“Se aguanta o no se aguanta”: un economista de un importante banco habló del mayor desafío del ajuste de Milei de cara a octubre

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En un año electoral marcado por la incertidumbre y el desafío de sostener el plan económico del Gobierno, la confianza y los consensos políticos aparecen como factores determinantes. Así lo planteó Diego Chameides, economista jefe del Banco Galicia, durante su exposición en el Congreso de CREA 2025 en Tecnópolis bajo el lema “Viví la energía transformadora”.

“Muchos de los desafíos que estamos viendo hoy tienen que ver con las cuentas fiscales de la Argentina. Básicamente cuánto gastamos como país y cuánto podemos recaudar. Como en una casa, si gastamos más de lo que ingresamos, hay que financiar ese déficit. Mientras nos presten, está todo bien, pero cuando nos cortan el crédito porque dejamos de ser confiables, empiezan los problemas”, explicó Chameides.

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El economista recordó que la Argentina lleva años con un nivel de gasto elevado que, en sus inicios, pudo sostenerse gracias al boom de las commodities, pero que luego se volvió insostenible. “Nos quedamos con un gasto muy alto subsidiando tarifas de transporte, energía y ampliando beneficios previsionales. Todo eso es atractivo, pero al mismo tiempo muy difícil de reducir porque la sociedad no quiere resignar beneficios”, apuntó.

La discusión no es si habrá que pagar la deuda o no, sino cómo: “La sociedad debe saber cuáles son las consecuencias de cada camino. Si no logramos financiamiento, el costo del capital sube, la inversión cae y el crecimiento se frena. Es así de simple”

En ese sentido, trazó un paralelismo con la gestión de Mauricio Macri y sus intentos de ajuste fiscal gradual. “Con el diario del lunes, podemos decir que el gradualismo no funcionó. El financiamiento se cortó, el mercado dudó de la capacidad de repago y hubo que hacer un ajuste más rápido. Pero los argentinos no estábamos dispuestos a sostener ese esfuerzo”, señaló.

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La diferencia con la actual administración, sostuvo, es que Javier Milei decidió aplicar un “shock fiscal”. “El gradualismo no funcionó y ahora se probó lo contrario: un ajuste muy fuerte de cinco puntos del PBI, que llevó rápidamente al superávit primario. Esa es la bandera de este Gobierno: equilibrio y superávit fiscal”, remarcó.

Sin embargo, advirtió que la clave está en el costado político. El gran interrogante es si el riesgo político de este shock «se aguanta o no se aguanta», con un proceso electoral y lo que se define en octubre es hasta qué punto la sociedad está dispuesta a sostener este esfuerzo, indicó.

Según el economista, las elecciones recientes en la provincia de Buenos Aires encendieron alertas en los mercados. “Hasta hace poco, las encuestas mostraban apoyo mayoritario al ajuste, pero los últimos resultados pusieron en duda esa narrativa. Hay que esperar a octubre para ver si esa señal se consolida o no”, indicó.

En paralelo, Chameides puso el foco en la necesidad de financiamiento externo. “Si el mercado interpreta que la Argentina pierde credibilidad, vamos a tener que pensar cómo enfrentar esos compromisos. No queremos entrar en cesación de pagos”, advirtió.

El economista destacó que el país necesita bajar el riesgo país y recuperar el acceso al crédito: “La Argentina necesita capital barato para financiar proyectos de infraestructura

El economista destacó que el país necesita bajar el riesgo país y recuperar el acceso al crédito. “La Argentina necesita capital barato para financiar proyectos de infraestructura: rutas, subtes, aeropuertos. Ningún país invierte a tasas superiores al 10% en dólares. Si no bajamos el riesgo, no habrá inversión, ni crecimiento, ni mejores salarios”, sostuvo.

Chameides también describió la dinámica cambiaria, con un mercado que ve dos escenarios: uno donde no hay financiamiento y la cuenta corriente debe ajustarse con menos importaciones y turismo; y otro donde ingresan capitales productivos que financien el déficit. “En ese caso, el tipo de cambio real ya luce alto e incluso podría bajar”, sostuvo.

Sin embargo, reconoció que en un contexto de escasez de reservas, el tipo de cambio es un tema central, donde si hay que cerrar la brecha de financiamiento con ajuste externo eso implica un dólar más alto. “Si hubiese una suba del tipo de cambio habria algun traslado a precios -aunque la magnitud dependería del mix de politicas económicas aplicadas- y eso implicaría más inflación que en el escenario alternativo”, explicó.

En su repaso, destacó la importancia del sector energético y minero. Hay perspectivas de ingreso de divisas por inversiones en petróleo, gas y minería. Eso puede financiar un déficit de cuenta corriente del 1,5 o 2% del PBI sin problema. “Pero, otra vez, depende de la confianza que logre generar la Argentina”, aclaró.

Para el economista, el factor político es el que más pesa en este momento. El mercado hoy se mueve entre dos equilibrios: uno de mayor ajuste y otro de financiamiento. Por eso los precios de los activos caen y el dólar se mueve. «Todo depende de lo que ocurra el 26 de octubre, aunque, claro, la vida sigue después: el 27, el 28, noviembre, diciembre. No termina en la elección”, planteó.

Chameides fue enfático en la necesidad de consensos políticos para sostener el rumbo. “El Gobierno en ningún caso tendrá mayorías. Va a necesitar aliados. Y hasta ahora hizo lo contrario, se peleó con todos. Para recrear confianza hay que mostrar que la Argentina no va a pegar volantazos todo el tiempo”, advirtió.

A su juicio, la discusión no es si habrá que pagar la deuda o no, sino cómo. “La sociedad debe saber cuáles son las consecuencias de cada camino. Si no logramos financiamiento, el costo del capital sube, la inversión cae y el crecimiento se frena. Es así de simple”, resumió.

El economista insistió en que el país necesita previsibilidad. “Los inversores miran si hay reservas, si hay consistencia en la política económica y si hay estabilidad política. Sin eso, no se consigue crédito y no hay posibilidad de crecer”, agregó.

También alertó sobre la volatilidad cambiaria. “Hoy el mercado está moviéndose en medio de escenarios opuestos, y eso genera incertidumbre. La confianza es lo que definirá si el tipo de cambio se estabiliza o si sigue la presión devaluatoria”, sostuvo.

Chameides insistió en que no alcanza solo con superávit fiscal. “El equilibrio primario es una condición necesaria, pero no suficiente. Lo que necesitamos es financiamiento externo y reservas para sostener la estabilidad. Sin eso, cualquier shock termina siendo vulnerable”, detalló.

Sobre la estrategia oficial, destacó: “Este Gobierno eligió el shock porque el gradualismo fracasó. Pero ahora la pregunta es si habrá consenso político para sostenerlo. Sin consensos, el riesgo de volver atrás es alto, y esa incertidumbre es lo que castiga el mercado”.

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