La ilusión del “ahorro” en pesos digitales

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En los últimos años, distintas billeteras virtuales se pusieron de moda como un vehículo para invertir los pesos sobrantes de forma rápida y simple. A primera vista, la propuesta parece moderna y conveniente: tasas que llaman la atención, acceso inmediato al dinero y un sistema que evita los trámites lentos del banco. Pero, como suele pasar en las finanzas, no todo es tan simple como parece: lo que se presenta como una solución fácil puede esconder una trampa que no todos notan de entrada. Esos altos porcentajes que muestran las aplicaciones dan la impresión de que uno está ganando. Sin embargo, en la práctica, esa ganancia es sensiblemente inferior a la que se podría obtener en otro tipo de inversiones e incluso muchas veces el dinero pierde valor frente a la inflación real. Por eso es importante mirar más allá de lo que se ve en pantalla. Hace falta entender bien cómo se calculan esas tasas, cuál es el verdadero rendimiento y qué objetivos tiene la inversión, para no tomar decisiones equivocadas. ¡Manos a la obra!

Cómo se construye la ilusión

Las billeteras digitales suelen mostrar una Tasa Nominal Anual (TNA) basada en el rendimiento promedio de los últimos 30 días del fondo donde invierten los pesos. Ese número aparece en la pantalla como si resumiera el presente, pero en realidad es un dato del pasado. Y ahí está el problema, dado que en un país como Argentina, donde todo cambia velozmente, usar un rendimiento “pasado” como referencia puede ser engañoso, dado que lo que funcionó el mes pasado podría no hacerlo en el mes en curso. En finanzas, a esto se lo llama rendimiento ex post (hacia atrás). En cambio, ex ante es lo que proyecta lo que podría pasar. Las billeteras, sin decirlo directamente, presentan un rendimiento ex post como si fuera ex ante, y eso genera una ilusión difícil de detectar a simple vista. Para entender mejor la diferencia, conviene mirar los números actuales y calcular cuánto rendirían en un año si se mantuvieran constantes. Esa sería una TNA “presente”. En muchos casos, ese cálculo da un valor más bajo que el que muestra la app. Un ejemplo sencillo: si la billetera indica una TNA del 35% porque eso fue lo que rindió en los últimos 30 días, pero los intereses diarios actuales se anualizan y dan un 30%, entonces hay una diferencia importante. Es como guiarse por el clima de la semana pasada para decidir si hoy necesitás paraguas. Puede orientar, pero no refleja lo que realmente está pasando ahora. Frente a eso, hay instrumentos como los plazos fijos bancarios o las cauciones bursátiles que funcionan distinto, dado que la tasa se fija al momento de invertir. Si pactás un plazo fijo al 40% anual, eso es lo que vas a cobrar al final, sin importar si el contexto cambia durante ese tiempo. Sabemos que una de las grandes ventajas de las billeteras virtuales es la previsibilidad, la liquidez total: podés entrar y salir cuando quieras. Pero esa flexibilidad tiene un costo. En un entorno inflacionario como el argentino, los rendimientos pueden caer rápido y, en algunos casos, terminar siendo negativos si se los compara con la inflación real.

Las billeteras virtuales están de moda

Las consecuencias reales para el bolsillo

El problema no está solo en cómo se calculan las tasas, sino también en lo que eso representa en la vida diaria de quienes usan estas billeteras como forma de “ahorrar”. A muchos les pasa lo mismo: después de meses dejando la plata en la app, ven que el saldo aumentó en números, pero cuando van a comprar, les alcanza para menos cosas. Eso que se siente como avanzar pero no llegar, crecer en cifras pero perder en poder de compra, tiene un nombre claro: la inflación le gana a los intereses que cobrás. Y eso genera dos efectos muy comunes. El primero es la ilusión del goteo. Ver que todos los días se acreditan algunos pesos extra puede dar la idea de que el dinero está “produciendo”. Pero si esos rendimientos no superan la inflación, en realidad estás perdiendo valor sin darte cuenta. El segundo es el conformismo por comodidad. Como todo es fácil, inmediato y sin trámites, mucha gente se queda ahí, sin comparar otras opciones que tienen un nivel de riesgo parecido, pero con mejores condiciones. La buena noticia es que no estás atrapado: hay formas concretas de organizar mejor el ahorro. Una de ellas es separar el dinero según su uso. Lo que necesitás tener a mano todos los días puede quedarse en la billetera digital. Pero lo que pensás guardar un poco más de tiempo, conviene moverlo a instrumentos con tasas más claras y estables, como los plazos fijos escalonados o las cauciones bursátiles. Eso también te ayuda a organizar mejor los ingresos y egresos. Otra opción es empezar a mirar fuera del peso. No hace falta hacer movimientos complejos: incluso con alternativas simples, se puede dolarizar una parte del ahorro. Eso ayuda a evitar que toda tu exposición quede en una moneda que se devalúa constantemente.

Conclusión

Hasta hace poco, usar una billetera virtual era casi sinónimo de modernidad y eficiencia. Para muchos, representaba una solución práctica a la gestión diaria del dinero y, en cierta forma, lo fue. Permitió dar un primer paso: entender que no tiene sentido dejar los pesos quietos. Pero con el tiempo empezamos a ver que esa solución era solo el punto de partida, no el objetivo final. Hoy, con más claridad sobre cómo funcionan sus rendimientos y cómo se comparan con otras opciones de riesgo parecido, el siguiente paso es inevitable: diversificar. Usar distintas herramientas de renta fija en pesos (plazos fijos, cauciones bursátiles, fondos de money market) permite no depender de un solo instrumento. Lo importante ya no es elegir “la mejor” billetera o “el mejor” banco, sino armar una estructura donde cada herramienta tenga su función: liquidez inmediata, tasa previsible o resguardo parcial frente a la pérdida de poder de compra. La verdadera mejora empieza cuando empezamos a decidir con información y objetivos claros. Ahí es cuando el ahorro deja de ser algo estático y empieza, de verdad, a crecer. La seguimos la próxima la semana con más material de finanzas personales e inversiones.

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