“Mala para todos”: se desplomaron las exportaciones de una economía, quedó mucho sin vender y se perdió plata

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El sector cebollero de la Región Protegida Patagónica atraviesa un período de marcada preocupación. Un informe de la Fundación de la Barrera Patagónica (Funbapa), que abarca el período de enero a agosto de 2025, reveló una disminución significativa en el volumen de exportación. Este retroceso en los envíos al exterior, sumado a un inicio de temporada “muy tranquilo”, ha impactado negativamente en la rentabilidad de todos los eslabones de la cadena, consolidando una “campaña mala en términos económicos”.

Según los datos, hasta fines de agosto de 2025, se alcanzó un total de 123.996 toneladas de cebollas empacadas en la Región Protegida Patagónica y comercializadas al exterior. Esta cifra, si bien supera a cinco de las últimas diez temporadas históricas, representó una caída del 38,26% frente a los volúmenes récord de años recientes, como las 200.840 toneladas exportadas en el mismo período de 2024, o las 163.344 toneladas de 2020 y las 156.670 toneladas de 2019. La diferencia con la campaña anterior es particularmente llamativa.

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La temporada de exportación de 2025 tuvo un comienzo inusualmente lento. El informe detalló un “inicio de temporada de exportación muy tranquilo, con apenas dos envíos en enero y 53 en febrero”.

La demanda comenzó a mostrar un aumento recién en marzo, alcanzando su “momento de mayor salida en mayo”. Sin embargo, ya en agosto, los envíos “continuaron a ritmo lento, casi exclusivamente con destino a Uruguay”.

Según los datos, a fines de agosto de 2025, se alcanzó un total de 123.996 toneladas de cebollas empacadas en la Región Protegida Patagónica y comercializadas al exterior. Esta cifra, si bien supera a cinco de las últimas diez temporadas históricas, representa una caída notable frente a los volúmenes récord de años recientes, como las 200.840 toneladas exportadas en el mismo período de 2024, o las 163.344 toneladas de 2020 y las 156.670 toneladas de 2019

Según dijeron en la Fundación de la Barrera Patagónica, una de las principales razones detrás de este “marcado desinterés por la cebolla en el primer trimestre de este año” se encuentra en Brasil, el principal mercado para la producción patagónica. En detalle, el estado brasileño de Santa Catarina tuvo “una elevada producción de cebolla, debido a la mayor superficie sembrada y los buenos rindes obtenidos”, lo que naturalmente “explica el escaso interés por nuestra mercadería durante el primer trimestre”.

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Brasil se mantiene como el cliente más importante para la cebolla patagónica, con más del 87% del volumen exportado y empacado en la región. Los datos muestran que 108.226,1 toneladas tuvieron como destino ese país. Le siguió Paraguay, aunque con un volumen menor al de años anteriores, de 11.148,4 toneladas empacadas en origen. Es importante destacar que una parte significativa de la mercadería con destino a ese país “sale de la zona sin pasar por los empaques locales, operatoria amparada por la Resolución Senasa Nº 133/2022”. En esta temporada se empacaron “en Clorinda (Formosa) 21.707 toneladas de cebolla producida en Río Negro, Villarino y Patagones”, lo que equivale a 606 cargas. Por lo tanto, el total exportado a Paraguay, sumando lo empacado en origen y lo enviado vía Clorinda ascendió a 32.855 toneladas.

Más allá de los volúmenes de exportación, lo más preocupante es el impacto económico de esta campaña. Según dijeron, “esta campaña fue mala en términos económicos para todos los eslabones de la cadena cebollera”

Además de Brasil y Paraguay, la cebolla patagónica llegó a otros ocho países. Uruguay recibió 2486,5 toneladas, mientras que volúmenes menores se destinaron a Noruega (520,7 t), Irlanda (104,7 t), Canadá (49,3 t), Reino Unido (920,2 t), Estados Unidos (149,8 t), España (205,4 t) y República Dominicana (185,2 t).

En cuanto al origen de la producción dentro de la Región Protegida Patagónica, el documento describió que de las 123.996 toneladas exportadas, el 32% se cultivó en Río Negro; el 41%, en Patagones y el 27% en Villarino. En términos de procesamiento, los empaques bonaerenses de Patagones y Villarino fueron responsables de más del “89% del volumen de cebolla exportada desde la Región Protegida y el resto, en Río Negro”.

Según comentaron, Funbapa juega un rol crucial en la certificación y control de calidad. Desde 1999, su “Programa de certificación en origen de cebolla para exportación coordinado por la fundación, controla la calidad de la cebolla de exportación en las plantas de empaque”. Técnicos de Funbapa inspeccionaron la mercadería en las plantas de Villarino, Patagones y las provincias patagónicas, en “estrecha comunicación con Senasa”.

Costos de producción

Más allá de los volúmenes de exportación, lo más preocupante es el impacto económico de esta campaña. Según dijeron, “esta campaña fue mala en términos económicos para todos los eslabones de la cadena cebollera”. El precio pagado al productor “en el campo osciló entre $25/kg y $70/kg y no alcanzó para cubrir los costos”. Las plantas de empaque vieron “márgenes de ganancias muy ajustados”, y los salarios de los empleados de empaque y campo “tampoco fueron satisfactorios”.

Quedó producción sin vender

Un factor adicional de pérdida fue la falta de salida para ciertos calibres. Quedó “una gran cantidad de cebolla grande (mayor a 90 mm de diámetro) sin comercializar en los lotes y galpones, por falta de demanda para ese calibre”.

Los cálculos de costos de producción de Funbapa confirman la crisis. A pesar de que “los gastos no fueron mayores a años anteriores”, el precio “en pila fue tan bajo que el margen bruto dio negativo en todas las combinaciones de sistema de siembra y cosecha analizados”.

Como ejemplo, una hectárea de cebolla temprana sembrada en tablón y cosechada con máquina tuvo un costo promedio de US$2500, con un “margen bruto negativo de US$840/ha”. Para la cebolla tardía, sembrada en surco y cosechada a mano, el costo fue de US$4400, resultando en un “margen bruto negativo de US$2980/ha”.

En rigor, para cubrir los costos, con los precios obtenidos este año, el rendimiento por hectárea “tendría que haber sido muy superior al obtenido en la región”. Se estima que para la cebolla tardía habrían sido necesarios entre “100.000 y 133.000 kg/ha, suponiendo que se vendiera la totalidad de la producción”.

Paralelamente a la exportación, el mercado interno absorbió un volumen considerable. Hasta fines de agosto, el volumen vendido al mercado interno desde Río Negro y el sur de Buenos Aires alcanzó las 290.000 toneladas, destinadas principalmente a provincias como Buenos Aires, Santa Fe, Misiones, Córdoba y Mendoza.

En la entidad subrayaron la importancia de “procurar que la totalidad de la cebolla se procese en galpones locales” para resguardar la economía regional. Además, dijeron que resulta fundamental “lograr la apertura de nuevos mercados capaces de absorber la oferta de nuestra producción”, buscando alternativas para diversificar destinos y reducir la dependencia de mercados específicos que puedan fluctuar, como lo demostró la situación de Brasil a principios de 2025.

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