Este sábado 4 de octubre, Sevilla fue testigo de una de las bodas más esperadas del año: la de Cayetano Martínez de Irujo y Bárbara Mirjan, quienes tras una década de relación sellaron su amor en una ceremonia celebrada en la Iglesia del Cristo de los Gitanos. La pareja, que derrochó elegancia y complicidad, vivió una jornada de contrastes: emoción dentro del templo y tensión a las puertas, donde el duque de Arjona protagonizó un inesperado enfrentamiento con los medios de comunicación.
Lo que debía ser una celebración impecable terminó empañado por un gesto que rápidamente acaparó titulares. A la salida de la iglesia, mientras los novios se disponían a subir al tradicional carruaje de caballos conocido como “la duquesita”, las preguntas de los reporteros desencadenaron una reacción airada del hijo de la recordada duquesa de Alba.
“Ya, ya, no tenemos nada que hablar con nadie. Dejarnos tranquilos hoy, un poquito de respeto. Le estoy diciendo que muchas gracias, pero que un poquito de respeto por una vez en la vida”, exclamó, visiblemente molesto, ante las cámaras que cubrían el enlace. El contraste con la serenidad de su esposa, que saludaba sonriente y agradecía la presencia de los medios y curiosos, fue inmediato. En cuestión de minutos, las imágenes se viralizaron, reabriendo un viejo debate sobre la relación entre la prensa y la aristocracia.
Este domingo, Cayetano ha decidido romper su silencio. Lo ha hecho a través del programa D Corazón, emitido en La 1, donde ha querido dar su versión de los hechos. Sin embargo, sus declaraciones no han servido para calmar la polémica, sino todo lo contrario.
El periodista Javier de Hoyos, copresentador del formato, ha relatado en directo su conversación telefónica con el duque: “A él lo que le cabrea, me explica, es que él había acotado una zona para la prensa y que de repente se habían saltado la zona. Me dice que con Marina Bernal (reportera de D Corazón) no tiene ningún problema, de hecho, ella dice que respetó el momento en el que le dijo: ‘no quiero hablar’. Pero sí que lo tiene con otra compañera de prensa».
A continuación, De Hoyos ha leído textualmente parte de los mensajes que el propio Cayetano le había transmitido: «Llevo 40 años aguantando la basura. En este país se dedican a manipular, a falsear. Nos usurparon el momento. Que metan los micrófonos en la cara me parece una falta de respeto. Nos acabábamos de casar, usurpando el coche de mulas’. Ahí es cuando me dice, María Bernal sí que actuó con respeto y se lo agradezco».
Además, el aristócrata ha insistido en que no se considera una figura pública en el sentido mediático del término: “Yo estoy saliendo de mi boda y no tengo por qué contestarles a ustedes, que les había reservado un lugar que estaba a un par de metros y que no entendía por qué se lo habían saltado. Yo no soy familia real, no soy político, no soy ningún actor. Ustedes me usurpan la vida con micrófonos. Esto no información, es basura. Esperaba que estuvieran a una distancia y yo no tengo nada que habla porque no tengo que dar declaraciones ese día. Una imagen vale más que mil palabras“.
El debate televisivo: reproches y reflexiones
La respuesta del duque ha sido recibida con sorpresa e indignación por los colaboradores del programa. Laura Fa ha sido especialmente contundente: “Si hablamos de cosas y las elevamos, que la usurpación ha sido la tomadura de pelo que ha hecho él muchísimas veces vendiendo su vida con detalles escabrosos que han hecho cabrear a sus hermanos. Que él gane dinero por eso, ¿eso no es usurpación?“.
Luis Pliego, director de la revista Lecturas, por su parte, ha apelado a la figura de la duquesa de Alba para subrayar el contraste de actitudes: «No puedes ser tan maleducado el día de tu boda con los compañeros que están trabajando, que están contando tu boda. Lo mínimo es dar las gracias. Su madre le habría regañado». A lo que ha añadido Fa: “Cayetano es tal cual es Cayetano. Es el resumen del personaje. Mira Bárbara qué educada, qué normal saludando a los compañeros. Lo que no puede ser es que le intentemos justificar. Es maleducado con la prensa, desagradable».