La decisión del Gobierno que eliminó temporalmente las retenciones a las exportaciones de cereales y derivados generó una fuerte reacción de los productores agropecuarios y sus representantes. El anuncio, que buscó incentivar el ingreso de divisas hasta alcanzar los 7.000 millones de dólares o hasta el 31 de octubre—lo que ocurriera antes—, se convirtió en motivo de controversia a raíz de la velocidad con la que las exportadoras agotaron el cupo fijado y el supuesto reparto desigual de los beneficios.
Ante la ola de críticas, el jefe de Gabinete de la Nación, Guillermo Francos, fundamentó la postura oficial sobre la reversión del esquema y el impacto en el mercado agrícola. El funcionario aseguró que, aunque el esquema de retenciones cero concluyó, el productor logrará colocar su mercadería a mejores valores que antes del decreto, con precios similares a los de una retención de entre el 5% y el 10%. Así lo declaró durante una entrevista emitida esta mañana por Radioinforme 3 en Cadena 3 Rosario.
En el diálogo radial, Francos sostuvo: “El gobierno fue claro cuando sacó el decreto sobre las retenciones, que establecía que era hasta el 31 de octubre o 7 mil millones de dólares. Se llegó a esa cifra increíblemente en tres días y se cortó, hasta ahí estaba en condiciones de ceder el gobierno. Está claro que el productor cuando entregue su cosecha a los exportadores conseguirá un mejor precio que el de antes, capaz que no es el de retención cero, pero capaz que es como si tuviera una retención menor, del 5 o del 10 por ciento”.
Según detalló el jefe de Gabinete, la dinámica del mercado cambió porque, al comprometer la venta al exterior sobre la base de los fondos recaudados, las compañías exportadoras deben buscar grano para cumplir esos compromisos. Así, explicó: “Las exportadoras tienen que salir a buscar granos para cumplir con su obligación de exportar, porque cuando tienen sus fondos para tener el derecho de exportación por los 7.000 millones de dólares, también tienen que tener los granos necesarios. O sea, van a salir al mercado a comprar granos, y los productores van a poder decir: ‘Te lo vendo a tanto’”.
La medida generó malestar en la Mesa de Enlace y en dirigentes de distintas provincias. Representantes de entidades rurales consideraron que la rebaja en las retenciones no llevó alivio genuino a los productores, sino que “benefició principalmente a los exportadores y acentuó la incertidumbre en los mercados”. De acuerdo a este sector, “el grueso de los productores no accedió de manera directa a la rebaja”, ya que, por cuestiones de escala y tiempo, la mayoría no pudo aprovechar la ventana de beneficio que cerró en menos de 72 horas.
El presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino, manifestó: “Muchos productores quedaron afuera”. Remarcó que la velocidad para completar el cupo fue un factor clave: “Realmente el ánimo nos duró poquito. Nunca dudamos que se iba a cubrir, pero sí nos llamó la atención que en 48, 72 horas se cierre todo”. El referente criticó que la política no sirvió para quienes no contaban con mercadería disponible en ese breve lapso.
En la misma dirección, la presidenta de la Federación Agraria Argentina (FAA), Andrea Sarnari, declaró: “Al productor pequeño y mediano no lo benefició, ni siquiera cerca le pasó de la tranquera”. Agregó que los agricultores no tenían cosecha disponible y que “en dos días era imposible buscar mejores opciones”.
El titular de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Carlos Castagnani, advirtió que aunque el sector respondió con rapidez para reunir la meta de divisas, la estructura del beneficio perjudicó a la mayoría: “El beneficio fue para unos pocos, mientras el esfuerzo sigue siendo de todos los productores”.
Por parte de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), el rechazo incluyó críticas al sentido de oportunidad y previsibilidad de la medida. La organización consideró que resultó “un gran negocio para los exportadores” y que aumentó el “nivel de incertidumbre y desconfianza”, reiterando la necesidad de “reglas claras, previsibles y duraderas, no parches coyunturales”.
Ante la consulta por la política de retenciones para el futuro, Francos respondió: “Entiendo a los productores, pero no creo que el valor sea igual al que tenía antes de bajar las retenciones, será más alto, considerando una retención menor”. Planteó que los valores podrían asemejarse a los de una retención de entre el 5% y el 10%, en vez de los más altos vigentes antes del decreto.
El funcionario remarcó también que el Gobierno mantuvo las reglas claras en todo momento y que el plazo se respetó en los términos anunciados: “El gobierno fue claro cuando sacó el decreto sobre las retenciones, que establecía que era hasta el 31 de octubre o 7 mil millones de dólares”. Y enfatizó: “Se llegó a esa cifra increíblemente en tres días y se cortó”.
El reclamo del sector rural giró en torno a la demanda por previsibilidad y duración de las reglas de juego. “El campo necesita reglas claras, previsibles y duraderas, no parches coyunturales”, insistió CARBAP.
En medio de la polémica, los cuestionamientos alcanzaron a la forma en que se estructuró la operatoria, particularmente desde la perspectiva de los productores de menor escala. Según diversas fuentes, la ventana de oportunidad, al quedar limitada a las existencias vendibles inmediatas, excluyó a una parte considerable del entramado agrícola nacional. La federación subrayó que dos días no fueron suficientes para reorganizar las tenencias y acceder a mejores condiciones de venta.
Los testimonios recogidos por periodistas especializados y medios nacionales apuntaron insistentemente al traslado desigual del beneficio. Mientras las grandes exportadoras acopiaron volumen para ingresar al esquema de retenciones cero, pequeños y medianos productores no lograron acceder a esas condiciones, en parte por la falta de cosecha disponible y en parte por la velocidad de ejecución dispuesta por el Estado.
A nivel político, Francos también hizo referencia al contexto de diálogo e interacción entre las fuerzas, asegurando que “el presidente conversará con los dirigentes más importantes del país” y anticipando la posibilidad de buscar consensos de cara al próximo año, en el que no habrá elecciones nacionales.
De fondo, la polémica de las retenciones se dio en un escenario de tensiones financieras. Francos manifestó, en respuesta a preguntas sobre la volatilidad del mercado, que “en la economía, después de dos semanas a las elecciones de Buenos Aires, hubo una situación de inestabilidad en los mercados que generó estos movimientos en plena campaña electoral”. Vinculó la estabilización posterior a la intervención de las autoridades y el apoyo del gobierno de Estados Unidos.
En el ámbito de la seguridad, el triple crimen en Florencio Varela y los desafíos para el control del delito en la provincia también marcaron la agenda, según las declaraciones del jefe de Gabinete, quien trazó un paralelismo con la situación previa que vivió la ciudad de Rosario: “En Rosario las fuerzas, ustedes que lo han vivido, las fuerzas federales, en un plan conjunto con las provinciales, terminaron con un flagelo que, en la ciudad de Rosario, si no lo terminaron, quitaron una parte tan grave de ese flagelo que generaba homicidios, muertes todos los días”.
Finalmente, ante las preguntas sobre diferencias internas dentro del Gobierno, Francos reconoció la existencia de visiones distintas, pero minimizó las tensiones y reivindicó la conducción del presidente.