembarcan en el país atraídos por el dinamismo del sector. En este escenario, la competencia ya no pasa por ser el único en el mercado, sino por ganar el lugar más codiciado: convertirse en la app favorita dentro de las cada vez más opciones que conviven en las pantallas de los usuarios.
Hoy el ecosistema fintech argentino reúne a más de 380 empresas locales y cerca de 100 extranjeras, según datos de Finnovista, lo que lo convierte en uno de los más diversificados de la región. La oferta va mucho más allá de los medios de pago: abarca desde plataformas vinculadas al universo cripto hasta soluciones de seguros, préstamos digitales o esquemas de crowdfunding. Además, el mercado emplea a más de 40.000 personas, según la Cámara Argentina Fintech, que atienden no solo al mercado local, sino que muchas también se proyectan internacionalmente.
Del otro lado, los bancos tradicionales también supieron poner un pie en el acelerador y desplegar soluciones tecnológicas innovadoras para no quedar atrás en la carrera por la atención de los usuarios. Lo que en un principio parecía una guerra entre fintech y entidades bancarias, hoy se transformó en un esquema de convivencia: la competencia es transversal a todos y, en muchos casos, se abre espacio para la colaboración, con modelos híbridos que combinan la agilidad de las startups con la solidez de la banca.
En ese contexto, grandes jugadores que nacieron como soluciones fintech se lanzan a conseguir una licencia bancaria, así como bancos tradicionales que se apoyan en soluciones de start ups para ampliar su innovación, como parte de un proceso, para muchos, inevitable.
“La realidad es que al usuario final le interesa poco y nada si la empresa que le está solucionando sus necesidades es banco, es billetera o es proveedor financiero. Acá lo importante es que se les está haciendo la vida un poco más fácil a las personas. Y en esa carrera que pone por delante la tecnología antes que la figura regulatoria, vemos una convergencia inexorable”, dice Mariano Biocca, Director Ejecutivo de la Cámara Argentina Fintech.
Quién será el preferido
Las reglas de juego del ecosistema financiero argentino mutaron. La competencia ya no se mide por etiquetas sino por “principalidad”: se trata de quién logra convertirse en la compañía financiera de cabecera, esa app que el usuario abre todos los días para pagar, invertir o pedir crédito. Los grandes vencedores serán quienes logren plantar bandera en la rutina digital de millones de usuarios ávidos de mejores soluciones e innovación.
“La competencia hoy va mucho más allá de la figura legal y pasa por la experiencia que se le brinda al usuario y por la búsqueda constante de productos innovadores, que sean masivos, que incluyan a distintos segmentos de la población y que permitan que todo el país pueda tener una cuenta gratuita a través de la cual pueda ahorrar, generar rendimientos y pedir un crédito”, dice Alejandro Melhem, vicepresidente senior de Mercado Pago para Hispanoamérica, empresa a través de la que más de 18 millones de personas generan rendimientos diarios con el saldo de su cuenta digital.
Esta visión contempla que no habrá un solo ganador, sino que varias apps convivirán en el día a día de los usuarios, peleando por quedarse con el título de preferido: “El argentino promedio hoy tiene cuatro o cinco cuentas de soluciones financieras. Y aunque vemos que los clientes buscan cada vez más consolidar las soluciones en uno o dos lugares, no es un mercado donde uno se llevará todo”, explica Pablo Quirno, Country Manager de Ualá, la empresa con 7 millones de clientes que busca posicionarse con cada vez más productos. Entre los más recientes, cuenta en dólares y tarjeta de crédito.
Las empresas tecnológicas transformaron la forma de diseñar productos financieros, poniendo al usuario en el centro. Esto hizo que la etiqueta de “banco” o “fintech” pierda peso y que lo realmente relevante sea la experiencia que cada uno ofrece a la hora de elegir. “Es irrelevante eso. En realidad, todos están mirando al mismo usuario. La competencia está en el producto, en entender lo que el usuario quiere. Y vos luchás por ser la app preferida y ojalá la única”, manifiesta Rafael Soto, CEO de MODO, la billetera creada por los bancos y con una fuerte apuesta por las promociones en esa lucha por la atención de los usuarios.
