Desde el martes 23 y hasta el lunes 29 de septiembre se celebra en Nueva York la octogésima Asamblea General de las Naciones Unidas, un encuentro que reúne a líderes de todo el mundo en un contexto marcado por conflictos internacionales, crisis humanitarias y retrasos en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En su discurso inaugural, el secretario General de la ONU, António Guterres, afirmó que “las Naciones Unidas son más que un lugar de reunión: son el compás moral, una fuerza de paz y de mantenimiento de paz, un guardián de la legalidad internacional, un catalizador del desarrollo sostenible, un salvavidas para pueblos en crisis y un faro para los derechos humanos”.
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En este contexto, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, centró su intervención en los recientes ataques con misiles en el Caribe que afectaron a jóvenes latinoamericanos. Petro aseguró que “los jóvenes asesinados con misiles en el Caribe no eran del Tren de Aragua, que nadie quizás conozca aquí su nombre, ni de Hamás. Eran caribeños, posiblemente colombianos”.
El mandatario agregó que si se confirma que eran colombianos, debe abrirse proceso penal contra esos funcionarios que son de los Estados Unidos, incluyendo quien dio la orden, en referencia al presidente Donald Trump, permitiendo los disparos de los misiles contra los jóvenes que, según Petro, “simplemente querían escapar de la pobreza”.
El presidente colombiano también describió la situación de los jóvenes atacados, señalando que viajaban en una lancha y reafirmó que, “no eran narcotraficantes, eran simples jóvenes pobres de la América Latina que no tienen otra opción”. En ese sentido, criticó la acción militar de Estados Unidos sobre estas embarcaciones, afirmando que los acusaban de narcotráfico y terrorismo “sin ellos tener una sola arma para defenderse”.
Además, destacó la ubicación de los narcotraficantes, mencionando que “viven en Nueva York, aquí mismo, a unas cuantas cuadras, y en Miami y hacen acuerdos con la DEA, donde les permiten traficar en África, en Europa, Rusia o China, pero no en los Estados Unidos”. Según Petro, esto evidencia una diferencia en el trato legal entre los jóvenes migrantes latinoamericanos y los grandes criminales que operan fuera de los Estados Unidos.
Sobre el Tren de Aragua: “Hacen lo mismo que Hitler”
Durante su intervención en la Asamblea General de la ONU, Petro dedicó un espacio a hablar del grupo criminal venezolano Tren de Aragua. Según el presidente colombiano, “solo son delincuentes comunes agrandados por la estúpida idea de bloquear Venezuela y quedarse con su petróleo”.
El mandatario continuó señalando que los migrantes no deben ser criminalizados ni sometidos a medidas extremas como campos de concentración. “Hoy hacen lo mismo que Hitler: construyen campos de concentración para migrantes y aplauden las mayorías electorales y dicen que son de una raza inferior los migrantes”, expresó. Según Petro, la estigmatización de los migrantes sigue un patrón histórico de colectivización de culpas y discriminación, similar al tratamiento que recibieron los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
Petro destacó además que la criminalización generalizada de los migrantes contrasta con la impunidad de los grandes narcotraficantes, quienes según él “son rubios y de ojos azules y guardan sus enormes fortunas en los bancos más grandes del mundo. Y no viven en Bogotá, ni en Caracas, ni en el Caribe, ni en Gaza, sino que viven en Miami y son vecinos del presidente de los Estados Unidos. Y viven en Nueva York y en París y Madrid y en Dubái. Viven donde hay lujo, no pobreza. Pero los misiles los tiran donde hay pobreza y no donde hay lujo”.
Petro vinculó la migración a factores estructurales como los bloqueos económicos y las guerras. Según él, “los migrantes no son delincuentes, no tienen que llevarlos a campos de concentración ni expulsarlos encadenados. La migración no es sino el producto del bloqueo a los países más pobres como Irak o Irán o Cuba o Venezuela. El bloqueo económico no es más que un genocidio. La migración no es sino el producto del empobrecimiento de los países más pobres por una deuda impagable y codiciosa. La migración no es más sino la consecuencia de las guerras y las invasiones”.