Agustín Bouzat con LA NACION: “Vélez tiene que sentir que puede marcar una época en el fútbol argentino”

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No hay alarde de su estatus en su andar, en su decir, en su pensar. No lo imposta, es su condición natural. Es el capitán del equipo que acaba de alzar la Supercopa Argentina, es el referente de uno de los equipos argentinos que está en los cuartos de final de la Copa Libertadores, sin embargo, no hay rastros en su trato por tratarse de un protagonista destacado dentro del universo del fútbol. Hace un culto del perfil bajo, por eso Agustín Bouzat construyó una figura de deportista de elite que se destaca por sus formas adentro de la cancha y no por llenar el espacio con palabras.

No se deja ganar por la ansiedad, entiende y analiza cada contexto hasta el más mínimo detalle. En la charla con LA NACION explica con lujo de detalle cada situación que le ha tocado vivir, desde sus días en Bahía Blanca, su paso por Boca y el descubrimiento personal que le llegó de la mano de su hijo Salvador. Del sostén que implica su pareja (Fiorella) y cómo se aceptó como jugador, cómo entendió su rol y cómo disfruta de estar en Vélez, su lugar en el mundo, el club que le permitió trascender y con el que está en la antesala de una definición tan importante como el duelo con Racing.

-Un título, la Copa Libertadores por delante, el torneo local, ¿Por qué crees que Vélez está parado en un lugar tan especial?

-Porque venimos sosteniendo en el tiempo un proceso y un rendimiento. Hay un trabajo diario que a la larga termina dando fruto. No solamente el plantel profesional, sino el club en general. Hoy la estructura del club sostiene muchas cosas, porque a través del proceso integral que busca el club de afianzar tanto al plantel profesional como a la reserva y a las inferiores, es determinante. Todo ese proceso solventa todos los momentos o las situaciones que vas atravesando en el día a día y en las competencias en las que se participa.

Agustín Bouzat confía el potencial de Vélez, aunque sabe que el choque con Recing será duro y que están ante dos semanas de mucha ansiedad

-Una rareza, para el fútbol argentino…

-El club ha mantenido una estructura, con las mismas personas trabajando, el mismo proceso, la misma creencia en el el proyecto. Entonces, eso obviamente después, matizando con cada entrenador, con cada director deportivo, con cada presidente, que le dan su impronta, se mantiene una misma idea. Entonces, a mediano o largo plazo, eso te termina dando los frutos.

-Cuando uno es futbolista, ¿busca escenarios como éste o un club grande para trascender?

-Vélez es un atractivo para cualquiera jugador. En el último tiempo hemos tenido futbolistas que eligen Vélez viniendo de equipos muy importantes y eso nos posiciona también para lo que es el fútbol más competitivo. Claudio Baeza, viene de Toluca, Licha Magallán, de Pumas, Diego Valdés, de América, los chicos que vienen de River (Aliendro y Lanzini). Entonces, es un lugar que ya se sabe que tiene esta estructura, que tiene este proyecto por detrás, que hace que las adaptaciones, tanto para los que vienen de afuera, como para los chicos que suben desde juveniles, sea más fácil, sea más llevadera. Y obviamente que cualquier profesional busca en su lugar de trabajo estas comodidades. Y no sólo te digo desde lo futbolístico, sino desde lo extrafutbolístico. Hoy el jugador que entra a la Villa Olímpica tiene, obviamente que el desayuno y el almuerzo, incluido, con un nutricionista que está al detalle, con unos analistas de rendimiento que están al detalle, que buscan hasta los mínimos detalles que marcan la diferencia en el fútbol.

