En una era dominada por lo que los especialistas señalan como una policrisis y la fragmentación global, expertos del agro advirtieron sobre los riesgos de un comercio sin reglas claras y llamaron a fortalecer alianzas estratégicas. Además, para enfrentar los desafíos del corto plazo y aprovechar las oportunidades del largo, señalaron a África y a China como mercados clave, mientras destacaron la necesidad de tecnología, cooperación intercontinental y formación de nuevos profesionales para sostener la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible.
Estos puntos fueron abordados en el marco del Congreso CREA 2025 por tres referentes en el espacio “geopolítica y posicionamiento del agro latinoamericano en el mundo“: Fernando Porcel, director comercial de la fábrica de sembradoras Apache; Manuel Otero, directo general del IICA, y Federico Merke, profesor asociado de la Universidad de San Andrés.
Merke señaló que la policrisis “significa muchas crisis” que se transforman en “bloqueos de comercio”, pero sobre todo “fenómenos” que se entrelazan y producen efectos sistémicos. “El negocio del agro depende de la política, la economía, la tecnología y el clima. Hoy, todos esos factores están cambiando rápidamente y reconfigurando el sistema global”, expresó sobre la situación que hoy trastoca al sector. Aseguró que el mundo atraviesa una transición económica, demográfica, política y tecnológica que impacta de lleno en la producción de alimentos a nivel mundial.
Advirtió que la globalización “ya no funciona en piloto automático” y que los intercambios internacionales están cada vez más atravesados por la seguridad nacional y la política. “Pasamos de un mundo de ganancias compartidas a un mundo de suma cero, con más conflictividad y desconfianza”, afirmó, al describir un comercio global fragmentado por bloques geopolíticos.
Merke también se refirió al peso creciente de China en Sudamérica. “No es un socio más, es un ecosistema. Compra, vende, coopera. Sermonea poco y pavimenta mucho”. Si bien reconoció las oportunidades, alertó sobre la vulnerabilidad de negociar en soledad. “El desafío no es más o menos China, sino en qué términos se establecen los contratos”, advirtió.
Por otra parte, Otero vinculó el concepto de “policrisis” con el mismo surgimiento del IICA, creado en 1942 en plena crisis de abastecimiento. “Somos una red de redes con presencia en 34 países. Nuestro mandato es la cooperación: solo trabajando juntos podemos avanzar”, dijo. Destacó la articulación con CREA y definió a ambas instituciones como espacios de innovación y de acción colectiva.
El titular del organismo interamericano subrayó, además, que la agricultura “es el gran sector integrador” frente a un mundo fragmentado. “La agricultura no puede parar: tiene que alimentar a 8500 millones de habitantes y, al mismo tiempo, ser un instrumento de paz, sosteniendo empleo, servicios y estabilidad en las zonas rurales”, señaló.
Otero sostuvo que África es lo que era América Latina hace 20 años. Y remarcó que África se desarrollará con o sin América Latina, por lo que es clave actuar a tiempo. “Los mercados se consolidan en plazos largos. Debemos diversificar, diferenciarnos y sostener una visión estratégica de largo plazo. Los africanos tienen cosas para ofrecer”, indicó.
En tanto, Porcel aportó la mirada del sector privado a partir de la experiencia de la fábrica de maquinaria agrícola, fundada en 1927 y con más de cinco décadas de exportaciones. Recordó que en 2006 la firma comenzó a enviar sembradoras a África, un continente donde aún predomina la labranza convencional. “Vimos la oportunidad de transferir tecnología a partir de la siembra directa, que en la Argentina alcanza el 95% del área sembrada”, destacó.
Ese trabajo se tradujo en ensayos comparativos, capacitación y una creciente adopción de sistemas más eficientes. “Hoy tenemos más de 200 máquinas trabajando en África, acompañadas por misiones comerciales y alianzas tecnológicas. El potencial de crecimiento es enorme”, subrayó Porcel.
Cerró su exposición con una invitación a internacionalizar el conocimiento argentino. “Cuando exportamos no solo llevamos máquinas: llevamos genética, inoculantes, asesoramiento. África necesita profesionales del agro, y ahí hay una gran oportunidad para ingenieros, contratistas y empresas de nuestro país”, afirmó.