A veces, para volver a empezar, hay que dejarlo todo atrás. Milan lo hizo: luego de no clasificar a ninguna competición europea, cambió de entrenador, prescindió de 29 futbolistas de la temporada anterior, invirtió 162 millones de euros en refuerzos, apostando en la leyenda croata de 40 años, Luka Modric, para construir un nuevo equipo. Siete partidos después, ese salto al vacío se convirtió en ilusión concreta. El conjunto rossonero es líder provisorio de la Serie A, tras vencer y cortar con el invicto del Nápoles en el torneo, con una identidad renovada.
La victoria en el estadio San Siro, fue mucho más que un triunfo: fue la confirmación de un cambio. Con autoridad, Milan frenó a Napoli, que llegaba lanzado e invicto, y lo alcanzó en la cima junto a Roma. Más allá de la posición temporal en la tabla, lo que entusiasma es el cómo. Porque este equipo juega, compite, y sobre todo, contagia. En una liga que se volvió impredecible, aparece como uno de los equipos más sólido del inicio de temporada.
El artífice del nuevo ciclo es un viejo conocido: el italiano Massimiliano Allegri volvió al banco en mayo, luego de más de una década, tras una experiencia exitosa en Juventus y un final tumultuoso. Su regreso, cuando finalizó la temporada pasada, no fue un gesto nostálgico, fue una apuesta por la experiencia.
Milan necesitaba orden, carácter y un plan, y el entrenador de 58 años, que supo ser campeón en este equipo, trajo eso. “Es solo el principio”, declaró tras el último encuentro con DAZN, además de elogiar el sistema defensivo del equipo, especialmente por haber aguantado con una menos la victoria.
El entrenador italiano trajo también una idea clara: reconstrucción total. Solo nueve jugadores del plantel que inició el año anterior se mantuvieron en el comienzo de esta nueva temporada. Los que siguen son el arquero titular y capitán del equipo, Mike Maignan; el juvenil Lorenzo Torriani, de 20 años; los centrales Fikayo Tomori, Strahinja Pavlović y Matteo Gabbia; los mediocampistas Youssouf Fofana y Ruben Loftus-Cheek; y los delanteros Christian Pulisic y Rafael Leão.
Hay un décimo jugador que se mantuvo, que llegó a principios de 2025, en el mercado de mitad de temporada en Europa: Santiago Giménez. El delantero nacido en argentina, pero nacionalizado mexicano, jugó todos los encuentros de titular desde que empezó este nuevo ciclo, imponiéndose como una pieza clave.
El resto fue reemplazado por 12 incorporaciones, entre las que sobresalen algunos fichajes: el más caro, Christopher Nkunku, por el que pagaron 37 millones de euros; el lateral ecuatoriano Pervis Estupiñán, ambos traídos de la Premier League, y el ex PSG, Juventus y Marsella, Adrien Rabiot.
Aunque, de esos nombres, hay uno muy importante: Luka Modric, que eligió Milan para la que seguramente sea su última gran aventura en el mundo del fútbol, al menos como jugador. Llegó con 39 años, aunque recientemente en septiembre ya cumplió los 40, 28 títulos en Real Madrid y una nueva Copa del Mundo pendiente por disputar con Croacia en 2026.
En poco más de dos meses desde su llegada como jugador libre, jugó seis partidos de siete, sumando un gol y una asistencia, siendo el líder futbolístico y emocional del equipo. No vino a despedirse del fútbol, sino a seguir compitiendo al más alto nivel. En un vestuario nuevo, su figura es faro y ejemplo. Lo confirman sus minutos, su entrega, su vigencia, y como potenció a sus compañeros.
“¿Seremos un equipo hecho para ganar?”, fue lo primero que preguntó el croata al pisar Milanello, el centro deportivo de AC Milan, según reveló el director deportivo albanés, Igli Tare, en declaraciones a la agencia EFE. Esa mentalidad, la de no aceptar transiciones grises ni años de espera, impregnó a un plantel variado, con jóvenes y experimentados. Modric no solo juega: transmite, ordena, marca el pulso. Su presencia resignificó la reconstrucción.
Sobre el croata, Allegri declaró en el último encuentro: “Luka es un jugador muy inteligente… En la liga italiana, es un jugador que te da más calidad por delante de la defensa y se controla mejor. También es muy inteligente en el cierre».
Así explotaba tras el triunfo la última fecha, mostrando que aun con la edad y habiendo ganado todo con el Madrid, sigue sintiendo cada partido como una final.
El equipo rojinegro no se clasificó a ninguna copa europea en la temporada pasada, tras quedar octavo en la Seria A. Además, cayó tempranamente en los playoffs de la Champions League ante el equipo neerlandés Feyenoord, tras quedar 13° en la etapa de liga, y perdió la final de la Copa Italia sorpresivamente ante Bologna. Solo pudo festejar un título, la Supercopa de Italia, ante su clásico rival Inter, a principios de este año.
El cierre fue un golpe de realidad y el punto de partida para el cambio. Por eso, el club no dudó: se desprendió de más de dos decenas de futbolistas, recaudó más de 176 millones de euros en ventas (según Transfermarkt) y armó un plantel nuevo. En tiempo récord e, incluso, quedando en positivo en lo financiero.
Dentro de los jugadores que se desprendió, hay algunas bajas de peso: el lateral francés Theo Hernández, vendido a Al Hilal en 25 millones euros; el nuevo préstamo para Álvaro Morata, esta vez al Como; y el caso de otro ex Real Madrid, Luka Jovic, que se fue libre al AEK Atenas.
Un caso de un jugador a préstamo, que arregló su salida antes de volver, fue el argentino que juega en Boca, Marco Pellegrino, por el que el xeneize desembolso 3.5 millones.
La próxima parada será en Turín, frente a Juventus, el domingo desde las 15.45 (hora Argentina). Un clásico cargado de historia, que encuentra a los dos equipos en presente dispares. Será el regreso de Allegri a su otra casa, pero también una oportunidad de confirmar el momento de este Milan, que ya dejó de ser sorpresa. Ganó los cinco partidos que disputó —entre liga y copa—, mostró solvencia defensiva, frescura ofensiva y equilibrio en el medio.
Hace no mucho, era un equipo desorientado, que se quedó sin competencias este año. Hoy, aun con pocos partidos de iniciada la temporada, la ilusión está renovada, y se ilusiona con pelear por el torneo y la copa. Lo que cambió no fueron solo los nombres: fue el espíritu. En esa transformación, Allegri dio la estructura y Modrić, el corazón. “Estamos empezando a ser un equipo”, sentenció el entrenador.