“Invertir en la Argentina, ¿es una decisión racional o emocional? Argentina es Messi: derrota en varias finales antes de salir campeón. No me pidan que lo deje de intentar”, resumió Mariano Mayer, presidente de la Asociación Argentina de Capital Privado, Emprendedor y Semilla (Arcap), al abrir el debate sobre las oportunidades y desafíos de la región.
La frase sintetiza el clima de época en el mercado local. En los pasillos del Foro Argentino de Inversiones, realizado hoy por la entidad, una idea se repite: “Hay que ver qué pasa en octubre”. La referencia apunta a las próximas elecciones legislativas, que se convirtieron en un punto de inflexión para medir el respaldo al programa económico en marcha y la velocidad con la que se podrán encarar reformas pendientes.
En ese marco, Mayer subrayó la estabilización macroeconómica, la baja de la inflación y la generación de confianza como señales necesarias para que se activen más inversiones. Y pese a la volatilidad, indicó avances en algunos sectores: “En minería hubo desembolsos concretos; en el agro también; y en energía pasamos de importar a exportar”.
Para Jerónimo Bosch, presidente de Pegasus -fondo dueño de compañías como Farmacity, Freddo y Urbana-, el país atraviesa “un momento histórico”, tras décadas de estancamiento. “Se está haciendo un trabajo durísimo de limpieza de distorsiones, con un costo político alto, pero que puede sentar las bases para un desarrollo. Se necesita confianza y empuje, y creo que nosotros somos, en buena medida, responsables de generar ese entusiasmo. Hoy las condiciones son únicas”.
A la hora de analizar las oportunidades, Sebastián Popik, fundador y managing partner en Aqua Capital, también remarcó que el país combina tendencias estructurales globales con ventajas propias. “Cuando uno piensa en tierra, trabajo y capital, a la Argentina le falta capital, y eso indica que debería tener un lugar en cualquier portafolio que se pueda diversificar en otros países”.
Reacomodamiento de flujos
Para los inversores, en un contexto de volatilidad global y reacomodamiento de flujos de capital, América Latina vuelve a estar en el radar. Aunque la región representa entre el 1% y el 2% de los fondos levantados a nivel mundial, la combinación de recursos naturales y talento humano abre un margen de oportunidades difícil de ignorar.
“De todo el capital levantado en los últimos 24 meses, los cinco fondos más grandes concentraron el 20%, unos US$800.000 millones. Lo relevante es que ese capital se está moviendo más rápido, incluso en entornos de volatilidad, porque aparecen compradores dispuestos a aprovechar la oportunidad”, explicó José Sosa del Valle, partner en Lexington Partners. Según el especialista, la industria secundaria pasó de mover US$25.000 millones en 2010 a más de US$200.000 millones este año. En ese tablero, América Latina todavía juega en los márgenes, pero con un ecosistema más balanceado entre private equity y venture capital.
Para Bosch, la escasez de capital externo, lejos de ser un obstáculo, puede convertirse en una ventaja competitiva. “La falta de capital hace que los niveles de pricing y las estructuras de inversión sean más interesantes. Eso permite ser creativo a la hora de estructurar transacciones”, enfatizó. Y precisó: La combinación de un dólar barato y tasas de interés bajando en el mundo generará una liquidez que hoy está definiendo si va a Asia o a mercados centrales. Y yo creo que América Latina se posiciona como un lugar bastante crítico y donde uno debería estar pensando en invertir algo. Después uno puede discutir en qué tipo de instrumentos y demás, pero le prestaría atención”.
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La mirada más macro y global fue abordada por Popik: “Estamos en el ciclo más largo de valorización del dólar desde la Segunda Guerra Mundial. El dólar está en su pico. Y si uno ve y toma la historia como tendencia, en algún momento ese pico se da vuelta, acompañado por déficits y una tendencia a tasas más bajas en Estados Unidos”.
Las claves para innovar
“En la Argentina siempre tenemos situaciones de volatilidad: es cuando más tenés que estar despierto para aplicar innovación, tecnología y ser más competitivo. El contexto mantiene las tensiones y la adrenalina a fondo. Por eso, muchas empresas argentinas pueden competir en el mundo a pesar de la situación que vivimos. La innovación tiene que estar en nuestra sangre”, remarcó Mariano Bosch, CEO de AdecoAgro, empresa productora de alimentos y energías renovables. Y en esa línea, destacó tres pilares que, a su juicio, sostienen ese espíritu innovador: aceptar los errores; aceptar las preguntas; y animarse a contratar gente mejor que uno.
El vínculo entre las grandes compañías y el ecosistema emprendedor también aparece como una vía para acelerar cambios. Roberto Murchison, CEO de Grupo Murchison, explicó que la compañía estructuró su estrategia de innovación abierta a través de Corporate Venture Capital (CVC). “Al principio mirábamos el mundo startup como algo interesante, pero ajeno. Con el tiempo hicimos capacitaciones en innovación, creatividad y colaboración. Son mundos muy diferentes: las inversiones en proyectos para nuestro core business, tienen menos riesgo, por lo que si no tenemos el capital, nos animamos, salimos a buscarlo y nos endeudamos. En startups el riesgo es más alto, por lo que tenemos tickets de inversión más bajos: nuestro presupuesto anual suele rondar US$1 millón”, afirmó.
En el caso de los family offices, la innovación también dejó de ser opcional. Así lo planteó Agustín Otero Monsegur, managing partner en OM Invest, firma que controla la citrícola San Miguel. “La innovación no es una opción, sobre todo cuando pensás en cómo competir en el mundo. En San Miguel, con más de 60 años de historia, al principio teníamos una mirada ególatra: si había algo bueno, pensábamos que teníamos que comprarlo. Con el tiempo migramos a un esquema de partnerships. Hoy el mérito está en las ideas, no en el puesto: el que tiene la mejor idea es el que lleva adelante los cambios”, señaló.
La discusión sobre el financiamiento empresarial cierra el círculo. Para Claudio Zuchovicki, presidente de BYMA, el desarrollo de los mercados de capitales es condición necesaria para que las oportunidades se materialicen. “No hay país desarrollado que no tenga un mercado de capitales desarrollado. El único camino para que una compañía crezca es el crédito. El mercado de capitales funciona como puente entre las empresas y los inversores que buscan retornos”, advirtió.