Se acomoda en la silla, en la sala de prensa de la Villa Olímpica de Vélez, hace medios giros, piensa y sigue con su mirada del momento que vive el club: “Entonces, con todo ese análisis, con todo esa gente por detrás, el futbolista que entra sabe que tiene todo para pulirse, para seguir creciendo y obviamente que competir también. Y ganar a veces también te da ese convencimiento en el proceso. Muchas veces se da que los procesos son muy buenos, pero al no tener el resultado necesario, te termina haciendo dudar. Entonces, hoy cada persona que entra acá sabe que tiene mucho para crecer, que tiene mucho trabajo por detrás para implementar y eso te posiciona para distintos momentos de tu carrera”.

-Hace un par de semanas ganaron la Supercopa Argentina y ahora están frente a un enorme desafío de una serie de Libertadores y contra Racing ¿Cómo haces, desde lo individual, para cambiar ese chip necesario? ¿Y cuánto tenés que elaborar, desde la posición de capitán, para que tus compañeros lo hagan?

-En cuanto a lo del plantel, es una situación que la hacemos fácil, me parece, por el hecho de la competencia que tenemos. Tenemos un grupo de 25 jugadores de mucha calidad, de mucha jerarquía y eso hace que uno, por ahí, no pueda tomarse ese tiempo de relajarse, porque hay uno por detrás que está en en igualdad de condiciones. Y después, está lo que es la familia y las situaciones personales de cada uno. Uno acá está al 100% y por ahí va su casa y se relaja al tener la compañía de los hijos, de las mujeres, de las madres, de los padres. Eso también hace que el futbolista, hablo hoy de Vélez, pueda tener ese equilibrio que necesita para poder rendir al 100%. Sin ese sostén por detrás, sin esa bajada a tierra es muy difícil sostener todo lo que vivimos día a día, en cuanto a la presión de ganar una final, de tener, a los 15 días, que jugar un cuarto de final de Libertadores, con un partido de torneo en el medio. Toda esa carga mental se tranquiliza cuando uno llega a su casa y tiene a su gente querida que lo acompaña.

-Y el acompañar no tiene que ver con te dé una palmada, ¿no?

-Exacto, en ese marco sos padre, sos esposo, sos hijo. Eso, personalmente, lo siento como algo que me hace volver a ser yo. Obviamente que a veces acá, hay que tomar un rol de mayor preponderancia, tener una charla con algún dirigente, con algún compañero, ponerse en distintos roles, pero cuando llego a casa paso a ser Agustín y nada más. Papá, esposo, hijo, hermano y no hay ningún tipo de rol, ningún tipo de jerarquía, no hay nada. Y eso me acomoda y me da mucha tranquilidad.

-En los momentos de tanta presión, ¿dónde ponés la cabeza por fuera el fútbol?

-Me encanta llevar a mi hijo al jardín, ir a buscarlo, pasar momentos con él, ir a la plaza, compartir, acompañarlo en las actividades que tiene, eso obviamente me saca un montón, hacer cosas con mi mujer, lo mismo. Y yo me refugio mucho también en la lectura, es algo que me quita la ansiedad, que me saca un poco del foco, me hace estar en el momento presente. Así que entre todas esas cosas, la familia, los amigos, uno va va equilibrando todo lo que le toca vivir o lo que viene por delante. Porque siempre en este fútbol todo lo vivimos de una manera tan particular y tan a flor de piel que no llegás a disfrutarlo, porque estás pensando siempre en lo que viene. Esas cosas, a mí me hacen bajar mucho.

-¿Por dónde llevas la lectura?

-Por todos lados. Ahora estoy leyendo uno de rendimiento deportivo, de cómo maximizar rendimientos, pero he ido por todos lados. Muchas veces voy a lo de mi hermano, me robo algún libro que no tiene nada que ver con el fútbol. Novelas o algún policial. He leído libros de entrenadores, pero estoy abierto a todo. No es tanto lo que el libro me pueda dejar, sino lo que en el momento me hace sentir. Ese momento de presencia, ese momento de estar ahí inmerso en el libro.

-Alexis Mac Allister también hace algo parecido, pero también contó que escribe, ¿a vos se te da también por escribir?

