Barry Seal: el piloto narco que traicionó a Pablo Escobar, se volvió informante de la DEA y tuvo un trágico final

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Barry Seal tenía apenas 46 años cuando fue asesinado, pero su vida fue tan extraordinaria que inspiró una película de Hollywood. En 2017, se estrenó Barry Seal: Solo en América, protagonizada por Tom Cruise, basada en la historia del piloto que desafió a todos. Un contrabandista e informante. Esta es su historia.

Tom Cruise interpreta a Barry Seal en la película estrenada en 2017

De piloto brillante a narcotraficante

Adler Berriman “Barry” Seal nació en Baton Rouge, Louisiana, en 1939. Desde chico soñaba con volar y a los 16 obtuvo su licencia de piloto. Se formó en la Civil Air Patrol (CAP), la organización auxiliar de la Fuerza Aérea, donde aprendió sus primeras maniobras. Testimonios ubican en la misma unidad de la CAP a Lee Harvey Oswald, quien años después fue acusado del asesinato de John F. Kennedy.

Su talento lo impulsó a la aviación comercial. A los 26 empezó a volar para Trans World Airlines (TWA), donde era reconocido por su audacia y destreza en el aire. Según recuerda el exagente del FBI Del Hahn en su libro Smuggler’s End: The Life and Death of Barry Seal (El fin del contrabandista: La vida y la muerte de Barry Seal), el talento del joven piloto era tan evidente que, tras apenas ocho horas de instrucción, su profesor lo dejó volar solo.

Por su parte, Daniel Hopsicker en la biografía no oficial Barry & “the Boys” (2001), señala que Seal fue uno de los comandantes más jóvenes en pilotear un Boeing 707 y también un Boeing 747 dentro de TWA. Todo parecía encaminado para que Seal tuviera una exitosa carrera en la aviación comercial.

Barry Seal

Sin embargo, en 1972, su destino cambió. Quedó involucrado en un episodio confuso: el transporte de un cargamento de explosivos para un grupo anticastrista en México. Si bien nunca se probó del todo su responsabilidad, fue suficiente para que TWA lo despidiera.

Fue entonces cuando Seal perdió el uniforme, pero no el hábito de volar, aunque en rutas más turbias.

Rutas clandestinas

La salida de TWA fue un punto de quiebre en su carrera. Cuando las puertas de las grandes aerolíneas se cerraron, comenzó a trabajar como piloto privado en vuelos menores. En ese tiempo se contactó con las redes del contrabando.

Al principio transportaba cargamentos modestos de armas, marihuana y mercaderías varías. Pero su pericia de piloto comercial y su coraje -capaz de volar de noche y a baja altura para esquivar radares), enseguida lo convirtieron en un hombre valioso dentro de las rutas del contrabando.

En 2017, la vida de Barry Seal llegó a la pantalla grande con American Made, la película escrita por Gary Spinelli y protagonizada por Tom Cruise

Piloto estrella narco

A finales de los 70, Seal decidió dejar el contrabando de marihuana para volcarse a la cocaína, que en el último tiempo se había convertido en un negocio mucho más rentable debido a la creciente demanda en Estados Unidos.

Sobre cómo empezó a contrabandear cocaína para el Cartel de Medellín hay distintas versiones. Según Roger Reeves, un piloto contrabandista que luego escribió sus memorias, él fue quien lo presentó a los hermanos Ochoa Vásquez después de coincidir en 1979, en una cárcel de Tegucigalpa, donde Seal había sido detenido por un cargamento de 40 kilos de cocaína.

Otras aseguran que llegó de la mano de Carlos Lehder, el narco colombiano excéntrico y simpatizante del nazismo, que había instalado su base en Norman’s Cay, una isla de las Bahamas.

Más allá de como se haya dado el contacto, la realidad es que Seal no tardó en convertirse en uno de los pilotos de confianza de la organización liderada por Pablo Escobar y los hermanos Ochoa Vásquez.

Barry Seal entregó las primeras pruebas en contra del cartel de Medellín (Editorial Península)

Para mover la droga, Seal utilizaba un método ingenioso: lanzaba la carga desde el aire en zonas remotas y hombres del Cartel recogían los envíos en tierra. En los Estados Unidos, instaló su base en Mena, Arkansas, un pequeño aeródromo rural donde tenía un hangar para guardar y modificar sus aviones. La elección de Mena no fue al azar, en aquel tiempo, la FAA (Administración Federal de Aviación) y la DEA tenían poca presencia en los aeropuertos rurales, lo cual le facilitaba las operaciones de los vuelos no declarados.

Cambio de bando: informante

A comienzos de los 80, Seal ya estaba en la mira de las autoridades como uno de los principales contrabandistas del Cartel de Medellín. En 1983, durante la Operation Screamer fue arrestado por contrabando de drogas, en Fort Lauderdale, Florida.

Frente al temor de pasar la mayor parte de su vida en la cárcel, Seal decidió negociar. “Poco después de ser acusado, Seal se puso en contacto (con las autoridades) ofreciendo cooperar y entregar a los Ochoa del Cartel de Medellín. Lo enviaron a la DEA en Miami y el 28 de marzo de 1984 firmó los papeles del acuerdo“, dijo Hahn, el exagente del FBI, en una entrevista.

