Un estudio publicado en Frontiers in Veterinary Science (2025) reveló que la periodontitis afecta al 80 % de los perros a partir de los 4 años, y que esta cifra se eleva hasta el 96 % en canes de entre 12 y 14 años, sobre todo en razas pequeñas. Pese a su alta prevalencia, la mayoría de tutores no detecta el problema hasta que ya hay molestias al comer, inflamación severa de encías o pérdida de piezas dentales.
La salud dental de las mascotas suele ser vista como un asunto veterinario, pero en realidad se construye desde casa. Cada alimento, cada premio e incluso pequeños hábitos diarios pueden marcar la diferencia entre una boca sana y la necesidad de intervenciones dolorosas y costosas.
Lo inofensivo puede ser dañino
En muchos hogares, los tutores comparten con sus mascotas alimentos “humanos” que, aunque parecen inofensivos, pueden afectar gravemente su salud. “En muchos hogares se comparten alimentos sin considerar las posibles consecuencias. Sin embargo, hay productos que, aunque parecen inofensivos, pueden resultar perjudiciales para las mascotas como panes, kekes o el hueso de la sopa, que a largo plazo pueden generar daño real”, explica Cecilia Padilla, especialista en dermatología veterinaria y medicina felina.
Uno de los problemas principales es que este tipo de prácticas suelen repetirse a diario y pasar desapercibidas. Con el tiempo, los efectos acumulativos derivan en enfermedades dolorosas que podrían evitarse con medidas preventivas simples.
Alimentos y hábitos peligrosos para su dentadura
La doctora Padilla advierte sobre los principales alimentos y prácticas que deben evitarse:
- Dulces, panetón o postres: contienen altos niveles de azúcar que favorecen la proliferación de bacterias en la boca, causando inflamación de encías, caries y pérdida de dientes.
- Huesos cocidos: al cocerse, se vuelven frágiles y se astillan con facilidad, pudiendo provocar cortes en las encías, fracturas dentales o incluso obstrucciones intestinales.
- Objetos duros como palos, piedras o metales: aunque muchos perros los muerden por juego o ansiedad, pueden desgastar el esmalte, fracturar piezas dentales o dañar la mandíbula.
Estas prácticas, aparentemente inofensivas, son la puerta de entrada a infecciones y complicaciones más serias que requieren atención veterinaria.
Productos que nunca deben usarse
Uno de los errores más comunes en casa es usar pasta dental humana para cepillar los dientes de los animales. “Aunque algunos tutores creen que es mejor que nada, las pastas dentales para personas suelen contener flúor, xilitol u otros componentes que son tóxicos para perros y gatos, incluso en pequeñas cantidades”, advierte Padilla.
En el mercado existen productos específicos para animales, formulados para ser seguros y efectivos. La especialista recomienda que la limpieza dental de la mascota se realice dos o tres veces por semana con estos productos, para reducir la acumulación de placa y sarro.
Señales de alerta
La halitosis es una de las primeras señales que muchos tutores pasan por alto. Sin embargo, “no es normal que una mascota huela mal de la boca”. El mal aliento, el sarro visible, las encías enrojecidas o el sangrado al masticar son síntomas claros de que existe un problema que requiere atención inmediata.
Cuanto más tiempo se ignoren estas señales, más complicado y costoso será el tratamiento. En casos avanzados, puede requerirse la extracción de varias piezas dentales bajo anestesia, un procedimiento que representa un riesgo adicional para mascotas de mayor edad.
Prevención para su salud dental
Además de evitar alimentos y hábitos nocivos, el cuidado dental debe incluir visitas regulares al veterinario. La profilaxis dental profesional permite limpiar profundamente los dientes y encías, previniendo infecciones y complicaciones graves.
“Muchos tutores acuden al veterinario cuando ya hay sangrado o pérdida de dientes. Evaluar encías, revisar la movilidad dental y realizar limpiezas profesionales a tiempo puede prevenir dolor, infecciones e incluso la pérdida total de piezas”, sostiene Padilla.
Cambio de hábitos para protegerlos
Cuidar la salud bucal de las mascotas no requiere productos costosos ni rutinas complicadas. Se trata de cambiar pequeños hábitos: evitar compartir alimentos inadecuados, usar productos diseñados para animales, establecer rutinas de limpieza dental en casa y acudir al veterinario ante cualquier señal de alerta.
“La prevención es más sencilla de lo que parece: basta con evitar hábitos dañinos, establecer rutinas de cuidado y acudir al veterinario ante cualquier señal persistente”, concluye la especialista.