-No. Quizá para contar alguna cosa, pero no como un método. Lo he intentado en algún momento, pero más que nada para ver cómo me sentía yo, cómo me iba sintiendo en el día a día. O para plasmar situaciones que se me ocurrían en las que podía mejorar, pero no lo hago, soy más de la lectura.

-¿Sos amigo de la terapia?

-Sí, pero no con una terapeuta externa, sí uso mucho la del club. He intentado igual por afuera, pero por ahí encontré un poco más de calma en pensar en mis espacios, en mi familia, en estar presente en cada momento que estoy viviendo, en ir a la plaza con mi mujer y mi hijo. En no dar un paso de más. No estoy pensando en lo que hay que hacer mañana o en lo que vamos a cenar. No pienso en la rutina del otro día, en cómo es el entrenamiento, en si se pagó un premio, en qué declaró algún compañero… Es intentar estar lo más presente posible en cada momento.

-Pasaste por Boca, por Defensa, por Chile, hasta que te afianzaste Vélez, ¿Lo pones en contexto para poder disfrutar el hoy?

-Sí, totalmente. En muchos momentos de mi carrera mi enfoque era ciento por ciento fútbol, y me pasaba esto de que tenía un mal entrenamiento, tenía un mal partido y eso lo llevaba a mi casa, lo llevaba a mis relaciones. Si yo tenía un entrenamiento bueno, pasaba una tarde buena; si era malo, hasta que no fuera bueno el próximo entrenamiento, la energía no era positiva. Me analizaba mucho, me miraba mucho, eso me hacía, a veces, sobrepensar situaciones. Miraba mucho fútbol también, intentaba ajustar al detalle todas las situaciones extradeportivas y las no extradeportivas. Los complementos, el gimnasio, la nutrición, la proteína… Intentaba estar tan al límite de la perfección que muchas veces me pasaba de rosca. Hoy, con otra perspectiva, con otra madurez, con familia, con hijo, con la madurez de haberme ido a otro país también y de vivir otra experiencia, me hizo darme cuenta que debo darle al fútbol la importancia que se requiere, pero teniendo la perspectiva que una vez que se acaba mi trabajo, que se terminó el entrenamiento, debo pasar a otra cosa. Hoy, ese equilibrio hace que esté disfrutando mucho el momento. Disfruto mucho cada entrenamiento, más allá de que salga bien, mal o que no salga lo que se planteó. Lo disfruto mucho y mismo así los partidos. Me está pasando que el último tiempo estoy pudiendo disfrutar mucho dentro de la cancha, que eso es algo que también es difícil de conseguir para los futbolistas, porque vivimos en una presión constante, por eso entiendo que encontrar eso es vital.

-¿Encontrás situaciones puntuales en las que puedas decir, “A partir de esto tomé la decisión de cambiar”?

-Ser padre te cambia la perspectiva por completo. Y después, el tiempo te hace ir aceptándote también. Obviamente que uno inicia una carrera y la idealiza, quiere ser el mejor en el club en el que está, ser la venta más cara del club, jugar en Europa, jugar en la selección… Todos soñamos con esa carrera. Se va construyendo así y lo que vemos en redes sociales es que todo sea exitoso y lindo, que sea inmediato. Se está mirando siempre lo que nos falta. Entonces, esa idealización de ser siempre el mejor desde lo futbolístico, desde lo familiar, de tener éxito, es demasiado. Lo que me ayudó es que me acepté como jugador, me acepté como era y en esa aceptación te das por vencido con la idealización y empezás a disfrutar de lo que sos. Una vez que hice ese clic empecé a disfrutar de lo que soy.

-¿Qué es lo que aceptaste? ¿Qué entendiste?

