El periodo óptimo para disfrutar de mandarinas frescas en México se extiende desde octubre hasta marzo, una ventana que coincide con la mayor disponibilidad y calidad de esta fruta en los mercados nacionales. Durante estos meses, los consumidores pueden encontrar ejemplares jugosos y sabrosos, especialmente si eligen variedades como Clementina, Satsuma, Dancy y Oro Valle.
La producción de mandarina en México se concentra principalmente en estados como Veracruz, Puebla y San Luis Potosí, donde las condiciones climáticas cálidas y húmedas favorecen cosechas abundantes al inicio de la temporada.
Entre octubre y diciembre, estos estados lideran el volumen de recolección, aprovechando el clima para obtener frutos de excelente calidad. A medida que avanza el invierno, la oferta de mandarinas disminuye gradualmente, aunque la producción se mantiene hasta marzo.
En el país se cultivan al menos cuatro variedades destacadas. La Clementina es apreciada por su tamaño pequeño, facilidad para pelar, ausencia de semillas y sabor dulce. La Satsuma comparte la característica de ser fácil de pelar y presenta una mayor tolerancia al frío.
Por su parte, la Dancy se distingue por su aroma intenso, un toque ácido y una piel algo rugosa. Finalmente, la Oro Valle es valorada por ser sin semillas y muy jugosa, de acuerdo con datos de México Desconocido.
¿Cómo elegir mandarinas de calidad?
Al momento de seleccionar mandarinas en el mercado, existen varios criterios que permiten identificar las de mejor calidad. El peso y la firmeza son indicadores clave: una mandarina debe sentirse pesada en relación con su tamaño, lo que sugiere un alto contenido de jugo. No conviene elegir frutos excesivamente firmes, ya que podrían estar verdes, ni demasiado blandos, pues esto puede indicar que están pasados o secos.
La piel debe ser lisa, limpia y fina, sin imperfecciones notables, cortes ni manchas grandes. Una piel bien adherida a los gajos internos es señal de frescura.
El color naranja intenso suele asociarse con la madurez, pero no es el único indicador confiable. Algunas mandarinas pueden presentar tonos verdes y estar completamente maduras. El aroma es un factor determinante: un olor cítrico dulce e intenso revela que la fruta está en su punto óptimo.
Además, si la mandarina conserva hojas, estas deben ser de un verde vivo, lo que sugiere una recolección reciente. El pedúnculo, la parte que unía la fruta al árbol, debe estar limpio.
¿Cuáles son los beneficios de la mandarina para la salud?
En términos nutricionales, la mandarina destaca por su aporte de vitaminas y minerales. Por cada 100 gramos, aproximadamente una pieza mediana, contiene vitamina C, que fortalece el sistema inmunológico y actúa como antioxidante; vitamina A en forma de betacarotenos, beneficiosa para la salud ocular y la piel; y vitaminas del complejo B, esenciales para el metabolismo energético y el sistema nervioso.
Entre los minerales presentes se encuentran potasio, que ayuda a regular la presión arterial, así como magnesio, calcio y una pequeña cantidad de hierro, cuya absorción mejora gracias a la vitamina C.
La fibra de la mandarina contribuye a la digestión y regula el tránsito intestinal. Además, contiene antioxidantes como flavonoides (hesperidina y naringenina), que poseen efectos antiinflamatorios y protectores del corazón.
Entre los beneficios para la salud, destaca su capacidad para reforzar el sistema inmunológico gracias a la vitamina C, mejorar la salud de la piel por su contenido de antioxidantes y vitamina A, y proteger el corazón al reducir los niveles de colesterol LDL y mejorar la circulación.
El consumo de mandarina también ayuda a regular la digestión y prevenir el estreñimiento debido a su fibra. Aunque su contenido de hierro es bajo, la vitamina C que aporta facilita la absorción del hierro vegetal cuando se combina con legumbres o cereales.
Además, la mandarina es una fruta hidratante, compuesta en un 85-90 % por agua, y aporta solo 50 calorías por pieza aproximadamente, lo que la convierte en una opción saciante y de bajo aporte calórico.
Algunos estudios asocian los carotenoides y flavonoides presentes en los cítricos con una reducción del riesgo de ciertos tipos de cáncer, debido a su acción antioxidante y antiinflamatoria. Por estas razones, la mandarina es ideal para personas con defensas bajas, niños, adultos mayores y quienes padecen hipertensión o colesterol alto.