El reciente paso del tanquero ruso Boracay por aguas europeas ha encendido las alarmas de las autoridades tras su presunta implicación en una serie de ataques con drones que han afectado infraestructuras críticas en varios países del continente. El análisis de datos de rastreo realizado por The Telegraph sitúa a este buque en las proximidades de al menos nueve incidentes de drones, lo que ha llevado a expertos y funcionarios a considerar su papel en la intensificación de la guerra híbrida impulsada por Rusia contra los aliados europeos de Ucrania.
El Boracay, un petrolero de 18 años, zarpó de Rusia el 20 de septiembre y navegó por el mar Báltico, coincidiendo con una serie de incursiones de enjambres de drones en la región durante las dos semanas siguientes. Según datos proporcionados por el sitio web de seguimiento marítimo MarineTraffic, el buque se encontraba a menos de 50 millas náuticas de Copenhague el 22 de septiembre, fecha en la que la actividad de drones paralizó el aeropuerto de la capital danesa durante varias horas.
En los días posteriores, el petrolero bordeó el extremo norte de Dinamarca y descendió por la costa occidental del país entre el 23 y el 25 de septiembre, periodo en el que se reportaron cierres en cuatro aeropuertos daneses adicionales tras avistamientos de drones.
El 25 de septiembre, drones también fueron detectados cerca de infraestructuras clave en Kiel, Alemania. Las autoridades alemanas informaron que estos aparatos espiaban una planta de energía, un astillero militar, un canal de navegación estratégico, un hospital y el parlamento regional. En ese momento, el Boracay se encontraba en aguas próximas a la costa alemana del mar del Norte.
La travesía del buque continuó por el Canal de la Mancha hasta aguas francesas, donde fue interceptado y abordado por las autoridades de Francia. Esta acción provocó la condena del presidente ruso Vladimir Putin, quien acusó a Francia de cometer un acto de piratería.
El fiscal de la ciudad de Brest, Stephane Kellenberger, encargado de la investigación, confirmó que el petrolero fue detenido la noche del miércoles y que los dos tripulantes se identificaron como el capitán y el primer oficial de la nave.
La flota fantasma rusa, a la que pertenece el Boracay, es conocida principalmente por su papel en el transporte de petróleo para financiar la maquinaria bélica de Putin, eludiendo las sanciones occidentales. Sin embargo, la supuesta implicación del buque en los incidentes de Copenhague representa el primer caso documentado en el que esta flota estaría involucrada en operaciones de sabotaje mediante el lanzamiento de drones, según el análisis de The Telegraph.
El historial del Boracay revela una serie de cambios de nombre y bandera en los últimos años. Construido en 2007 bajo el nombre de Pacific Apollo, el buque ha sido rebautizado sucesivamente como Virgus 13, P Fos, Odysseus, Varuna y Kiwala, hasta recibir su denominación actual. En algunos registros aparece también como Pushpa. Está registrado a nombre de Baaj Shipping Limited, una empresa de fachada con sede en las Seychelles, y actualmente navega bajo bandera de Benín de forma fraudulenta, tras haber utilizado banderas falsas de Gambia y Malaui.
Los datos comerciales disponibles indican que la última inspección del petrolero tuvo lugar en abril en un puerto de Estonia, donde se detectaron 40 deficiencias. Las autoridades hallaron certificados inválidos para equipos de radio y dispositivos de seguridad a bordo, entre otros aspectos.
Expertos han advertido que, además de la violación de sanciones y las actividades desestabilizadoras, el uso de buques envejecidos, de propiedad opaca y sin seguro por parte de Rusia representa un riesgo ambiental considerable.
Peter Aylott, responsable de políticas de la UK Chamber of Shipping, expresó su preocupación a The Telegraph: “El seguro es lo que más preocupa a todos, porque si ocurre un accidente con un petrolero ruso, o controlado por intereses rusos, y se produce un gran incidente de contaminación, ¿quién va a pagar, quién lo va a resolver y cómo se va a hacer?”
La advertencia sobre el uso de buques de la flota fantasma rusa para lanzar y controlar drones sobre ciudades europeas fue lanzada inicialmente por el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, quien el 28 de septiembre citó información de inteligencia nacional para alertar sobre esta nueva táctica de Moscú, según recogió The Telegraph.