“Yo vivo los 50 como mi mejor versión. Para mí, culturalmente, esta etapa está dejando de ser el prólogo del final para transformarse en el capítulo más largo de la vida. Antes era la edad de resignarse, ahora es la edad de rediseñarse. Estamos hackeando esa narrativa: hombres y mujeres de 50 tenemos vitalidad, voz, proyectos, ambición y deseo. La sociedad empieza a aceptar que esta década y la siguiente no son de resignación sino de reinvención”, dice entusiasmada Andy Clar (52), emprendedora, autora y creadora del proyecto Poscua, un canal de contenidos +40.
Es cierto: son tiempos cambiantes que desde un punto de vista demográfico, social y cultural, en particular en América Latina (que para el 2090, según la ONU, tendrá un porcentaje de mayores de 60 más grande que Europa y América del Norte), plantean nuevos desafíos en torno a cómo se percibe el envejecimiento. Hoy son cada vez más comunes las preguntas sobre cómo se vive y se disfruta la nueva adultez, sobre todo en las mujeres de 50 años y más, que están a la cabeza de una silenciosa revolución que propone la autonomía, el bienestar y la autenticidad como los ejes de esta transformación cultural. Así lo indica un nuevo estudio del Centro de Investigaciones Sociales (CIS) de UADE, basado en encuestas a mujeres de todo el país –la mayoría urbanas y profesionales–, que muestra un giro profundo en el modo en que este grupo proyecta su vida, sus vínculos y su identidad.
“Cuando veo que mi edad puede ser un obstáculo para algo te juro que no entiendo. Me siento vital, tengo ganas de entrenar, de salir, de trabajar. Me siento mucho más segura que a los 30, más plantada y con todo por delante. Creo que, ni de casualidad, nuestras madres lo vivían así. Antes, llegabas a los 50 y parecía que no había nada más para hacer, lo cual iba acompañado del tabú de la menopausia. Algo del orden de la reproducción como el lugar natural para nosotras se jugaba ahí, nos dejaba afuera cuando perdíamos esa capacidad. Y si bien no creo que haya desaparecido del todo, fuimos nosotras las que, con el tiempo, aprendimos a ponerle voz a eso. Hoy podemos reírnos de lo que antes había que esconder, podemos tomarnos con liviandad esta etapa porque hay mucha más información”, señala Marie La Rocca (51), creativa y directora de su propia agencia. Lo femenino a los 50, agrega Marie, es un territorio de exploración nuevo, sin manual heredado.
“Transito esta etapa con mucha intensidad y con la sensación de estar ‘de estreno’, pero con más claridad y conciencia. Todo lo vivido se suma a que estamos empezando a ver que los 50 ya no solo representan ‘retiro’ o ‘declive’, sino expansión, nuevas carreras, nuevas pasiones, nuevos vínculos –plantea Miriam De Paoli, fundadora de data8 Latam, una organización que analiza el fenómeno de la longevidad y de No Pausa, una startup latinoamericana que desarrolla soluciones para el climaterio y la menopausia–. Hoy los 50 ‘piden pista’ como una edad activa y productiva; con protagonismo en lo social, en lo cultural y también en lo económico”.
¿Cuestión de género?
Términos como “nueva madurez” o “revolución senior” están en boga en los tiempos que corren y habilitan replanteos sobre cómo deberían cambiar las concepciones en torno a los ciclos productivos y creativos a lo largo de la vida. En este sentido, no es menor preguntarse si los estereotipos y las exigencias en torno a los +50 pesan de igual forma para hombres y mujeres. “Culturalmente el envejecimiento sigue teniendo un sesgo de género. En los hombres se sigue asociando madurez con poder, mientras que las mujeres nos enfrentamos a una sociedad que nos sigue pidiendo juventud y belleza; con los avances de la industria beauty, además, la edad femenina se va desdibujando cada vez más, con patrones más irreales que nunca. Sin embargo, somos muchas las que estamos resignificando ese momento de la vida: transformamos la menopausia en un punto de partida y no de cierre. Hacemos visible el paso del tiempo, lo llevamos con orgullo y no olvidamos que la juventud tiene mucho que ver con la capacidad de desear (en todos los aspectos), más allá de seguir siendo deseable”, opina De Paoli.
