Riestra, el club de barrio que se dio el lujo de ganarle a River en el Monumental y pasarlo en el historial

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La postal emociona: Gustavo Benítez, el técnico de Deportivo Riestra, sentado en el anillo del Monumental, llorando en silencio después de que su equipo escribiera la página más gloriosa de su joven paso por Primera División.

A su alrededor, miles de hinchas de River aún masticaban bronca por la derrota 2-1 que no sólo complica su presente en el Clausura, sino que además es la cuarta caída en fila (algo que no sucedía desde 2010) y suma un dato que roza lo insólito: en el historial entre ambos, el Malevo pasó al frente.

Sí, aunque parezca increíble, Riestra ya puede presumir de algo que muy pocos lograron en la era profesional del fútbol argentino: tener ventaja sobre River Plate en el mano a mano. Lo hizo tras apenas cuatro enfrentamientos oficiales, con un saldo de dos victorias, un empate y una derrota. Goles a favor y en contra: igualados en cuatro. Historia pura. Con un detalle más: le ganó de local y de visitante. De hecho, aquel 2 a 0 de junio de 2024 fue el que terminó condenando el ciclo de Martín Demichelis.

La fiesta del plantel de Riestra en el vestuario del Monumental, luego de la histórica victoria sobre River (@prensariestra)

El impacto es enorme. Porque no se trata solamente de un triunfo visitante —el primero en Núñez—, sino de la confirmación de que el club del Bajo Flores se acostumbró a desafiar las lógicas. Apenas 21 meses después de su histórico ascenso a Primera, el Malevo ya colecciona victorias ante tres de los cinco grandes (River, Independiente y San Lorenzo) y se transformó en uno de los animadores del Clausura.

De hecho, con el triunfo, el Malevo se afirmó en la cima de la Zona B del certamen. Le sacó cuatro puntos al Millo y quedó muy cerca de asegurarse la clasificación a una copa internacional. En la Tabla Anual, incluso, quedó quinto (a un punto del cuarto, Boca) y se ilusiona con el Repechaje a la Libertadores. Todo esto, con apenas un año y medio en Primera.

La curiosidad y el gesto de camaradería lo exhibió su arquero, Nacho Arce, que en la previa del encuentro les regaló alfajores a los pequeños hinchas de River que agradecían en la platea.

De Pompeya al Monumental

Fundado en 1931 por un grupo de muchachos de Nueva Pompeya que se reunían en una lechería de la calle Riestra, el club fue durante décadas una institución barrial más. Cine, bailes, peñas, ajedrez, tango. Recién en 1946 se afilió a la AFA y debutó en la vieja Tercera de Ascenso.

Durante 40 años, deambuló entre la C y la D, hasta que en 1981 sufrió un golpe durísimo: la dictadura militar expropió su estadio. Sin cancha propia, jugó como huésped por más de una década.

Su historia está plagada de tropiezos y renacimientos. Descensos, desafiliaciones, campañas olvidables. Hasta que en los años 90 comenzó a gestarse una transformación. Volvió a Primera C, se asentó, y poco a poco fue subiendo escalones.

Diego Maradona no jugará en Riestra

Del infierno al cielo en 33 años. Así podría titularse la historia de Deportivo Riestra, el equipo humilde y de contactos poderosos que ascendió por primera vez a la máxima categoría del fútbol argentino. En 1990 quedaba desafiliado tras ser el peor equipo de la D, y debió volver a empezar. Más acá, y ya con el fútbol a cargo del abogado Víctor Stinfale, tuvo a Diego Armando Maradona vistiendo su camiseta y apoyando al equipo en su estadio. “Era como ver a Dios en el barrio”, diría años después el presidente Fernando Salorio.

En Córdoba, sede del partido final contra Deportivo Maipú, los futbolistas se acordaron del Diez: “Olé, olé, olé, Diego…Diego”. Ya eran de primera tras el gol de Gustavo “Tortuga” Fernández y el 1-0 final contra los mendocinos.

Riestra escaló en la pirámide del fútbol argentino envuelto en polémicas, como aquella recordada final por el ascenso desde la B Metropolitana a la B Nacional con Comunicaciones, en la que se lo acusó de agregarle dos metros de ancho a la cancha para que le dieran penales. O en 2020, cuando en plena pandemia de coronavirus se difundieron imágenes de sus futbolistas entrenándose en el estadio Guillermo Laza. Hubo expediente disciplinario en la AFA y causas en la justicia federal y el ministerio público fiscal porteño. Riestra siguió adelante, sin descuento de puntos.

El día que el Monumental fue Malevo

El 2-1 ante River no fue casualidad. Fue la consecuencia de un plan. Riestra incomodó desde el minuto cero al equipo de Marcelo Gallardo. Le cortó los circuitos, lo llevó a jugar en un terreno áspero y lo golpeó en los momentos clave. Primero, con el gol de Alonso (justo ese apellido tiene el primer verdugo, el día del hincha de River). Luego, con el grito de Ramírez, para volver a desnivelar tras el empate parcial.

Con el pitazo final, la estadística ya estaba escrita: Riestra 2 triunfos, River 1, y un empate en el medio. Un registro que lo ubica en un podio muy selecto. Porque apenas tres clubes pueden decir que tienen ventaja sobre River en el profesionalismo: Boca, Estudiantes de Caseros y ahora Riestra.

La camiseta blanquinegra también tiene su mito. En la espalda luce la palabra “Irak”, un símbolo de la idea de que cada partido es una batalla. Es, además, el único equipo argentino que viste camisetas adidas sin patrocinio comercial. Un acuerdo especial que refuerza la sensación de rareza que envuelve a la institución.

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