Para Naranja X –que hoy ostenta 8,5 millones de usuarios activos mensuales–, las personas no se relacionan con su dinero de forma aislada. “Al mismo tiempo, los jugadores fintech alcanzaron mayor madurez y ampliaron su oferta, mientras que los bancos tradicionales también avanzaron en su modernización. Esto configura un escenario de mayor competencia, pero también de más oportunidades para profundizar la inclusión financiera, democratizar servicios y expandir la educación financiera. En ese sentido, el ecosistema argentino sigue siendo uno de los más dinámicos de la región”, opina Victoria Minassian, CPO de la firma que forma parte del Grupo Financiero Galicia.
Justamente, para los bancos tradicionales esa batalla se ve de la misma manera: “En este nuevo mundo vamos a ver convivencia de modelos diferentes. Nosotros no consideramos que estamos compitiendo en el mundo bancario, sino que estamos compitiendo en la industria financiera e incluso nos consideramos una plataforma financiera. Creemos que nuestros competidores son todos, no exclusivamente los bancos”, aporta Marcela Fernie, Managing Director del Banco Galicia.
En esa línea, Fernando Turri, head de Tecnología y Operaciones del Santander, asegura que ya optó por dejar de usar los términos “fintech” o “banco” y prefiere hablar de “ecosistema financiero”: “Allí conviven diferentes actores dando un servicio hiperpersonalizado al cliente y donde todos velamos porque ese usuario haga todas las actividades que pueda con nosotros”.
De billetera a banco
Cada vez resulta más difícil trazar la línea que separa a bancos de fintech. Muchas de estas últimas, que nacieron como billeteras digitales o soluciones de pago, hoy aceleran la marcha hacia un destino que antes parecía impensado: conseguir una licencia bancaria.
“A partir de cierta escala empieza a hacer sentido exponerse a la mayor carga regulatoria que tiene un banco, por el riesgo que implica su actividad de intermediar financieramente. Es decir, son marcos regulatorios distintos porque son riesgos muy distintos. Es una metamorfosis natural que estamos viendo en Argentina y en muchos mercados que son de referencia para nosotros, en la cual transformarse en banco tiene sentido”, opina Biocca, desde la Cámara Argentina Fintech.
Uno de los primeros en alcanzar ese objetivo fue Ualá: en la Argentina la firma adquirió Wilobank, el primer banco digital del país, en 2021 y recibió la aprobación del Banco Central en 2022. Gracias a eso, hoy Ualá funciona como banco a través de Ualá Bank, y también opera como banco en México y Colombia.
“Creo que la decisión fue la correcta, y que se va a ver en unos años con una consolidación del mercado. Lo que te da la licencia bancaria, además de lo positivo de ser regulado y de tener la seriedad de un banco, es la posibilidad de seguir expandiendo nuestras soluciones y productos. Más en una Argentina con necesidad de crecer en lo que es el crédito, tener la licencia bancaria te permite tener un costo fondeo más bajo, que las billeteras no tienen”, menciona Quirno.
Este año Mercado Pago también dio un paso en esa dirección y solicitó su licencia al Banco Central. “La licencia bancaria es un paso más, que nos va a permitir continuar ampliando nuestra oferta de servicios y poder brindarles más y mejores herramientas a millones de usuarios en todo el país, siempre dentro de nuestro modelo 100% digital”, dice Melhem, quien aclara que esta decisión no modifica los objetivos de la empresa que también implementó esta estrategia en otros mercados donde opera como México y Brasil.
Frente a esa avanzada, los bancos tradicionales eligen competir: “No nos sorprende que haya nuevos jugadores queriendo ser bancos. Es más competencia, nos desafía y nos sirve mucho que las reglas sean iguales para todos. Como Santander estamos preparados para competir y creemos que esa competencia es en igualdad de condiciones”, opina Turri.
