Roberto Musso: es ingeniero, es el líder de la banda más “rara” del rock rioplatense y a los 63 convoca a un público que tiene la edad de su hija

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Este sábado, Roberto Musso se plantará en el estadio de Ferro para el show más convocante que la banda que lidera, Cuarteto de Nos, haya dado en Buenos Aires. Musso tiene 63 años, el Cuarteto 45 y sus hits más conocidos –”Ya no sé qué hacer conmigo”, “Yendo a la casa de Damián”, “El hijo de Hernández”– rondan los 20. Pero no hay nada en el presente del grupo que tenga olor a nostalgia. Al contrario. El contexto del recital será la presentación de Puertas, su decimoctavo disco de estudio, y continuará una curva ascendente de convocatoria que no se ameseta desde, por lo menos, las últimas dos décadas. La gira se extiende, además, por otras 13 ciudades argentinas.

Una muestra de la vigencia de Cuarteto de Nos, cuenta Musso, está en su público. “Todos los años se suman adolescentes y preadolescentes, yo ni siquiera me doy cuenta por qué”, dice. “Tengo muchas teorías elaboradas sin demostración. Hasta parece irónico, somos gente cada vez más mayor haciendo canciones cada vez más complejas a nivel filosófico, psicológico, y que pegan muchísimo en personas muy jóvenes”.

Ahora que la música urbana impuso una fórmula en la que todos riman y acumulan datos, la moda parece haber impulsado de refilón, como el coletazo de una ballena, al Cuarteto de Nos, que han hecho de la rima obsesiva su marca de estilo. Solo que, a diferencia de la música urbana, sus letras apuestan al relato, a contar desgracias y a reírse de sí mismos antes que a la pornografía de acopiar marcas de lujo, dinero y cosificación. Todo con el pulso pop-punk de canciones que en sus estribillos se abren con una cierta épica de estadios.

“Otro ingrediente que le incorporé a los parámetros de la composición es imaginarme tocándola en vivo”, dice Musso. “Y después es buscar primero de qué quiero hablar. A veces el tema es muy trillado, entonces busco no hacerlo explícito, porque sería súper aburrido y no tendría que ver con nosotros. Hay que encontrar la vuelta de por dónde lo podés encarar, que sea interesante, que sea novedoso, que tenga, yo que sé, algo de creatividad.

-Y en esa búsqueda parecen encontrar cierta luminosidad, aunque las letras traten de temas bien serios y ya abordados muchas veces. En “Ganaron los malos”, por ejemplo, la banda nunca suena derrotada.

-Es que nunca me paro desde ese punto. Te digo más, cuando encuentro una beta para escribir me da felicidad, no importa del tema que hable. Puedo hablar de este tema que me es interesante y está bueno y es novedoso al cantarlo y me da satisfacción encontrarlo. Si bien el proceso compositivo es doloroso en sí mismo, porque convivís mucho tiempo con esa especie de angustia que es muy personal y que sabés que en algún momento vas a tener que mostrárselo a otra gente y que no sabés el resultado y viene la inseguridad. Es complicado, es un proceso complicado.

-En la canción “Puertas”, cantás: “Y sigo atravesando puertas / Buscando saber quién soy / A veces cruda desconfianza / A veces pura convicción”. Hay algo de universalidad en eso. Puede ser autobiográfico de una persona de 63 años pero también llegarle a alguien de 15.

-Hay algunas grajeas autobiográficas, sí. Lo que pasa es que me es imposible hablar sobre temas que no conozco o que no me pegan de cerca. Por más que yo quiera negar mis alter egos, por algo me dan ganas de escribir sobre eso. ¿Y a quién no le negaron el derecho a la admisión en la puerta de un boliche? A mí me pasó. Hoy eso no me importaría en absoluto, pero en ese momento son cosas que te afectan. Y a partir de ahí es un poco el paralelismo con lo que tiene que ver con la búsqueda de la felicidad o la búsqueda de lo que sos vos como persona, que ya me ha gustado cantar otras canciones. Entonces también me parece interesante ser una especie de viajero que canta distinto sobre lo mismo, y que se escuche como que soy yo o cualquiera. Y con la simbología de las puertas que se abren y se cierran, que entraste en una y te fuiste de otra. Aprendiste también a mirar por la cerradura.

El Cuarteto corre con dirección a Ferro

-¿Qué tanto tenés en cuenta la llegada a un público tan joven a la hora de componer? ¿Tomás como un signo de madurez escribir con cierta responsabilidad por el mensaje que da el grupo?

-Al tener también un alcance mayor, a esta altura de mi vida incide muchísimo. Implica repensar muchísimo las frases, las letras, cuidarme mucho de que no tenga la canción un mensaje erróneo, que no quiero dar. Capaz el Roberto de veintipocos años no tenía ese filtro, y estaba buenísimo no tenerlo en aquel momento. Pero hoy creo que cuando nos ves y hay un tipo de 60 años cantando, no se ve como una fachada falsa, ni desde la presencia ni desde el discurso. Porque yo estoy poniendo todo en lo que veo, en una experiencia personal, que creo sigue estando totalmente vigente. A mí lo que me motiva para escribir son las cosas que me mueven hoy, no lo que me movía antes. Sí me pasa muchísimo en los shows que veo que están todos pibes ahí adelante y yo veo al Roberto quinceañero. Veo a ese pibe inquieto que buscaba lo alternativo, que quería algo que lo movilizara y que no era lo que le gustaba a la mayoría de la gente. Ahí me veo reflejado y me gusta.

