Milei, como Mario Bros, gana vidas

admin

Como Super Mario Bros, el plomero de carita optimista del célebre videojuego de Nintendo que va ganando vidas mientras deja atrás a poderosos enemigos y evita así caer por tenebrosos abismos, lo que el presidente Javier Milei mostró en la vidriera pública en estos días se le parece bastante.

De estar casi desahuciado una semana antes, cuando el dólar y el riesgo país parecían desbocados y lo llevaban al cadalso, sus amigos del Norte lo rescataron a tiempo. ¡Hasta Vladimir Putin y Martín Lousteau terminaron ponderándolo!

Solo el manejo discrecional y sospechosamente fugaz de la baja a cero de las retenciones agropecuarias puso una nube en medio de tan diáfano cielo.

En la semana que pasó, especialmente cuando se reunió con Donad Trump, que tiene un perfil similar al de nuestro presidente y, por eso, congenian tanto, se vio a un Milei menos tenso y más triunfal que en semanas anteriores, y al borde de la euforia. Spruille Braden se sonríe desde el más allá.

No es para menos: los fabulosos respaldos del mandatario norteamericano y del secretario del Tesoro le agregaron varias vidas, como a Mario Bros, justo cuando estaba por caer en las fauces de sus peores enemigos, que se relamían porque ya lo veían fuera del poder.

Los congresales argentinos, por momentos, también se manejan como personajes de historieta epidérmicos y escandalosos. Prefieren ser para Javier Milei lo que Koopa para Mario Bros, sin asumir su parte de manera responsable y realista en la gobernabilidad del sistema, que implica tres poderes del Estado, funcionando con independencia entre sí, pero anteponiendo sobre todas las cosas el sostenimiento de la democracia sin fogonear frívolamente quiebres institucionales.

Si Milei, Caputo y demás miembros del staff económico todavía nos deben una explicación creíble, pormenorizada y sin chicanas de cómo solucionar definitivamente las cíclicas inconsistencias cambiarias que ponen en jaque a la Argentina, y de las que alerta tan seguido desde su domicilio/cárcel Cristina Kirchner –aunque no supo resolverlas en ninguno de los cuatro gobiernos kirchneristas (y no habrá sido por falta de tiempo ya que entre todos estuvieron 16 años)–, no son menos responsables los legisladores cuando sacuden la gobernabilidad oponiéndose, con mayorías agravadas, a todos y cada uno de los proyectos del Poder Ejecutivo. Querer escarmentar a Milei solo porque los ningunea y humilla es perderse la oportunidad de reaccionar como estadistas y no como chicos vengativos. Espejar la intransigencia presidencial conduce al peor callejón sin salida.

Milei sumó más motivos para la alegría al recibir el Ciudadano Global 2025, un nuevo premio, otro de sus incentivos favoritos y frecuentes. Y no se iba a perder de sumar a su álbum de viaje la polémica foto risueña con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a contramano del mundo mientras el resto de los líderes de Occidente le daban la espalda en la ONU.

Para coronar una semana de tan auspiciosos anuncios, el dato alentador que dio a conocer el Indec de que la pobreza bajó al 31,6% de la población, lo que significa una disminución de más de veinte puntos respecto del primer semestre del año pasado y el más bajo desde 2018, retempló más aún los revitalizados ánimos libertarios, por más que el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA señalara que “aunque la caída de la pobreza es real, su magnitud se encuentra sobrerrepresentada”.

No sabemos cómo es el jefe del Estado en sus comportamientos privados cuando no lo enfoca ninguna cámara y si es realmente consciente de que tiene entre manos una de las tareas más complejas que pueda afrontar un ser humano: gobernar (bien) la República Argentina. Eso exige cintura política y ser el principal promotor de los consensos.

Pero en lo que deja ver Milei –sus controvertidas performances en redes sociales, kilométricos circunloquios con periodistas amigos, discursos electorales de barricada, la próxima presentación de un nuevo libro en la que amenaza cantar– se advierte un perfil más espasmódico e impulsivo con cero tolerancia a las opiniones divergentes y atisbos inocultables de magalomanía.

Se hace también muy difícil cuando se extreman las pasiones en la usina mediática para el ciudadano de a pie contar con información certera, basada en datos incontrastables, ya que depende del canal, la radio o el streaming que se sintoniza, para que se cuenten versiones muy contrastadas de una misma realidad.

La sobreabundancia de pantallas periodísticas enfrentadas en el sistema audiovisual tradicional y en las redes sociales, lejos de poner paños fríos y esclarecer, anteponen sus corazoncitos a favor de uno y otro de los bandos enfrentados. Un relato estridente, poco útil y alarmista que confunde e irrita.

Deja un comentario

Next Post

Luis Ventura le hace frente a las críticas que reciben los Premios Martín Fierro: “Les molesta que nos vaya bien”

“Vamos a poner una oficina”, bromea el cajero de una dietética porteña apenas LA NACION ingresa al local para entrevistar allí a Luis Ventura. “¿Viene mucho acá?“, consulta esta cronista. “Todo el tiempo, lo vuelven loco, habla con todo el mundo”. En la calle, mientras el presidente de Aptra maniobra […]
Luis Ventura le hace frente a las críticas que reciben los Premios Martín Fierro: “Les molesta que nos vaya bien”

NOTICIAS RELACIONADAS

error: Content is protected !!