“Fue muy riesgoso”: el jefe de una cuadrilla que afrontó una situación extrema para que no falte luz en 12 estancias

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La situación que atraviesa French, en el partido bonaerense de Nueve de Julio, expone mucho más que una emergencia por lluvias: revela una crisis estructural en el sistema hidráulico bonaerense, según comentan. El agua lleva meses estancada, sin escurrir, y los vecinos de los campos aseguran que los canales no dan abasto o directamente no funcionan y cada vez el agua sigue en aumento. En esas condiciones trabaja la cooperativa eléctrica local para proveer el servicio en más de 300 kilómetros de líneas rurales. El equipo llega en lancha o a caballo a zonas anegadas.

“Ni siquiera hablamos de sueldo”: le hicieron una sorpresiva oferta de trabajo que le cambió la vida y hoy recorre miles de kilómetros

Fabricio Bonello es el jefe de distribución de la cooperativa eléctrica de French, a quien en los últimos días se lo vio colgado de unos cables trabajando sobre un bote intentando hacer trabajos en el tendido eléctrico. Sin asistencia efectiva del Estado, son los propios habitantes quienes, organizados en turnos y con bombas prestadas por el municipio, vigilan día y noche los anillos de contención para evitar que el pueblo quede bajo el agua.

“Somos una cooperativa eléctrica de aproximadamente 750 usuarios, que también le da luz a un pueblito llamado 12 de Octubre, del otro lado de la ruta, y hoy estamos muy complicados por esta crisis hídrica. No solo afecta a Nueve de Julio, sino también a la zona sur, hacia Carlos Casares, donde las inundaciones vienen desde hace tiempo. Por ahora el servicio eléctrico está activo al 100%, todos los usuarios tienen luz, pero día a día se complica llegar. Esta semana tuvimos que usar una lancha con motor para hacer el mantenimiento de una línea bifásica de 13.200 voltios que alimenta unas 12 estancias», comenzó a relatar.

Según señaló, fue en la última estancia donde tuvieron que embarcarse para hacer el mantenimiento y reparación para restablecer el servicio. “Fue un trabajo muy riesgoso. Ya lo habíamos vivido en 2001, en la última inundación grande que hubo en la zona. También entonces tuvimos que afrontar una situación compleja, con riesgos, tiempo y esfuerzo. Tuvo que pasar más de un año para recuperar los caminos para circular“, advirtió.

La postación tiene unos 10 metros de altura. “Parado arriba del bote, podía tocar los cables con la mano. Había unos tres metros de profundidad de agua. Todo eso antes era una calle, un camino. Hace seis meses se podía pasar por allí en camioneta. Hoy, llegar a ese punto nos lleva dos días, cuando antes tardábamos 15 minutos“, esclareció.

Si bien contó que usan todos los elementos de seguridad, se exponen a una caída al agua

El técnico relató que en más de una oportunidad tuvieron que recurrir a caballos para llegar a los lugares de trabajo por donde pasa el tendido eléctrico. “A veces cruzamos zonas anegadas a caballo, para reponer fusibles o reparar cables cortados. Nos ayudamos con lo que tenemos a mano: los mismos productores rurales nos prestan un tractor o un carro. Siempre hay colaboración», contó.

Según dijo, desde donde tiran la lancha al agua hasta donde hicieron la reparación había unos 2000 metros de distancia. “Encima el viento picaba la laguna, lo que hacía más difícil trabajar. El cable estaba sin tensión, con la luz cortada, pero igual es un riesgo enorme y lo tenemos siempre. Utilizamos todos los elementos de seguridad para trabajar tranquilos. Si te caés al agua, nunca sabés con qué podés encontrarte, si hay un alambre, una tranquera o palos. Usamos chaleco salvavidas, botas aislantes y tratamos de cuidarnos entre nosotros”, narró.

La cuadrilla está integrada por cinco trabajadores que cubren toda la zona, compuesta por Bonello, Diego Álvarez, Bruno Collado, Tomás Balle y Martín Picardo. “Hacemos guardias rotativas, dos personas por semana, y estamos disponibles las 24 horas. Si a un compañero se le complica, los demás lo acompañamos. La zona más complicada está al sur de la ruta 5, detrás de French. Día a día sigue entrando agua y no sabemos cuándo va a alcanzar su pico. La Municipalidad también está desbordada. Hay pueblos que están igual o peor“, dimensionó.

Sobre la falta de soluciones de los gobiernos, Bonello fue tajante: “Acá nadie puede hacer nada. Creo que esto escapa al municipio. No puede ser que hace tres meses el agua esté estancada. Recibimos agua desde el sur, de Carlos Casares, y avanza muy lento: hay un problema hidráulico provincial, porque el agua no drena, queda retenida».

French tiene un grupo de vecinos que está las 24 horas cuidando el pueblo. Allí se colocaron dos bombas, provistas por la Municipalidad, y se hizo un anillo de contención. “Los mismos vecinos recorren los bordes para ver si hay roturas. Cuando el agua sube, las bombas sacan el excedente y lo tiran al canal. Es la propia gente del pueblo la que protege al pueblo. Hay una dejadez del Estado que nos obliga a usar recursos propios. Es triste, pero también valioso: demuestra la solidaridad y el compromiso de la gente», sintetizó.

Así quedó el tendido eléctrico en medio de una laguna de agua

Fabricio Bonello y el equipo de la cooperativa mientras hacía tareas sobre un bote

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