Las sensaciones tras probar un coche pueden ir mucho más allá de la curiosidad técnica y la simple evaluación de prestaciones. Cada persona puede tener unas prioridades o preferencias a la hora de conducir un vehículo. Un experimentado probador de automóviles ha compartido su lista de vehículos que, tras conducirlos, generan una fuerte necesidad de poseerlos.
El último vídeo de la conocida cuenta de TikTok ‘Garaje Hermético’ muestra esta argumentada lista de coches casi perfectos. La selección, lejos de centrarse solo en deportivos de lujo o en modelos exclusivos, incluye coches relativamente normales que logran generar una conexión especial con quien se pone al volante. Por ello, si no quieres engancharte, lo mejor es que “no lo pruebes”.
“Coches adictivos”
Tras múltiples pruebas, el experto reconoce que estos modelos han destacado por convertirse en auténticos “coches adictivos”, difíciles de sacar de la cabeza una vez se experimenta su conducción. En el análisis realizado, el probador presenta cinco ejemplos personales que le han resultado especialmente cautivadores.
El primero de estos vehículos es el Renault 5 GT Turbo de 1975, protagonista de la primera presentación automovilística a la que asistió el experto. Tras conducirlo tanto en carretera como en circuito, su reacción fue inmediata. “Yo quiero uno de estos coches”, confiesa el especialista que fue su sensación tras finalizar la jornada.
La lista incluye opciones menos esperadas, como el Volvo 240 Polar de 1985. Aunque no es un coche considerado extraordinario en términos generales, el experto destaca su personalidad y el carácter tranquilo de su conducción. La conexión personal con este clásico español surge de su comodidad, junto al atractivo propio de los coches familiares de época.
El tercer modelo señalado es el Citroën Visa GTI de 1986, equipado con un motor de 115 caballos. En un principio, este vehículo no resultó especialmente atractivo, pero “a medida que hice kilómetros por carretera de curvas también pensé: quiero tener uno de estos coches”, revela el probador. El vínculo con el coche aparece tras comprobar el disfrute que puede ofrecer en trayectos exigentes.
La selección continúa con el Saab 900 Turbo Aero 16V de 1989. Destinado a quienes valoran los coches con fuerte personalidad, el especialista sostiene que este modelo logra atraer a aficionados por su carácter y rendimiento, una combinación poco común en su época.
El último caso es el Seat León Cupra R de 2003. Desde el primer momento al volante, la decisión estaba tomada. “Este coche es muy especial”, asegura. Aunque está envuelto en debates sobre su imagen, considerada por algunos como la de un coche “de poligoneros y tuneros”, el experto defiende que las sensaciones que provoca justifican cualquier etiqueta.
Un fenómeno que trasciende categorías
Los “coches adictivos” no pertenecen exclusivamente a segmentos altos o a gamas deportivas. Según el probador, lo que realmente provoca adicción no es siempre la exclusividad ni la potencia extrema, sino la personalidad y las sensaciones que despiertan determinados modelos en la conducción diaria o en recorridos inesperados.
Según la experiencia de este especialista, cada conductor puede identificar sus propios modelos “adictivos”, vehículos aparentemente corrientes que, tras manejarlos, resultan difíciles de olvidar. Los coches soñados o ideales para cada conductor.