Aquel acuerdo lo convirtió en un informante encubierto de la DEA y su avión fue equipado con cámaras para registrar las operaciones de entrega de cocaína del Cartel.

En una misión encubierta en Nicaragua, las cámaras ocultas en el avión C-123K Provider captaron a hombres descargando la droga bajo la mirada de militares sandinistas.

Entre ellos, se identificó a Federico Vaughn, asistente del ministro del Interior del gobierno sandinista, Tomás Borge. Fue evidencia suficiente para probar que los sandinistas, los revolucionarios que gobernaban Nicaragua desde 1979, enemigos declarados por el presidente Ronald Reagan, estaban siendo financiados por el narcotráfico.

En 1984, atrapado por la DEA, Seal negoció: se convirtió en informante. Sus aviones comenzaron a llevar cámaras ocultas, documentando reuniones con el Cartel de Medellín. Quien recibe la caja, de frente, es  Federico Vaughn

Una sentencia de muerte

Lo que para la DEA fue un triunfo, para Seal fue una condena. El 17 de julio de 1984, un artículo que detallaba la infiltración de Barry Seal en el Cartel de Medellín llegó a la portada del Washington Times. La historia incluía la fotografía que Seal había tomado de Pablo Escobar manipulando la cocaína. La escena se reproduce en El Patrón del Mal, la serie colombiana que más fielmente refleja la vida del capo narco.

Está comprobado que, en esos días, Pablo Escobar estaba refugiado en Nicaragua. Había pedido “asilo” a sus amigos sandinistas tras el asesinato del ministro de Justicia colombiano, Rodrigo Lara Bonilla, el 30 de abril de 1984, que él había ordenado.

Si bien hay quienes dudaron sobre la presencia de Escobar en la escena, como como el ex agente del FBI Del Hahn, quien sostuvo que las imágenes eran borrosas y no permitían identificar con certeza a Escobar ni a otros jefes del Cartel, lo que está claro es que las fotos marcaron el destino de Seal. Desde entonces, el Cartel de Medellín lo consideró traidor. Su sentencia de muerte estaba firmada.

Soldados nicaragüenses cargan sacos de lona llenos de cocaína. Al pie del avión aparece Seal con la mano levantada y Pablo Escobar.

Durante una entrevista a Fernando Arenas, un expiloto del Cartel de Medellín, confirmó que Seal era tratado “como un miembro de la familia”, en particular muy cercano a los Ochoa. “Jorge lo consideraba un hermano mayor, y sentirse traicionado fue una gran ofensa. Fabio [Ochoa] quería hacerlo personalmente, pero Jorge lo convenció de no hacerlo por el riesgo que implicaba”, supo contar.

En 1985, Seal fue condenado en Luisiana por delitos menores relacionados con drogas y armas. El juez le permitió cumplir la pena en libertad condicional, con la condición de pasar cada noche en un centro de rehabilitación del Ejército de Salvación en Baton Rouge. Pero esa rutina fija lo dejó completamente expuesto.

El 19 de febrero de 1986, cuando llegaba al centro en su auto, fue emboscado. Un sicario con una metralleta Ingram MAC-10 se acercó y descargó el arma sobre él. Lo acribilló. Seal murió en el acto, a los 46 años. Su ejecución fue mucho más que un ajuste de cuentas, también contenía un mensaje ejemplificador: el Cartel no perdonaba la traición.

Seal fue asesinado por sicarios colombianos.

Poco después, tres sicarios colombianos: Luis Quintero Cruz, el hombre que le disparó, Miguel Vélez y Bernardo Antonio Vásquez, vinculados al Cartel de Medellín, fueron arrestados y condenados a cadena perpetua por el crimen de Seal.

El periodista Daniel Hopsicker, el periodista que más escribió sobre el intrépido piloto, asegura -en su libro Barry & The Boys- que Barry Seal murió con el número de teléfono privado de George Bush en su billetera.

Artículo de The New York Times que cuenta el inicio del juicio a los tres sicarios colombianos acusados de asesinar a Barry Seal

Del crimen a Hollywood

En 2017, la historia de Seal saltó a la pantalla con American Made, la película escrita por Gary Spinelli y protagonizada por Tom Cruise. La película se inspira en la vida del piloto narco aunque con varias licencias narrativas, especialmente en el plano afectivo.

En el film Seal aparece con una sola esposa, pero la vida real fue distinta: se casó tres veces y tuvo cinco hijos. Tuvo un hijo y una hija con su primera esposa, Barbara Bottoms, con quien se casó en 1963 y posteriormente se divorció. Luego se casó con Linda McGarrh Ross en 1971, de la que se divorció un año después… En 1974 se casó por tercera vez, ahora con Deborah Ann Dubois, con quien tuvo tres hijos.

La película tampoco estuvo exenta de polémica fuera de la pantalla. Durante el rodaje en Colombia, una avioneta utilizada en la producción se estrelló en una zona montañosa: murieron los pilotos Alan Purwin y Carlos Berl, mientras que un tercer tripulante resultó herido. El accidente derivó en demandas contra la productora.

Además, en 2015, la hija mayor Seal, Lisa Seal Frigon, presentó una demanda en Luisiana contra Universal Pictures, argumentando que los derechos de la historia de su padre se vendieron sin el consentimiento de la sucesión ni de ella.

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