Una actitud similar tienen desde Galicia: “Creo que nivela la cancha, permite a todos competir bajo las mismas condiciones. Y eso es bueno. Creemos en la competencia, pero competencia con las mismas reglas”, aporta Fernie.
Nuevos jugadores a la vista
En paralelo, nuevos jugadores internacionales que van desde el banco digital inglés Revolut hasta el gigante brasileño Nubank, se preparan para desembarcar en el ecosistema argentino. Sin embargo, la conquista no será sencilla: deberán medirse con competidores locales que llevan años consolidando su posición, conocen de cerca las particularidades del mercado y ya cuentan con el visto bueno de millones de usuarios.
Quien tiene planes avanzados es Revolut: la compañía acordó la adquisición de Banco Cetelem de Argentina y ya inició el proceso de aprobación de cambio de control ante el Banco Central, paso clave para poder operar con licencia bancaria en el país. Mientras espera la resolución del regulador, trabaja en paralelo en el armado de su equipo: ya tiene abiertos puestos de liderazgo y en las próximas semanas sumará entre 15 y 20 vacantes más, al mismo tiempo que diseña su propuesta de valor adaptada al mercado argentino.
El plan de Revolut en la Argentina se enmarca dentro de una estrategia global ambiciosa: convertirse en el primer banco verdaderamente global, con presencia en 100 países y 100 millones de clientes en el corto o mediano plazo. Hoy la compañía ya opera en casi 40 países, con 60 millones de usuarios, y tiene presencia en mercados estratégicos de América Latina como Brasil y México. Para su country manager local, Agustín Danza, la Argentina resulta especialmente atractiva por el tamaño de su economía, el perfil joven y sofisticado de sus usuarios y la baja penetración de los servicios financieros tradicionales, lo que abre un enorme margen de crecimiento.
“Yo no creo que el mercado argentino esté maduro. Me parece que hay mucho espacio para innovar, para traer una propuesta de valor superadora, y lo que se hace hoy creo que lo podemos hacer mejor. Revolut va a llegar a subir la vara en lo que es calidad de productos financieros”, apunta Danza sobre el desembarco del banco que ya abrió una lista de espera para futuros usuarios en su web argentina y está en proceso de instalar oficinas físicas en Buenos Aires.
Otro peso relevante que está próximo a llegar es el brasileño Inter. La empresa está en la recta final de preparación para su lanzamiento en Argentina y en las próximas semanas oficializará su Cuenta Global de Inversiones, una plataforma global que permitirá a los argentinos tener una cuenta para invertir en Estados Unidos y acceder a una amplia gama de activos financieros de Wall Street, como bonos del tesoro, acciones y ETFs.
“La Argentina representa una oportunidad única para Inter. Vemos un ecosistema fintech dinámico y una creciente demanda de soluciones que faciliten el acceso a activos internacionales. Nuestro objetivo principal es ofrecer una alternativa sin fronteras para invertir en el exterior, brindando a los argentinos la posibilidad de diversificar sus inversiones de manera sencilla y segura”, dice Kaio Philipe, Chief Business and Marketing Officer de la entidad que brindará servicios a través de una alianza con el BIND, bajo la modalidad de banking as a service (banco como servicio). “Nuestro enfoque es sumar productos sin “hacer banca local”, aprovechando la experiencia y el respaldo de Grupo BIND”, dice el ejecutivo.
Para atacar el mercado, Inter apuesta por una cuenta global de inversión 100% digital, sin gastos de mantenimiento y con foco en la experiencia del cliente. “Además, nuestra alianza estratégica con BIND nos permite ofrecer una cuenta con CVU que se podrá fondear en pesos en el sistema local y, sin salir de la app, operar en el sistema financiero de Estados Unidos. Buscamos enfocarnos en nuestro nicho de inversión global, ofreciendo una solución simple, segura y accesible a través de una super app”, concluye Philipe.