Justamente, uno de los puntos de tensión más claros se da en torno a la imagen, según revela el estudio UADE, ya que muchas mujeres sienten que los medios aún refuerzan estereotipos de juventud y éxito, lo que puede afectar la autoestima. Así, la frase “hay presión para ocultar el paso del tiempo” obtuvo un 67% de acuerdo, un 21% neutral y 12% estuvo en desacuerdo. En cuanto a los tratamientos estéticos y cirugías, 7 de cada 10 mujeres opinan que se están transformando los discursos respecto del envejecimiento, a la vez que casi 9 de cada 10 están de acuerdo con valorar más el bienestar integral por sobre el estético.
“Antes la mujer a los 50 quedaba invisibilizada. Eso no quiere decir que actualmente sea fácil, pero cambió la perspectiva. Mientras que a las mujeres nos pesaron siglos de relatos que nos reducían a juventud, fertilidad y cuidado, a muchos hombres todavía se los define por su éxito económico o social. Las mujeres, sin embargo, estamos ampliando la conversación: ahora hablamos de placer, salud, libertad y longevidad sin prejuicios”, apunta Andy Clar.
Para Flor Luque, de 56, comunicadora y consultora organizacional, la conversación sobre estereotipos de edad vino a ocupar el espacio que quedó vacío cuando se fue apagando la conversación sobre género. “Esta reconfiguración tiene una mirada positiva asociada a la generación silver: una masa cada vez más grande de individuos económica y actitudinalmente activos. Por otro lado, está la preocupación por un futuro previsional incierto: hay más personas mayores que aportantes y una brecha creciente entre quienes tienen salud y oportunidades, y quienes se quedan afuera. Creo que es un momento de enorme potencial, pero también de desafíos estructurales que no podemos ignorar”.
De los mandatos a los deseos
Esta etapa de la vida también está signada por un fuerte interés por seguir aprendiendo, explorar otras experiencias y redefinir prioridades. El autoconocimiento, la independencia, los vínculos afectivos y las ganas de generar algún impacto positivo en el mundo se vuelven coordenadas para redibujar el mapa de la adultez.
“Tengo más tiempo disponible. Mis hijas ya están más grandes, podemos salir o viajar con mi marido sin preocuparnos y eso es una genialidad. Mi mayor responsabilidad siempre fue crear un entorno saludable para ellas, primero en casa cuando eran chiquitas, después acompañándolas en su crecimiento, y ahora me toca usar ese tiempo, responsabilidad y ganas en un mundo más amplio que el mío, para que sea un lugar más justo, con más libertad para ellas y para todos”, apunta Luque, parte del directorio de #MEP (Mujeres en Publicidad).
Otro estudio de tendencias de la consultora You Universal también refleja cómo la definición de bienestar evoluciona según la etapa vital que se atraviesa: de 25 a 35 años, se trata de estar preparados para la vida; de 36 a 49 años tiene que ver con poder ser el soporte emocional y económico de la familia, y de 50 en adelante el bienestar pasa por disfrutar mientras uno se prepara para la vejez. A su vez, la investigación de UADE señala que desde el punto de vista femenino, lejos de volverse una etapa más calma, en esta edad se privilegian las actividades de todo tipo, especialmente la física (60%), seguida de la social y cultural (45% del total, que se incrementa al 52% entre las mujeres mayores de 60 años), e incluso formativas y de aprendizaje (un tercio de las encuestadas señala que le gustaría estudiar, y ese interés se eleva al 38% entre las que son mayores de 60).
Los cambios en la vida personal y familiar (hijos crecidos, divorcios, nuevas parejas o mudanzas) que vienen de la mano del recorrido vital, hacen que para las mujeres de 50 animarse a hacer cambios, como viajar o cambiar de carrera, sea algo más natural. “Cumplí con casi todos los mandatos: estudié, me recibí, estuve en pareja, tuve dos hijos, puse en pausa mi carrera para criar. Hoy, ya separada –con lo que me costó sacarme el peso de la culpa por no poder sostener todo aquello–, siento un alivio que realmente se lo deseo a cualquiera. Soy dueña de mis días y mis noches. Un volver a empezar. Para mí, muchos hombres que nacieron en la década del 70 no comprenden ese deseo de seguir de las mujeres de su generación porque fueron criados por nuestras madres, aquellas a las que se les acababa el mundo a los 50. Eso es lo esperable para ellos”, afirma Marie La Rocca.
