El perfil bajo no es lo suyo. Siempre supo que quería estar en boca de todos. Cuando apareció en Intrusos, allá por febrero de 2006, Wanda Nara intuyó que el camino más rápido para impulsar su imagen mediática era -¿y es?- tener un romance con un famoso y mover el avispero con algún escándalo. Pidió un calzoncillo prestado, llamó a la televisión y se asomó al balcón. No hizo falta mucho más para que su juego se convirtiera en un estilo y su nombre, en una marca. Casi dos décadas después de ese episodio, Wanda -un nombre inoxidable en términos de popularidad- además de mediática es empresaria, modelo, influencer, cantante y está a punto de convertirse en la conductora de una de las apuestas de la televisión más grandes del año, MasterChef Celebrity, que se estrena el lunes 13 a las 22 por Telefe.
Se mueve con aires de matriarca. Con su andar se intercalan comentarios, murmullos y pedidos de fotos. No está sola. Wanda ingresa al estudio de Telefe donde LA NACION va a entrevistarla seguida de un séquito de mujeres, mujercitas y asistentes: llega acompañada de su madre, Nora Colosimo; de sus hijas, Francesca e Isabella, y de su mediático peinador Kenny Palacios, entre otros agentes de imagen y de prensa. Se mueve en manada, con su tribu. “Soy como una loba, protejo lo mío”, dijo más de una vez. Nada de lo que hace pasa por desapercibido. Lo sabe y le divierte. El reloj marca las 21 y Wanda lleva unas 12 horas trabajando entre grabaciones y ruedas de prensa. Kenny le retoca el peinado y ella, como pez en el agua, se sienta a conversar mano a mano con este medio.
—¿Cómo te preparás para el estreno de MasterChef Celebrity?
—La verdad que no tuve mucho tiempo de prepararme porque, cuando me di cuenta, ya habíamos empezado a grabar las promos. Yo ya había hecho un MasterChef, pero no de famosos y después tuve otra experiencia como conductora de Bake Off, pero bueno, MasterChef es mi gran amor.
—Se te ve cómoda en la conducción. Dicen que podrías ser la sucesora de Susana…
—Si tuviera que elegir a quién seguirle un poco el camino y lo que hizo en su carrera, sin duda sería a Susana, pues me encanta. Además la quiero un montón en lo personal, pero bueno, no sé, yo creo que Susana es única y también lo que yo hago es diferente. Cada una tiene lo suyo, pero sí, cuando me comparan con ella es un elogio para mí.
—¿Te dio algún consejo?
—No, bueno… La verdad que las veces que nos vemos siempre hablamos más de cosas personales que laborales, pero sí, muchas veces me recuerda alguna situación o quizás me remarca algo de mi manera de conducir. Compartimos a “El Chaco”, que nos peina a las dos y también dice que hay muchas similitudes. Compartimos un poco el estilo, el color de pelo, las dos somos muy espontaneas y no tenemos filtro. Somos de decir lo que pensamos sin pensarlo tanto.
—¿Cómo hacés, con tantos años de exposición, para no volverte calculadora y ser fiel a lo que sos?
—Creo que ya es mi manera de ser y es muy difícil de cambiar. Ya me conocen así hace mucho tiempo, soy sagitariana, soy muy espontánea y digo lo que pienso. La verdad que en este momento me siento muy cómoda porque a los tres jurados los conozco un montón, entonces me pasa que a veces, no sé, hay un cruce de miradas y yo ya sé qué van a decir, de qué se van a reír, de qué van a hablar. Entonces, hay cosas que me salen naturales y creo que no hablaría bien de mí cambiar mi forma de ser o pensar lo que voy a decir.
—A veces te juega a favor y otras en contra…
—Si, a veces está bueno ser un poco más políticamente correcto, pero bueno, yo soy así y creo que voy a ser siempre así; de decir lo que pienso sin pensar.
—Hay algunos participantes que están vinculados con tu vida personal, como Maxi López. ¿Vas a tener algún trato diferente?
—No, la verdad que no. Al inicio me preguntaron si yo tenía algún problema con algún famoso, porque esta vez era una edición con famosos, y la verdad que si me pongo a pensar no tengo ni grandes peleas ni ningún problema con ningún famoso. Entonces, les di carta abierta: me podían sorprender. Yo tiré algunos nombres y de hecho tiré el nombre de Maxi y me dijeron: “Pero Maxi no va a venir…”
—¿Vos propusiste a Maxi López?