-Acepté que yo no iba a ser el jugador más destacado que pretendía en mi primera época de futbolista, cuando jugaba de extremo, de delantero. Acepté que no era ese extremo que se gambeteaba a cuatro y metía un tiro en el ángulo y el equipo ganaba con ese gol en el minuto 90. Me acepté que era un jugador más táctico, de rol, más de estrategia o más para cierto tipo de momentos de un partido. Uno se va aceptando, se va conociendo y se va enamorando de esa nueva versión de uno mismo. Nunca imaginé que iba a jugar de cinco o que iba a jugar de interno, no lo imaginé nunca. Entonces, en esa aceptación uno empieza a encontrar recursos que por ahí no sabía que tenía y en esa búsqueda, que también te va dando los años, uno se va conociendo. Porque vas pasando distintas situaciones que te van marcando y que vas viendo cómo es la mejor manera de manejarse en ciertas cuestiones.

-Llegar a primera división a veces confunde, cuando sos chico mucho más…

-A temprana edad, lo que es inevitable es la comparación. A mí me ha pasado. Yo decía, “Yo tengo 20 años, no debuté en primera todavía y hay chicos de 17, 18 que están en Europa”. Entonces, esa comparación siempre te hace sentir insuficiente o que lo que vos hacés no sirve o que otro tiene tu misma edad y está en otro lugar. Uno todo el tiempo se está comparando con, generalmente, lo que tienen los que están más arriba, porque yo no me comparaba con mis compañeros de Bahía Blanca, me comparaba con los chicos de Boca, en ese momento, que ya habían debutado. Entonces, me decía “¿Y como yo no?» Y eso fue una lección que a mí me dejó Mauricio Pellegrino, que decía siempre eso: “El futbolista se compara con el que tiene más arriba y no se compara con el que tiene más abajo o con el que recién se inició”. Entonces, es siempre la insatisfacción de no tener lo que tiene el de arriba. Hoy yo me siento muy feliz con lo que hago, soy muy feliz con mi familia y sin mirar tanto hacia los costados y aceptando lo que lo que soy como jugador y lo que me tocó vivir y lo que estoy viviendo hoy.

Agustín Bouzat encontró en Vélez su lugar en el fútbol

-¿Sos de absorber lo que te aporta cada entrenador? ¿Qué te marcó?

-Gabi (Heinze), Seba (Beccacece) y Ariel (Holan) que los tuve muy de chico, me hicieron cambiar mucho la perspectiva del fútbol. Me abrieron la cabeza desde lo táctico. Esa es una realidad. Cada uno siempre lo que pregonaba era el bien general, el bien grupal. Eso lo llevo para siempre. Si hay alguno prioriza el beneficio individual, déjalo de lado o por lo menos dudá de eso que estás por hacer. Me gusta mucho el fútbol y me gustan las distintas visiones que tienen la gente sobre el deporte. Y lógicamente que es un deporte en el que lo más importante es la persona, más allá de ser un deportista profesional de élite, de los requerimientos que necesita para poder rendir al máximo nivel o al alto rendimiento. No hay que olvidarse nunca de que los futbolistas somos primero personas y que podemos sufrir cuestiones físicas, mentales, de confianza. Vivimos en un ambiente en el que la inmediatez está a la orden del día.

-En esa inmediatez y en el marco de la presión, ustedes exponen su físico…

-Uno arriesga por el bien general. Me pasó a mí hace unos días que tuve una lesión en el gemelo e hicimos una recuperación, obviamente que con los médicos, los kinesiólogos, en la que consensuamos tomar un riesgo más importante que el normal o el conveniente. Es algo que tengo que seguir mejorando. Porque como te digo, el cuerpo necesita descanso y la recomposición natural. Los tiempos naturales. Pero hay tanta presión externa que se hacen cosas que no están bien. La alta competencia te hace estar o tener que estar todo el tiempo a lo máximo que puedas. Un dolor de tobillo, como le pasó a Lautaro Martínez en el Mundial, te expone a que vos no puedas mostrar tu verdadero nivel y que te haga perder un lugar porque hay un compañero que lo hace muy bien. Entonces, obviamente que uno siempre quiere estar para vivir esos momentos, para cuidar su lugar, para seguir creciendo en su carrera, para seguir cumpliendo sus sueños o para para seguir ganando experiencia. Pero no mide todo lo que expone su físico.

