Conz Preti dejó Buenos Aires en 2010 y aterrizó en Nueva York. Su objetivo era estudiar una maestría en la Universidad de Columbia. No pensaba quedarse a vivir en Estados Unidos, pero quince años después, está completamente instalada en el país norteamericano. Allí se casó, tuvo tres hijos y en 2021 se convirtió en ciudadana estadounidense: “Fue un proceso arduo”.
De la publicidad al periodismo en EE.UU.
Quince años atrás, Conz vivía en Buenos Aires y trabajaba en una agencia de publicidad. Su rutina era extenuante y percibía el salario mínimo.
“Ganaba poco dinero y me costaba lidiar con la duración de mis jornadas laborales y el poco tiempo libre que tenía”, explicó a Business Insider. Buscaba un cambio profundo, no solo de carrera, también de modo de vida. Lo encontró en Columbia, que la aceptó en 2011 para cursar un máster de periodismo.
“Tuve que releer la carta de bienvenida unas 20 veces para asegurarme de que no estaba viendo cosas extrañas”, comentó al medio citado.
Tras ser admitida en la universidad estadounidense, Conz dejó todo atrás: su novio, su gato, su departamento amueblado y su familia.
Llegó a Nueva York con una visa de estudiante F-1 y comenzó sus estudios. “Era uno de los pocos sudamericanos que habían sido aceptados en un programa increíblemente competitivo y, a diferencia de muchos otros estudiantes, no tenía experiencia en periodismo”, señaló.
El inglés, aunque lo dominaba para leer y ver películas, se convirtió en un reto cotidiano: “Al principio me costaba comunicarme en ese idioma las 24 horas del día, los siete días de la semana”. Pese a todo, su experiencia en redes sociales y en viralizar contenido le permitió destacar.
El primer empleo en EE.UU. y la visa H-1B
Antes de graduarse, la universidad organizó una feria de empleo. Allí consiguió su primer trabajo en una cadena de televisión. La empresa patrocinó su visa de trabajo H-1B, con la que permaneció seis años en EE.UU.
La compañía contaba con un equipo legal que le facilitó los trámites. Sin embargo, la situación la ataba a un único empleador. Cada vez que exploraba nuevas oportunidades, se encontraba con la misma pregunta: “¿Necesitarás patrocinio en el futuro?”. En la mayoría de los casos, esa consulta anticipaba un rechazo.
Dos años después, decidió intentar cambiar de empresa. Informó que tenía una H-1B y que debía transferirse. El proceso fue exitoso, pero la obligó a viajar seguido a la Argentina para reestampar la visa y pasar entrevistas.
Ese ida y vuelta le generó costos personales: “Me perdí eventos importantes con mi familia y amigos, como el nacimiento de mi sobrino y la boda de mi mejor amiga”. Además, durante las renovaciones no podía salir de Estados Unidos.
Cómo obtuvo la residencia permanente en EE.UU.
Cuando se acercaba al límite de seis años con la H-1B, su empleador descartó patrocinar su residencia permanente. La alternativa era regresar a la Argentina o encontrar un nuevo patrocinador.
Por fortuna, en ese momento ya estaba comprometida con su novio estadounidense y tuvo otra opción. “Decidimos solicitar la tarjeta de residencia permanente por matrimonio”, explicó. Con su esposo como patrocinador, reunió la documentación y pasó las entrevistas para probar que se trataba de un matrimonio real.
La green card llegó en 2018, poco después del nacimiento de su primer hijo. “Me permitió vivir legalmente en Estados Unidos y trabajar para cualquier empleador sin necesidad de patrocinio. Me sentí liberada”, reveló. Con ese nuevo estatus se volcó al trabajo freelance para compañías como Netflix y Sundance. En 2019, publicó su libro Too Pregnant To Move: A Pregnancy Journal.
Su camino a la ciudadanía estadounidense
Aunque la tarjeta de residencia legal la habilitaba a vivir y trabajar sin restricciones, todavía no podía votar ni desligar su estatus del de su esposo. Así, después de cuatro años como residente y ya con tres hijos, tomó la decisión de solicitar la naturalización.
“Quería tener el mismo pasaporte que mis hijos. Como inmigrante, siempre pensaba en el peor de los casos, y me preocupaba que Argentina fuera incluida en una lista de países con prohibición de entrada”, explicó.
El proceso resultó más simple de lo esperado. “Tardé unos dos meses desde que solicité la ciudadanía hasta que me naturalicé. Tuve que presentar un examen de inglés y uno de educación cívica, y eso fue todo”, detalló.
En 2021 se convirtió en ciudadana estadounidense, tras quince años de transitar distintos estatus migratorios. “Me alivia no tener que gastar más tiempo ni dinero en solicitudes interminables”, concluyó.