-¿Hay también un interés por no perder ese contacto con el público? ¿De seguir interpelando a los “raros” aunque sean cada vez más?

-Si hay algo que me sigue motivando muchísimo para seguir escribiendo es cómo la banda está en ascenso en convocatoria de gente joven. No es menor todo ese tema de cómo se enganchan con las canciones y la calidad del público en los shows. Hacemos muchos meet and greet y siempre digo que lo hacemos humanizado ese momento. No es sacarse la foto con el fan y chau, lo hacemos más acotado en cantidad de personas para tomarnos 5 minutos por lo menos y hablar con cada uno. Las historias que cuentan son tremendas y muestran la calidad humana. Un montón de chicos que tuvieron cuestiones de depresión, re jodidos, y te cuentan que tal canción los salvó de tal cosa y los padres que te dicen “Con lo único que se conecta de la realidad es con las canciones de ustedes”. Eso para mi es lo más fuerte hoy por hoy. Soy padre de mi hija de 14 y tenemos muchos fans de esa edad, entonces me hace sensibilizar muchísimo más por esa edad pero es una cuestión que hoy es muy fuerte. Y también es una generación totalmente distinta a la mía.

-Es una franja de público que vivió una parte formativa de sus vidas en pandemia y ustedes en esa etapa sacaron Lámina 11, que habla mucho sobre salud mental.

-Ahí me sentí por primera vez en mi vida de compositor, por primera vez consciente y conectado, sabiendo que lo que pasaba en todas esas canciones podría estar pasándole a todos. En ese momento sabía que el que iba a recibir el disco iba a sentirse aceptado, porque había estado encerrado igual que yo. Y me pasaba algo: mi hija tenía 11 y estaba haciendo la clase de gimnasia por Zoom. Todo pasaba alrededor de una mesa. Y creo que también mi hija y otros chicos de 11 años leyeron a El Cuarteto como algo que les llegaba, notaron que les estábamos mandando algo que hablaba de lo que estaban pasando ellos ahí. Fue algo muy fuerte, muy trascendente.

Y se nota la diferencia con este disco, que suena más fresco, más hacia afuera.

-Que el disco suene fresco es el mejor adjetivo para mí. Sobre todo para la cantidad de canciones que uno tiene atrás. A veces me pregunto por la necesidad de seguir haciendo canciones, me pasa porque la verdad que me encanta cuando tengo la idea de hacerlo y es una forma de supervivencia también. Pero no siento la presión de tener que hacer canciones que le gusten a todo el mundo, sí que tengan una luz propia en el show, en el disco y que conecten. Es una presión sana, yo la transformo en algo positivo Si no hubiera escrito nunca una canción ahí sí sentiría la presión de decir: “Me falta una canción que la gente quiera corear o escuchar”. Igual, obviamente cuando sacás el disco y ves la recepción de la gente es un regocijo ver cómo la gente reacciona.

Cuarteto de Nos

-¿Ya confiás en el proceso creativo y te evitás entrar en crisis?

-Hay una etapa previa que para mí es la más larga. Que es la de encontrar lo que yo quiera decir en mi cabeza. Es anterior a todo. Ahí no estoy haciendo música, ni letra, ni nada, y ese es el tiempo que más se extiende. Capaz que estoy dos meses con una idea hasta que decanta, o no decanta y la tiro a la papelera (risas). Cuando ya tenés a la canción contra las cuerdas, y ya sabés lo que vas a hablar, el desarrollo después me es más fácil. La puedo terminar de desarrollar en una semana. Después escucho los demos por lo menos seis meses, un año, cada tanto, en distintos estados emocionales; me los llevo a veces a la gira. Un día que estoy extrañando, escucho una canción, otro día que estoy contento, escucho otra. Escucho de noche, de día y cuando venzo esa barrera, ahí digo: “Bueno, estoy preparado para mostrarlas a otro ser humano”.

-Antes hablabas de la reacción del público ante las nuevas canciones, ¿qué tan atento estás a las métricas de las plataformas?

-Con mi formación matemática es imposible no verlo, soy el ingeniero que tiene que medir todo (risas). Pero tengo ahí un amor-odio porque somos una banda independiente tocando canciones de rock poco comunes, entonces valoro muchísimo que tengamos 3 millones y medio de oyentes mensuales. Para una banda uruguaya es una locura. Y obviamente que es recontra motivante, cada año es el año de mayor convocatoria, de mayor venta de tickets. Estamos haciendo shows impensados, el Palacio de Deportes de Ciudad de México, el Arena de Santiago de Chile, Ferro en Buenos Aires.

-En el universo de El Cuarteto, podría decirse que ganaron los raros.

-Yo tengo la muletilla en los shows que es: “Estamos juntos acá porque todos somos medio raros”. Eso es lo que tenemos en común, estamos ahí y muchos se sienten identificados con esa lista de personajes del Cuarteto. El gran interrogante es que somos una banda de rock rara pero también sigue siendo rara la historia del Cuarteto. Porque ese disco (Raro, 2006) sigue siendo el esqueleto del show pero en cuando salió, en términos de convocatoria no éramos ni el 10% de lo que somos ahora. Entonces… ¿qué pasó después? Nos fue conociendo la gente con ese disco, pero lo que vino después solidificó todo eso.

Cuarteto de Nos en Ferro, Gral. Martín de Gainza 260. Apertura de puertas, a las 18; Percii, a las 19.15, Blair, a las 20 y Cuarteto de Nos, a las 21.

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