Entre ovaciones a Trump y abucheos a Netanyahu, Israel celebra la que podría ser la última gran marcha por los rehenes

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TEL AVIV.- Son las ocho y media del último sábado antes del retorno el lunes de ese puñado de secuestrados aún en las entrañas de la devastada Gaza, y la denominada Plaza de los Rehenes, epicentro de las protestas en los últimos dos años, estalla de gente. No cabe un alfiler, la policía ya no deja pasar a los que van llegando, hace un calor sofocante y hay tanta gente -más de 500.000-, que los celulares no funcionan.

Las banderas de Israel -que ya ha comenzado el traslado de prisioneros para un canje que significará el fin de la pesadilla-, se entremezclan con las de Estados Unidos. Los aplausos y ovaciones son, de hecho, para su presidente, Donald Trump, que llegará este lunes para saborear el triunfo de haber obtenido el gran sueño de esta plaza exultante después de dos años de angustia: traer los rehenes de vuelta a casa.

Los aplausos son también para quienes han sido esenciales para ayudar al mandatario estadounidense a imponer un acuerdo que ya implicó un cese del fuego y una primera parcial retirada israelí de Gaza, inimaginables hace una semana. Hay ovaciones y aplausos también para su enviado especial para Medio Oriente, Steve Witkoff, su yerno Jared Kushner y su esposa, Ivanka Trump, que han venido a la Plaza. Ellos son los primeros en hablar en una manifestación multitudinaria, emotiva, catártica, la última antes del fin de la pesadilla.

Steve Witkoff se dirige a la multitud en la Plaza de los Rehenes. Lo secundan Jared Kushner e Ivanka Trump

“¡Thank you Trump! ¡Thank you Trump!”, corea la multitud, que también aclama a “¡Witkoff! ¡Witkoff!”, a “¡Jared! ¡Jared!” y que abuchea sonoramente al primer ministro, Benjamin Netanyahu, cuando es mencionado. “¡Buuuu!”, gritan las miles de personas, que al escuchar el nombre del hombre considerado el responsable del desastre del 7 de octubre de 2023, y que, en lugar de negociar enseguida para liberar a los rehenes, se obsesionó con una ofensiva militar devastadora, que puso en peligro a los rehenes y que no logró el objetivo de eliminar al grupo terrorista Hamas, gritan “¡Busha! ¡Busha!”. En hebreo, “vergüenza”.

El reloj de la cuenta regresiva instalado en esta plaza emblemática, repleta de símbolos del espanto, como un enorme túnel y de cintas y globos amarillos -el color de los secuestrados-, marca 735 días y las horas, minutos y segundos que van pasando hasta el día más esperado, el de la vuelta a casa. El clima es eléctrico.

Según el acuerdo firmado por Israel y Hamas bajo la presión de Estados Unidos y mediadores árabes (Egipto, Qatar, Turquía), los rehenes deberían ser liberados este lunes por la mañana, antes de las 12 israelíes (las 6 de la mañana en la Argentina). Pero no se sabe exactamente cuándo ni dónde.

Sharon Shirazi en la Plaza de los Rehenes

“No nos dijeron nada, no sabemos nada todavía”, dice a LA NACION Sharon Shirazi, que espera con ansias a Nimrod Cohen, soldado secuestrado el 7 de octubre, cuando tenía 19 años (ahora tiene 21), hijo de su prima. La foto de su rostro está en su remera negra.

“Estamos esperando que salga para abrazarlo, acariciarlo, volver a olerlo, mimarlo. ¿Cómo estoy? Feliz porque es uno de los 20 que vuelve vivo, pero triste por los otros 28 que no tuvieron la misma suerte”, dice. “Tendrían que haber hecho este acuerdo hace un año y medio… Espero que ahora cambie la situación, que el gobierno cambie, que entienda que la gente es importante, que somos seres humanos y espero que haya un gobierno que cuide a su gente y a sus ciudadanos cuando son tomados como rehenes”, dispara, sin ocultar su rabia.

La liberación de los rehenes podría tener lugar ya en la noche del domingo al lunes y probablemente tendrá lugar en varios lugares de Gaza. Así lo indicó CNN, citando una fuente informada. Los cautivos serían liberados antes de la llegada de Trump a Israel a primera hora del lunes, cuando será recibido como un héroe, hablará ante la Knesset y luego volará a Egipto para la firma final de un acuerdo con el que busca devolverle estabilidad a Medio Oriente, aunque hay muchas dudas.

Tampoco se sabe en qué estado saldrán los rehenes vivos -sobre todo después de las últimas semanas de hambruna y bombardeos feroces- y decenas de hospitales ya están listos para recibirlos. Entre los rehenes hay cuatro argentinos, tres vivos y uno muerto.

Israel ha comenzado el traslado de presos para lo que será un canje histórico. Y sigue dando que hablar el hecho de que Israel no haya querido incluir en las listas a Marwan Barghouti, líder de la Segunda Intifada y personalidad moderada, considerado el “Mandela palestino”, que podría unir políticamente a los palestinos de Gaza y Cisjordania, algo que Netanyahu nunca quiso.

En el segundo día del alto el fuego, miles de palestinos desplazados continúan regresando a la devastada Ciudad de Gaza. Muchos están conmocionados por la destrucción, mientras que otros dan un suspiro de alivio al encontrar que sus casas siguen en pie. “Caminamos durante horas y cada paso estaba lleno de miedo y ansiedad por mi casa”, dijo a AFP Rada Salmi. Cuando llegó al barrio de Al-Rimal, encontró su casa destruida. “Ya no existe. Es sólo un montón de escombros”, dijo, “Me quedé allí y lloré. Todos esos recuerdos ahora son sólo polvo”.