—Sí, hace bastante, cuando se empezó a pensar en esta edición. Me divierte, la verdad que yo no recuerdo otro elenco de famosos como este en un programa diario, la verdad que es increíble lo que pudo lograr Telefe.
—Es notable cómo lograron recomponer el vínculo con Maxi López…
—Sí, lo que pasa que era un vínculo que la verdad que ya hace bastantes años que viene muy bien y, sí, obvio, es un poco extraño para la gente vernos. Hay comentarios o situaciones que se van a generar en el programa que son muy graciosas, pero nosotros no dejamos de ser familia, entonces para nosotros son naturales y hay chistes constantes que nosotros tenemos en nuestra interna que ahora están saliendo un poco a la luz en el programa.
—¿Cocina bien?
—Sí, tiene idea porque tiene mucho restaurante con estrellas, con premios. Con eso ya tiene un plus porque tiene la visión de cómo emplatar, cómo preparar un plato vistoso… Además, habla muchos idiomas, y yo creo que a Donato por ese lado lo va a conquistar un poco. Él no se acuerda, pero pagó muy cara una torta de Betular en nuestro casamiento. Yo se lo voy a recordar.
—¿Cuánto la pagó?
—No sé, muy cara. En ese momento no queríamos canje de nada, pagamos todo y nos arrancó la cabeza.
—¿Y vos elegiste la torta?
—Sí era una famosa chocotorta con unos Hello Kitty arriba y estoy hablando de hace 17 años. Yo era una nena y siempre fui fanática de Hello Kitty. Quería la chocotorta de Betular, le comí la cabeza a Maxi con eso. Betular nos vendió la chocotorta más cara de la vida.
—¿Te estafó Betular? (risas)
—No, él hizo negocio. Ahora me la hubiera regalado, porque la verdad que somos muy amigos, pero bueno, en esa época no nos conocíamos. Viste lo que son las vueltas de la vida… Quién hubiera dicho que yo terminaría tan amiga de Betular, como conductora de un programa que lo tiene a Maxi de participante…
—Por ahí en dos años vos conducís y aparece Mauro de participante…
—¿Y, quién te dice? Nunca se sabe… Hay muchas vueltas y eso es lo lindo de la vida: sorprenderte.
—¿Pensás que la vida te puede soprender con algo así?
—Sí.
—¿Hay algún plato u aroma que te remonte a Wanda cuando no era famosa?
—Me acuerdo mucho de mi abuela Rosa y una de las cosas que la caracterizaba eran unas berenjenas, una pastafrola, y la torta de manzana, que yo aprendí a hacer. No me sale como a ella, pero soy la única de la familia que heredó todo eso. Es el único tesoro que nos dejó la abuela, esa receta de torta de manzana. Todo el tiempo, inconscientemente, cuando pruebo berenjenas o torta de manzana, sigo buscando ese sabor que hace años ya no está, porque mi abuela no está en esta tierra, pero sigo buscando ese sabor y no lo encontré nunca más. Es loco porque podés tener todos los ingredientes, pero siempre es un plato diferente. La cocina tiene eso, es muy versátil, o sea, le podes dar los mismos ingredientes a 100 personas y todos te van a hacer un plato de otra manera. Hubo gente que se emocionó muchísimo, a otros quizás no les causaba la misma emoción, otros no entendían, a otros les divertía el ingrediente, a otros les tocó una fibra del pasado. Eso es lo lindo y lo distinto de cada programa de MasterChef y lo que me atrapa para hacerlo.
—¿Te cansás de la exposición?
—Estoy muy acostumbrada, es prácticamente parte de mi vida, pero la verdad que la esencia la tengo muy cerca. A veces me critican porque voy con mi familia para todos lados. De hecho, estoy acá con las nenas y con mi mamá. Todo el tiempo hago eso y creo que ese mi cable a tierra y ahí es donde soy Wanda. Ahí no soy Wanda la de la tele y la de las cámaras. Quizás los protagonistas en mi casa son los chicos, no soy yo. Ese es mi cable de tierra.
