En el tercer trimestre del año, la realidad finalmente quebró las expectativas positivas de la gente que –hasta ahora– sostenían la ilusión a pesar de las dificultades económicas. Así, lo señala el informe Social Mood, de la consultora Moiguer, correspondiente a ese período de 2025.
Para la firma, hay tres datos que describen el momento: 1) Las expectativas positivas que se sostenían, aún a pesar del presente de dificultad, empiezan a debilitarse; 2) La clase media baja (C3) y el AMBA son los segmentos que dominan e imprimen el pesimismo, con los indicadores más negativas que sesgan hacia abajo la percepción general y 3) El nuevo escenario de expectativas determina el “mood” (estado de ánimo) del consumidor.
“Se abre así un panorama de mayor cautela y los hogares adoptan una actitud de resguardo frente a la incertidumbre”, señala el estudio.
Según Moiguer, “lo que al inicio del año era esperanza de futuro por encima del presente adverso, hoy se revierte ante la caída de los indicadores macro, los escándalos y los reveses legislativos”.
Mientras en el primer trimestre del año el 37% de la gente juzgaba que el presente era negativo y el 52% confiaba en un futuro positivo, en el tercer trimestre esos porcentajes pasaron a ser de 46% en el primer caso y de 44% en el segundo. La negatividad del presente pesa más que la esperanza de futuro. El sentimiento de que el presente es malo y la desesperanza en lo que vendrá hace la población restrinja consumos y ahorre “por las dudas”.
El fenómeno se refleja con más fuerza en la clase media baja y en el AMBA. Allí, el 48% de este segmento se manifiesta pesimista y el 42% cree que hay una alta probabilidad de crisis económica.
La encuesta se realiza online continua en una población de 15 a 65 años sobre 3900 casos trimestrales en distintas ciudades del país más ocho focus groups virtuales.