Traer la paz a Medio Oriente

Estados Unidos, el nuevo poder en este rincón del mundo, hizo saber que encabezará el Centro de Coordinación Civil-Militar que apoyará la estabilización en Gaza, pero no tendrá soldados en la Franja. Así lo confirmó el almirante Brad Cooper, comandante del Centcom, durante su visita a un puesto avanzado de las Fuerzas de Defensa de Israel en Gaza junto con Steve Witkoff y Jared Kushner. “Los hijos e hijas uniformados de Estados Unidos están respondiendo al llamado de traer la paz a Medio Oriente como lo establece el Comandante en Jefe en este momento de la historia», escribió en una publicación en X. “Este gran logro se logrará sin soldados estadounidenses en el terreno”.

La ONU, en tanto, recibió luz verde de Israel para comenzar a enviar ayuda masiva a Gaza a partir del domingo, dijo un funcionario de la ONU a AP. La ayuda incluye 170.000 toneladas que ya han sido colocadas en países vecinos como Jordania y Egipto. Durante las últimas 24 horas, funcionarios de las Naciones Unidas y autoridades israelíes han entablado discusiones sobre el volumen de ayuda que las organizaciones humanitarias pueden traer y a través de qué puntos de entrada. Organizaciones humanitarias como Unicef dicen estar dispuestas a enviar ayuda: “Esperamos que se abran todos los cruces”.

Itzik Horn, padre de uno de los argentinos secuestrados, Eitan Horn

En medio de centenares de preguntas en cuanto a cómo podrá seguir la segunda fase del acuerdo de 20 puntos de Trump, Basem Naim, miembro de la oficina política de Hamas, dijo a Sky News que el desarme está “fuera de discusión”. Fiel reflejo de la alta complejidad y fragilidad del acuerdo, al mismo tiempo este dirigente admitió que no estaba satisfecho con los planes que involucraban al ex primer ministro británico Tony Blair en la supervisión del futuro de la región después de la guerra.

“En cuanto a Tony Blair, desafortunadamente nosotros, los palestinos, los árabes y los musulmanes, y tal vez otros en todo el mundo, tenemos malos recuerdos de él… Todavía recordamos su papel en los asesinatos que llevaron a la muerte de miles y millones de civiles inocentes en Afganistán e Irak”, añadió Naim.

Enorme expectativa

A las ocho de la noche, al final de un shabat muy distinto a los de los últimos dos años, de enorme expectativa por la liberación de los cautivos, debajo de una de las tantas carpas de la Plaza de los Rehenes, Shaba, jubilada, sigue vendiendo como pan caliente remeras alusivas, llaveros, pins y demás objetos de merchandising de la lucha de los familiares. “No, no es el último día, vamos a quedarnos acá hasta que vuelva hasta el último rehén”, dice a LA NACION esta mujer, que aludió a los restos de los 28 secuestrados que se sabe que han muerto, que podrían tardar meses en volver, tragados probablemente entre las toneladas de escombros de Gaza.

“Yo tampoco creo que esta manifestación vaya a ser la última, porque vamos a seguir viniendo para acompañar el reclamo para que regresen los muertos, los que no saldrán el lunes”, le hace eco Sari. Gerenta de limpieza del hospital Ichilov, Sari explica que, como muchos otros sábados, vino con su marido, Ami, CEO de una compañía, “porque el corazón de esta plaza está con los familiares de los rehenes”. “Desde hace dos años que esperábamos este momento. Las familias de los rehenes tuvieron el respaldo de la gente, no del gobierno de Netanyahu… Y apenas veamos a sus seres queridos de nuevo en casa, afuera de Gaza, esto va a ser una gran fiesta”, asegura.

Sari y Ami en la Plaza de los Rehenes de Tel Aviv

Se nota que ha llegado el enviado especial de Trump, Witkoff, cuando una nube de periodistas se agolpa ante una de las puertas del museo de arte que se levanta en la Plaza. Estalla un aplauso y el grito “¡Witkoff! Witkoff!”. Entre la multitud, en la que hay adultos mayores con bastones y parejas con bebés que no le temen a la marea humana que sigue creciendo, se ven pancartas que le agradecen a Trump. “Gracias señor Presidente”, se lee en una, que en la parte trasera tiene escrito: “Traerlos a casa es más noble que cualquier estúpido Nobel”.

Witkoff es el primer orador de una última gran manifestación antes del regreso de los rehenes que sorprende. Y que hace pensar en un nuevo y flamante protectorado estadounidense en Israel. Con saco negro y sin corbata, el enviado especial de Trump toma el micrófono y enciende a la plaza: “los milagros pueden pasar”, arenga, hablando del sueño que está por cumplirse y elogiando a los familiares, que nunca bajaron los brazos. “A pesar de la angustia y el miedo, nunca abandonaron la fe. Su coraje y resistencia inspiraron al mundo. Su fuerza, unida al liderazgo audaz de Donald Trump, lo hicieron posible», dice, entre vítores y hablando del “mejor presidente estadounidense de la historia”.

Ataviado con remera negra y emocionadísimo, su yerno, Jared Kushner, también elogia a su suegro, al Ejército israelí –“sin su heroísmo y valentía, este acuerdo no habría sido posible”-, y a la determinación de los familiares de los rehenes: “Su pesadilla ha terminado… No podría estar más orgulloso de ver la forma en que el Estado de Israel y su pueblo han atravesado esta trágica y horrible experiencia. En lugar de replicar la barbarie del enemigo, ustedes eligieron ser excepcionales».

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