—Tenés siempre muy en claro tu rol de madre.
—Sí, ellos son mi prioridad y la razón por la que hago todo: así sea para darles un ejemplo de lo que es el trabajo, y que sepan lo que es seguir sus sueños y la ilusión de hacer lo que te guste hacer. Me gusta que vean a una mamá que está trabajando, que está haciendo lo que le gusta ¡Y ellos son felices de verme así! Quizás otro chico te diría: “Oh, está mi mamá todo el día trabajando”. Recién Fran me decía: “¿Vas a poder estar en el acto?”. Ya saben que cuando empiezo a grabar no puedo estar en los actos y siempre alguna otra mamá me lo pone en vivo en el teléfono. Me pierdo un montón de cosas, por eso en el Martín Fierro les agradecí a ellos. Como les pasa a todas las mamás y papás que hacen tele o que trabajan mucho tiempo, muchas horas… Son nuestros hijos los que en un punto están perdiendo a esa mamá en casa. No sé si entienden que, en un punto, una lo hace por su futuro o porque es algo que me hace feliz. Creo que lo entienden por ese lado, porque se dan cuenta de que me hace feliz hacer esto.
—Desde los calzoncillos “de Maradona” hasta ahora, hasta el Martín Fierro, ¿cambiarías algo?
—En todo eso estuvo Luis Ventura, desde el inicio hasta ahora. Creo que él es la constante mi vida. Lo tengo todo el tiempo a Luis ¡Ahora en las cocinas también!
—¿Cambiarías algo?
—No cambiaría nada. Ni lo bueno ni lo malo que me pasó. Creo que no cambiaría nada, porque lo malo me hizo ser la persona fuerte que soy. El ambiente me dio cosas buenas y el trabajo también. El otro día, Roccasalvo en un momento me dijo algo como: “Vos nos diste mucho y te debemos mucho”. Yo le dije: “Yo les debo mucho a ustedes.” Fue algo recíproco. La prensa conmigo y yo con la prensa. Creo que es algo que se retroalimenta todo el tiempo, si bien muchas a veces hubiera preferido pisarlos con el auto, porque a veces se me tiran encima, qué sé yo, yo respeto y valoro mucho que siempre me acompañen en cada proyecto, en cada trabajo, que siempre están.
—¿Qué te grita la gente por la calle?
—De todo: ¡Team Wanda!, ¡Bad Bitch! Depende, no sé. Algunos me siguen por la música, otros me siguen por el programa. Todo este tiempo que las chicas no podían salir del país, estuve visitando mucho las provincias y viajaba también mucho por ruta. ¡Es increíble! Todo el mundo me preguntaba cuándo volvía MasterChef. ¡Se paralizan las provincias para para ver este programa!
—¿Por momentos sentís que tu vida parece una película?
—Creo mucho en el destino. Creo y siento que todo pasa por algo, entonces eso hace que no bajes los brazos… Cuando te pasa algo malo, hay que pensar que es porque te estás fortaleciendo para otra cosa cosa y que te tocó a vos porque podés afrontar esa situación. Siempre veo la vida de esa manera. Creo mucho en el destino, creo también en Dios, pero también al destino hay que ayudarlo. Siento que mi manera de ayudar al destino es esa: de cada dificultad, tratar de sacar la parte positiva para seguir adelante.
—A la gente le pegó mucho el tema de tu enfermedad y ver cómo salías adelante.
—Sí, ese es un claro ejemplo de todo lo malo. Creo que lo único que no tiene solución es la muerte. En todo lo demás hay que tratar de lucharla; de eso se trata la vida, ¿no? Cada uno tiene una lucha diferente, pero siempre digo que todos tenemos una lucha personal. Algunos una enfermedad, otros no llegan a fin de mes, otros por algo que quieran conseguir o algún problema con un familiar, pero de eso se trata la vida.
—¿Qué le dirías a la gente que te ve y piensa: ‘Por qué Wanda, que tiene todo y podría ser feliz, se enrosca y se pelea’?
—Eso es fácil decirlo y a veces cuando estás en los zapatos del otro… En la situación del otro lo ves distinto. Para cada uno, su problema es su mundo. La verdad que lo único, como decía, que no tiene solución es la muerte. Y todos nos vamos a morir. Es la única certeza que hay en esta vida.