Desde que asumió Javier Milei como presidente de la Argentina, y aun antes de asumir, lo he escuchado hablar de “la Casta” y el “Anarcocapitalismo” y de que hay que reducir el gasto público en forma drástica.
Dice que eso fue lo que nos llevó a la inflación y a mayores impuestos, mayores deudas internas y externas. Y sostiene que cuando no hubo más remedio, se recurrió a la emisión de dinero del Banco Central, para cubrir el gasto público, en una dinámica que ocurre hace muchos años. Al menos, 70 años.
Yo había leído sobre los economistas austríacos y cuando hice las materias del doctorado en la UCA, con Carlos Hoevel, tuve discusiones sobre las ideas de Ludwig von Mises y Friedrich Hayek y otros economistas. Entre ellos, también estaba Axel Kaiser, que escribió “El engaño populista”.
En la Argentina hubo años de mucha inflación y también una hiperinflación, con Alfonsín, que nos llevó a tener 196,6% de incremento de precios de julio de 1989. Fue el último mes de Alfonsín, que representó un 46.500.000% de inflación equivalente anual oficial.
En ese tiempo fui viceministro de Economía por Bunge y Born, y cuando murió Miguel Ángel Roig, a los siete días de haber asumido, me encargaba de todo lo referido a la economía hasta que llegó Néstor Rapanelli, quien tardó un tiempo en reorientarse.
Nosotros, como Bunge y Born, teníamos un plan de 150 medidas reservado, pero hasta diciembre de 1989 solo se ejecutó en un 6%. Ese programa luego continuó con Erman González y Domingo Cavallo, aunque no tanto con Roque Fernández, por el tema de la re-reelección de Menem.
Retomando a las claves de Milei, ¿qué representaba para él el anarcocapitalismo? Esta definición, en realidad, fue originada por Murray Rothbard, un economista de la escuela austriaca, en la mitad de la década de 1950. Milei se define, dentro del liberalismo, como anarcocapitalista, y sostiene que esa versión era más aceptable que las otras orientaciones de dicho movimiento contra el Estado.
El anarcocapitalismo es una corriente de ideas, tanto políticas como económicas, que se propone la eliminación del Estado, incluyendo todas las institucionales, el gobierno, leyes y decretos, la policía, el ejército y todos los demás entes, incluida la banca central fraccionaria. La oferta y la demanda son los elementos básicos de este sistema de propiedad privada absoluta, sin interferencia estatal. Milei afirmó que, aplicando esas ideas, la Argentina en 30 años será uno de los países más libres del mundo.
Murray Rothbard fue un discípulo de Ludwig von Mises, de Friedrich Hayek y otros economistas de la escuela austriaca. Él había nacido en el Bronx, Nueva York, el 2 de marzo 1926 y era de familia judía. Murió el 7 de enero de 1995. En este artículo voy a considerar su libro “La Anatomía del Estado”, donde Rothbard explica su posición.
“El Estado es conceptualizado como una institución de servicio a la sociedad, según es universalmente reconocido. Este medio, el Estado, es necesario para concretar las metas de la humanidad, un medio enfrentado al ‘sector privado’. Con la aparición de la democracia se ha redoblado la identificación del Estado con la sociedad y hasta se llegó a decir ‘Nosotros somos el Estado’”, plantea Rothbard.
¿Qué es el Estado? En síntesis, es la organización de la sociedad que intenta obtener y conservar el monopolio del uso de la fuerza y de la violencia en un ámbito territorial determinado. Obtiene sus ingresos no como contribución voluntaria o pago de los servicios prestados, sino por medio de la coacción, para lo cual utiliza “la cárcel o la bayoneta”. Además, se dedica a reglamentar lo que los particulares pueden hacer o no hacer. Es el método de la confiscación unilateral, el robo de la propiedad ajena.
Con los “medios políticos” se priva a unos de su producción y se transfiere a un individuo o grupo de parásitos ese recurso. Esto es “la casta” de la que nos habla Milei y, antes, Rothbard. Una vez que el Estado se ha establecido, el problema que se plantea al grupo o “casta” gobernante es cómo mantenerse en el poder. Esta casta de la que habla Rothbard es lo que Milei quiere atacar. Por eso, hace todo tipo de esfuerzos para bajar el gasto público, lograr superávit primario y superávit total en el sector público. Así, el gasto cayó en 30% en términos reales en el primer año de gobierno de la actual gestión de La Libertad Avanza.
El gasto público consolidado (Nación, provincias y municipios) llegó a ser del 45% del PBI en los últimos años y el Gobierno está recortando. Para eso, sin embargo, requiere del apoyo del Congreso, que está manejado por la oposición, que intenta incrementar el gasto fiscal. Eso implicaría perder el equilibrio de las cuentas públicas.
Esperemos que Javier Milei y La Libertad Avanza, y sus aliados como el Pro y los radicales, conservadores e independientes, puedan ir triunfando en esta batalla tan importante para la Argentina, que ya fue iniciada en 1989. Si bien Milei y sus equipos, como los articulados por Luis Caputo y otros funcionarios, tienen que luchar con firmeza, es evidente que aún va a quedar mucho del Estado: el propio Milei ha dicho que quiere llevar el gasto público consolidado al 25% respecto del PBI.
En ese camino, propone luchar con toda la burocracia y cambiar las leyes laborales. Tiene como modelo a Uruguay, donde no se paga más de seis sueldos como indemnización por despido, o a Perú, donde la constitución solo permite una deuda pública, interna y externa igual al 30 % del PBI.
Hoy, en la Argentina, las provincias cobran el impuesto a los ingresos brutos, que representa un porcentaje del precio y sumado en cascada llega al 12% de las ventas. Lo mismo puede decirse del impuesto al cheque. Yo lo inventé, en 1972, y me arrepiento de haberlo inventado. Cavallo posteriormente lo reintrodujo. Esperemos que “la casta” y el “anarcocapitalismo moderado” lleven a un final feliz para nuestra Argentina. Que así sea.
*El autor es economista, fundador y presidente de la consultora que lleva su nombre. Fue viceministro de Economía en 1989.