Se separó después de 20 años y renunció a su trabajo para encarar un proyecto propio: “Sentí una libertad enorme”

admin

A veces, las separaciones, las crisis y esos momentos de cambio nos sacuden el alma y parecen romper nuestra rutina segura. Pero es justamente en esas rupturas donde empezamos a descubrir nuevas oportunidades, esas que nunca hubiéramos imaginado si no nos animábamos a salir de ese lugar cómodo, pero estancado. Es en la incertidumbre donde florece la posibilidad de reinventarnos y encontrar un camino lleno de esperanza y crecimiento.

Es normal sentir miedo o tristeza cuando enfrentamos estos momentos de cambio, pero hay una fuerza profunda en cada despedida y en cada desafío. Esa fuerza nos impulsa a mirar hacia adelante, a atrevernos a soñar de nuevo y a construir desde otro lugar, más auténtico y valiente. Porque, aunque duela dejar algo atrás, el futuro siempre guarda sorpresas que pueden transformar nuestra historia para mejor.

La historia de Natalia Alcaraz es un claro ejemplo de esos momentos de adversidad que se pueden transformar en oportunidades, si uno está dispuesto a aceptar los nuevos desafíos.

Natalia atravesó dos duelos, casi al mismo tiempo.

Durante 20 años estuvo en pareja con un muchacho al que conoció cuando ella tenía 16. Y convivieron durante 8.

“Al principio, era la típica relación adolescente: salidas, descubrimientos. Yo estaba en la secundaria y él en la facultad, así que para mí era todo un mundo acompañarlo en ese camino”.

¿Por qué se separó de su novio?

Mirando hacia atrás, Natalia reconoce que tenían la idea de formar una familia, pero que estaba más basada en seguir lo que se esperaba como “el próximo paso” (noviazgo, convivencia, hijos) que en un deseo auténtico y personal. No era una decisión que surgiera desde lo que realmente querían, sino más bien un mandato social que sentían que debían cumplir.

“En pandemia él se quedó sin trabajo y empezó a ayudarme en mi consultora de selección de personal. Yo trabajaba como gerente de Recursos Humanos en una empresa de tecnología y, además, hacía selección freelance. Empezamos a crecer un montón, llegamos a tener 40 búsquedas mensuales y hasta formamos un equipo. Pero trabajar juntos terminó desgastándonos. Entre la convivencia, la pandemia y las diferencias de criterio, la pareja se rompió”.

Festejando en familia un nuevo logro.

Como muchas de las personas que termina una relación de pareja de muchos años, Natalia experimentó el vacío y la tristeza por la pérdida de un compañero que formaba parte central de su vida. Además, le apareció esa sensación de ruptura en la rutina y no solo decir adiós a la pareja, sino también a planes, ilusiones y estabilidad compartida.

Fue muy duro. Me encerré bastante. Caminaba como loca, entrenaba, trabajaba hasta tarde e incluso los fines de semana. Hasta que un día mi cuerpo me frenó: pasé las fiestas tirada en Mar del Plata, convencida de que tenía COVID, cuando en realidad era angustia”, recuerda.

Viajando en limusina junto a dos amigas.

Sin embargo, el hecho de compartir más tiempo con sus amigas y de conocer gente nueva le brindaron más seguridad y se le abrieron nuevos caminos. “Viajé mucho. Como era la única freelance dentro de mi grupo, podía decir que sí a cualquier viaje. Eso me dio una sensación de libertad enorme. Hasta llegué a conocer Hawaii, algo que jamás había soñado. Aprendí a esquiar en Bariloche, estuve en Misiones con mis viejos, viajé en limusina en México y pasé fin de año en San Martín de los Andes”.

Disfrutando en uno de sus viajes.

¿Un nuevo duelo o una decisión calculada?

Natalia, licenciada en Psicología y con una trayectoria en Recursos Humanos, en ese momento ocupaba el cargo de gerente de RRHH en una startup de tecnología donde se sentía muy valorada. Recuerda con gratitud que cuando se separó, la empresa le permitió suspender todas las reuniones de esa semana, dándole espacio para atravesar ese momento difícil. Sin embargo, desde hacía tiempo sentía un impulso interno, una inquietud por poder trabajar en su área, pero de una manera más libre y a su propio ritmo, emprendiendo por cuenta propia y siguiendo su verdadera vocación.

“La maternidad me desafío a reinventarme, a creer aún más en mí misma, pero también a salirme del centro. Siempre fui libre con mis horarios y ahora todo gira alrededor de mi hijo.

