En un informe positivo acerca de la intervención del Tesoro de Estados Unidos para auxiliar a la economía argentina y al gobierno de Javier Milei, Barclays, un banco de inversión, señaló que la decisión del secretario del Tesoro, Scott Bessent, de adquirir pesos argentinos es casi inédita y de hecho registra apenas tres antecedentes: la compra de yenes japoneses en 1998, la de euros en el año 2000 y, otra vez, la de yenes en 2011.
El banco de inversión estadounidense tituló su análisis “Lo que sea necesario quiere decir lo que sea necesario (incluso comprar pesos argentinos)”, en alusión a una frase ya famosa entre los economistas del entonces presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, cuando decidió que la entidad comprase bonos de países en serios problemas financieros y riesgo de default, como Grecia y Portugal, utilizando todos los medios necesarios en defensa del euro.
Para Barclays, el respaldo explícito de EEUU representa un cambio sustancial respecto a la situación previa. Si bien reconoce que buena parte del mercado considera que el apoyo financiero externo no aborda los problemas estructurales de la economía argentina, el banco sostiene una posición contraria. Según su evaluación, la asistencia del Tesoro de EEUU cumple un papel decisivo para evitar una espiral de depreciación, inflación y mayor inestabilidad política y económica.
El informe aborda la importancia de la intervención en el mercado cambiario. Sin respaldo suficiente, argumenta, la apertura del tipo de cambio podría derivar en una devaluación con overshooting (sobre-reacción del tipo de cambio) y el consiguiente salto inflacionario tendría consecuencias directas sobre el clima político y la popularidad del gobierno. Según Barclays, el apoyo de EEUU actúa como un dique frente a escenarios disruptivos y ayuda a contener los riesgos de un desenlace desfavorable para el mercado.
Cuatro preocupaciones
Sin embargo, pese al tono positivo del informe, el informe señala cuatro preocupaciones de los inversores, detectadas a través de las primeras reacciones luego de los anuncios:
Preocupación 1. Riesgo de que la promesa del Tesoro resulte solo una maniobra comunicacional previa a las elecciones. Barclays descarta esta posibilidad, mencionando que el costo reputacional de un retroceso sería elevado y que la postura del secretario Scott Bessent fue consistente y explícita.
Preocupación 2: Dudas sobre la sustentabilidad macroeconómica del apoyo estadounidense. El informe advierte que un régimen cambiario con un peso sobrevaluado podría acarrear una crisis, aunque se espera que EEUU exija un marco de política económico sólida a cambio de su respaldo.
Preocupación 3. Incertidumbre sobre la permanencia del apoyo si el gobierno no cumple con las expectativas electorales. El banco señala que la presión podría intensificarse, en función de la evolución política local.
Preocupación 4: Sobre la capacidad del respaldo estadounidense para contener la dolarización de carteras antes de las elecciones. Barclays considera probable la adopción de controles cambiarios temporales si se agudizan esas presiones en el corto plazo.
Dolarización: descartada, por ahora
Finalmente, el banco descarta que la dolarización esté realmente en juego, aunque reconoce que, en un escenario extremo, el respaldo del Tesoro o incluso de la Reserva Federal permitiría cubrir la base monetaria en circulación
“No creemos que esto (por la dolarización) esté sobre la mesa, pero vale tenerlo en mente, dados los actores involucrados. Lo que vuelve virtualmente imposible la dolarización en circunstancias normales es que el M3 privado (un agregado monetario amplio) más los bonos en manos del sector privado alcanzan los USD 120.000 millones. Si M3 no es cubierta apropiadamente, habría un gran riesgo de crisis bancaria, especialmente dada la historia argentina. Refinanciación de la actual deuda en divisas puede también volverse un problema”, señala Barclays, pero a la vez se pregunta que la hace esta vez digna de consideración. Si el Tesoro o la Fed, responde, actúa como una especie de garantía o prestamista de última instancia contra una corrida bancaria en la Argentina (algo normalmente inimaginable) el gobierno argentino solo necesitaría dolarizar el dinero en circulación (unos USD 15.000 millones) más un colchón para cubrir el probable aumento de la demanda de liquidez en la medida que la inflación y las tasas de interés se reduzca, explica el informe. Las reservas líquidas, concluye, son actualmente de unos USD 20.000 millones. Y si bien dice que un análisis más exhaustivo de la dolarización es un “tópico para otro informe”, subraya que en principio “sería negativa para los perspectivas de largo plazo de la Argentina”
Barclays mantiene una postura de Market Weight sobre la deuda argentina, destacando que la intervención estadounidense funcionó como un factor clave para frenar la salida masiva hacia el dólar y estabilizar los precios de los bonos tras el anuncio del swap por 20.000 millones de dólares.