-¿Te interesan otros deportes para tratar de aplicar ideas o conceptos en el tuyo?

-Me gusta mirar, la verdad. No sé si tanto para aplicarlo en mi deporte, sino que me gusta ver los equipos que transmiten pasión, sea de rugby, de voley, de básquet. He leído sobre algunos otros deportes y me gusta también cómo se preparan, qué estrategias mentales utilizan para llegar mejor a los partidos o qué experiencias tienen de alguna derrota, de alguna victoria, de algún momento. Hace un tiempo leí el libro de André Agassi (Open) y él hablaba de lo que sufría a veces en las previas de los partidos, que la pasaba mal, que hasta llegaba a decir que odiaba el tenis. Pero lo odiaba por toda la estructura que él construyó para tener esa preparación para el momento del partido. Entonces, uno a veces se va identificando con algunas cosas, con otras no, va viendo la situación. Me gusta mucho todo lo que conlleva el deporte en específico.

-¿Sos de hablar de estas cosas con tus compañeros, como capitán, usás algunas de estas cuestiones?

-Me gusta que el futbolista tenga la información. Muchas veces se toman decisiones o malas decisiones por desinformación. A mí me gusta que el futbolista tenga la información y después que la decisión sea consciente. ¿Cómo le aplica? Vos después decidís lo que querés, pero teniendo todo sobre la mesa te ayuda para el convencimiento de las decisiones. Vos sabés que haciendo determinadas cosas vas a obtener tales resultados. Sí me gusta interceder para que cada uno pueda tomar decisiones siempre teniendo la información previa.

-¿Con qué te encontraste con este staff técnico? Ya lo conocías de Boca…

-Son un cuerpo técnico que vive el fútbol de una manera muy intensa. De estar al 100% abocado al trabajo, al deporte. Eso es muy importante, la manera que ellos (Guillermo y Gustavo Barros Schelotto) tienen de vivirlo y su mentalidad ganadora no en cuanto al resultado, sino en los detalles, en estar concentrados al cien por ciento, eso es ser ganador. Que vos puedas jugar cada momento y cada situación de partido como si fuese lo último. Sin subestimar, sin creer que ya está. Que a cada situación hay que darle la misma importancia, sea en el ataque como en la defensa. Siempre hay que dar la mejor versión de uno. Eso es lo que nos hace estar muy bien. Nosotros en los últimos 20 días jugamos tres competencias distintas. Se jugó con la misma intensidad y con la misma preparación. No hubo altibajos en cuanto a la concentración, en cuanto a la motivación. Lo repetimos mucho en el grupo, la motivación está en nosotros, en ser nosotros mejores, ser individualmente mejores, colectivamente mejores y que eso después nos va a dar el resultado. Hoy el foco está puesto en el grupo, está puesto en la mejora individual que es la mejora colectiva y esa mejora colectiva seguramente te lleva a un resultado positivo. Después podemos salir campeones como hace dos sábados, podemos quedar eliminados o podés no ganar el torneo local. Pero hicimos todo para llegar ahí, hicimos todos los pasos que debíamos hacer para llegar al resultado. Después gana uno, empiezan compitiendo 30 en el torneo local, 32 en la Copa Libertadores y gana uno.

-¿Qué cambios advertís del Guillermo y Gustavo como entrenadores desde el momento que los tuviste en Boca a este proceso en Vélez?