“Cuando entré, yo misma creé el área de Recursos Humanos y con el tiempo la empresa creció un montón y explotó. Ya necesitaban un gerente full time y yo no quería”.

La actividad física la ayudó en medio de ambos duelos.

En plena pandemia, Natalia se animó a dar un paso enorme: renunció porque estaba segura de que podía crecer como profesional trabajando de manera independiente. ¿Tuviste miedo de renunciar justo en ese momento? “Para nada”, responde con convicción. “Al contrario, pensé que si lograba sostenerme en medio de todo ese caos, cuando todo volviera a la normalidad iba a estar mucho más preparada”.

Un sueño hecho realidad

Natalia está convencida que todo lo que tuvo que atravesar, la llevó al lugar en el que se encuentra actualmente: lidera el Programa de Reclutadoras Freelance en el que capacita a mujeres para que sigan sus mismos pasos.

“A mí, todo eso me trajo hasta acá. Muchas veces, lo que parece una crisis sin que lo sepamos es el punto de partida para construir algo diferente y propio”.

Natalia disfrutando de su emprendimiento.

En un típico día de trabajo, Natalia conversa con clientes, entrevista candidatos, y diseña estrategias de búsqueda. “Les muestro cómo vivir de lo que aman, ajustando su servicio a la vida que sueñan para que puedan viajar, trabajar desde donde quieran, acompañar a sus hijos al jardín y planificar una maternidad más amigable con el trabajo. Hoy vivo tranquila gracias a mi emprendimiento. Los clientes me recomiendan, me llegan proyectos por confianza y no porque yo esté todo el tiempo buscándolos. Eso me da estabilidad económica y libertad”.

Un nuevo amor que apareció casi sin buscarlo

A Alejo lo conocía del gimnasio, él era su entrenador. En 2023, él le escribió comentándole que iba a dejar de dar clases.

Junto a su actual pareja, padre de su hijo.

A partir de ese momento, comenzaron otro tipo de charlas que poco tenían que ver con la actividad física y los ejercicios. Las salidas se hicieron más frecuentes y, casi sin pensarlo, Natalia se volvió a enamorar.

“Ale me acompañó, sin saberlo, en mis momentos más difíciles cuando lo único que hacía era salir para ir a entrenar a la plaza. Cuando empezamos a salir me gustaba mucho cómo me escuchaba y que podíamos estar mil horas hablando sin perder tema de conversación y cómo se interesaba por lo que le contaba. Además, me gusta mucho de él su pasión por lo que hace, su interés por aprender nuevas cosas todo el tiempo y su curiosidad”.

Embarazada de Benicio.

Como le lleva 10 años a su marido, Natalia confiesa que en un momento dudó en apostar a esta nueva relación. “Creía que estábamos en etapas distintas de la vida, con proyectos diferentes. Juraba que no iba a ser nada serio, pero al final nuestros intereses no eran tan distintos”.

Y fruto de ese amor, nació Benicio. “La maternidad me desafío a reinventarme, a creer aún más en mí misma, pero también a salirme del centro. Siempre fui libre con mis horarios y ahora todo gira alrededor de mi hijo.

“La maternidad me desafío a reinventarme, a creer aún más en mí misma, pero también a salirme del centro. Siempre fui libre con mis horarios y ahora todo gira alrededor de mi hijo

¿Cómo es tu vida hoy?

Hermosa. Mucho más tranquila, disfruto de los momentos simples y de la libertad que me da mi trabajo sin estar tan pendiente del reloj y los minutos contados.

¿Cómo te definís?

Soy tranquila emocionalmente, pero inquieta y apasionada por lo que hago. Siempre busco estar en movimiento.

¿Qué mensaje darías a quienes no se animan a cortar con lo que no les hace bien?

Con el amor de su vida: Benicio.

Que se pregunten qué quieren de verdad, hoy. Que se dejen acompañar por la gente que los quiere, que escuchen las señales de la vida y que tengan un propósito que las motive a seguir a pesar de los días tristes.

Deja un comentario

Next Post

Juan Osuna, psicólogo: “Compararte con los demás no te dice quién eres”

Las comparaciones son odiosas. Más aún si nos comparamos a nosotros mismos con los demás. Las personas con tendencia a sentirse inseguras suelen caer en este tipo de dinámicas en las que consideran que todo lo que tienen (o son) los demás es mejor: un mejor trabajo, un mejor coche, […]
Juan Osuna, psicólogo: “Compararte con los demás no te dice quién eres”

NOTICIAS RELACIONADAS

error: Content is protected !!