Nuevos vínculos
Las mujeres que transitan los 50 afirman, también, que los vínculos cambian en esta etapa vital, desde una relación de pareja hasta las amistades. “Para mí, las amigas son un capital emocional enorme. No siempre es fácil hacer nuevas, pero cuando sucede, suelen ser relaciones más profundas, construidas desde la autenticidad. También hay un redescubrimiento de las amistades de siempre: las que resistieron el paso del tiempo se vuelven casi familia”, señala Paoli.
“Si tengo que elegir entre la amistad para siempre o el amor para siempre, elijo la amistad. Mis amigas, las de mi edad, casi todas separadas, ven con más claridad una vejez entre amigas que al lado de una pareja. La amistad es la base de cualquier vínculo virtuoso”, sigue Marie.
De acuerdo al informe Senior Living, una nueva madurez, de You Universal, a los 50 los espacios sociales y los amigos se vivencian como un lugar indispensable de catarsis de lo bueno y de lo malo, de compañía y sostén. “Si bien dos tercios de las encuestadas conviven en pareja, la soltería aparece como una elección legítima y cada vez más valorada. Lo que se redefine, más que el estado civil, es la idea de vínculo: relaciones basadas en el respeto, la libertad personal y el apoyo mutuo. Respecto a la sexualidad, algunas priorizan el disfrute pleno, otras la atraviesan con mayor calma y están quienes le restan relevancia”, cuentan quienes realizaron el estudio.
Menopausia, un tabú que cae
En paralelo, la menopausia salió del clóset en el último tiempo con discursos que no temen quitarle el estigma y considerarla como un período vital más. “La menopausia ya no es un final, es la puerta de entrada a la longevidad productiva. La narrativa está cambiando: hablamos más de cambios y conectamos estos desafíos con seguir manteniendo el deseo, el placer y la libertad después de los 50. Para muchas mujeres este momento puede ser liberador: no hay más riesgo de embarazo, hay más autoconocimiento y un deseo que se vive muchas veces sin culpa”, puntualiza Paoli.
Eso sí; a la par del cambio de paradigma, los especialistas resaltan la importancia de atravesar la menopausia con información y acompañamiento, mientras que cada vez más celebrities se animan a abordarla de manera pública, como es el caso de la actriz Naomi Watts (57), quien luego de experimentar una menopausia temprana, acaba de publicar su libro Me atrevo a contarlo: todo lo que me habría gustado saber sobre la menopausia y lanzó la marca de bienestar Stripes, enfocada en la educación y productos para mujeres en la mediana edad.
“Es una etapa a la que arribé sin preparación y de repente me encontré con cambios físicos, interpelada por una reconversión laboral, por la enfermedad de mi padre y la necesidad de seguir en marcha con proyectos de vida que, aunque no tienen fecha de vencimiento, siento que tengo que definir ahora. Coincido en la necesidad de hablar sobre estos temas con naturalidad, pero también saliendo de los clichés. Yo la menopausia la tuve que vivir muy sola”, confiesa Taira Peña, de 57 años, consultora experta en sostenibilidad y comunicación.
En cuanto a la pareja, también comienzan a sopesarse otras variables. Cynthia, publicista de 56 años, asegura: “En mi vida, yo diría que comenzaron mis años más felices. Me enamoré de mi marido a los 43 y me casé a los 46, algo que jamás estuvo en mis planes. Él me conoció en plena perimenopausia. Recuerdo que de la nada, yo le decía: ‘Leonel, no te asustes, voy a llorar un poquito’, y él, que es un santo, me respondía: ‘Todo lo que necesites’. Lo que más disfruto es la complicidad que tenemos, el sentido del humor y, sobre todo, su hombro, que es mi lugar en el mundo”.
Todo indica que, para las mujeres, los 50 están dejando de ser la antesala del ocaso para transformarse en una plataforma de lanzamiento para la segunda mitad de la vida.