-Los veo parecidos en cuanto al trabajo y la concentración. Es verdad que yo los conocí cuando era más chico y tenía otro rol en Boca, pero hoy los veo más cercanos al jugador. En Boca eran jugadores más de experiencia los que tenían y quizá no era necesario tener tanta cercanía, pero hoy en Vélez encontraron eso de tocar al jugador desde lo íntimo. De saber cómo está, de saber con quién vive, cómo es su día a día, de conocer a su familia. El otro día tuvimos ese festejo íntimo después de ganar el título y Guillermo, Gustavo y el Pocho (Insua) estuvieron compartiendo con nuestras familias, hablando con nuestras familias. Eso también es un plus. Nos genera también una conexión grupal que es muy positiva. Por ahí hoy lo veo así por estar en otro rol.

-¿Cómo se prepara una situación tan especial como una instancia de cuartos de final de la Copa Libertadores y contra un rival como Racing?

-La preparación, como te digo, es algo que internamente es igual. Lógicamente que por ahí en el externo, en la gente, en el hincha, en los medios o hasta en el fútbol argentino, hay una repercusión diferente. Por si nosotros nos podemos aislar de eso, del ruido que se genera… Hasta los empleados del club, que muchos son hinchas de Vélez, pueden generar esa ansiedad. Sabemos que se va a vivir una situación diferente, de mayor nervio. Pero si nosotros podemos aislarnos de eso y seguir preparándonos de la misma manera, como lo venimos haciendo, vamos a dar un primer paso muy importante, porque van a ser obviamente dos semanas de mucha expectativa, de mucha ansiedad, de mucha vorágine. Entonces, si podemos enfocarnos estrictamente en la preparación futbolística, deportiva, mental, física, vamos a estar muy bien

-¿Este contexto te presiona más como capitán del equipo? ¿Tenés que hablar más?

-Lo importante es el accionar de cada uno. Si yo demuestro esa ansiedad, seguramente la transmito. Si yo pregono hacer la preparación como siempre, nada va a cambiar, pero si yo me preparo distinto y bueno, ahí van a empezar las dudas. Entonces, hay que dar el ejemplo de seguir haciendo las mismas cosas. Con los más grandes, lo hacemos muy bien. Lógicamente que nosotros también tenemos a veces nuestras ansiedades, nuestros miedos, nuestra incertidumbre. Pero si uno baja un mensaje cargado de esas inquietudes o no hay esa coherencia o cohesión para los más chicos que necesitan para decir que se mantiene una idea. Tenemos que pensar en que se trata de un partido de torneo local, que afuera sea un quilombo bárbaro, pero adentro no.

-¿Cómo proyectás?

-No sé si es proyectar, sino soñar. Hay que soñar, hay que sentir que se puede. Vélez tiene que sentir que puede marcar una época en el fútbol argentino, que con esta estructura se pueden hacer cosas buenas, que se puede competir más allá de distintos presupuestos, de distintas situaciones que pueda haber en el fútbol, que se puede competir siempre y cuando uno haga ese proceso confiado, que todo el club esté confiado en lo que se hace. El convencimiento y el soñar nos va a llevar a seguir proyectando cosas importantes.

-Eso sucede porque advertís que tenés las herramientas para eso…

-Tal cual, es la competencia interna, es la calidad que ves. Hoy vemos que tenemos una calidad enorme. Nosotros venimos a entrenar y se arman unos entrenamientos, que vos decís, “Esto… Se puede, podemos, te ilusionás con eso.” Lógicamente que después hay un montón de aristas que pueden cambiar esa ilusión, pero vos vos mirás la mitad de la cancha, la defensa, los delanteros y pensás: “Somos 25 tipos que lo hacemos bien, que lo podemos hacer muy bien.” Un grupo de jerarquía en el que cada uno acepta su rol, todos lo aceptan. Tenemos material, tenemos un proyecto por detrás que nos sostiene todo. Tenemos calidad individual, estamos bien desde lo mental, desde lo físico, bueno, ¿y por qué no soñar e ilusionarnos? Entonces, tiene que ver la calidad, la materia prima y el sueño.

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