A principios de los 2000, un estudio de la Universidad de Wisconsin–Madison reveló que el cerebro de Matthieu Ricard emitía niveles muy altos de ondas gamma, relacionadas con el aprendizaje, la concentración y la memoria. La noticia dio la vuelta al mundo y los medios comenzaron a llamarlo “el hombre más feliz del mundo”.
Nacido en Francia y formado como científico, Ricard dejó atrás una prometedora carrera en biología molecular para convertirse en monje budista en el Himalaya. En la actualidad, a los 78 años, es un referente internacional en temas de bienestar y fue distinguido con la Orden Nacional del Mérito de Francia por su labor humanitaria.
En una entrevista con The New York Times, reveló cuáles son las tres prácticas que considera fundamentales para vivir en armonía consigo mismo y con los demás.
1. Cultivar emociones positivas a través de la meditación diaria
El experto aseguró que la meditación es el pilar central de su felicidad. Lo hace dos veces al día desde hace más de 15 años y, según explicó, esta práctica no consiste en “desaparecer del mundo”, sino en entrenar la mente para que no sea arrastrada por pensamientos negativos.
“Cuando estás en ese momento de amor incondicional, esa sensación llena nuestra mente durante 30 segundos, tal vez un minuto, y luego, de repente, desaparece. Todos hemos experimentado eso. La única diferencia ahora es cultivar esa sensación de alguna manera. Haz que se quede un poco más. Trata de estar en silencio con ese sentimiento durante 10 minutos, 20 minutos. Si desaparece, trata de traerlo de vuelta”, explicó.
Para él la meditación no es una técnica complicada ni exclusiva para algunas personas, sino que se trata de una práctica que puede realizar cualquier individuo que desee habitar un estado de paz y amor por mucho más tiempo.
2. Aceptar que la felicidad no es instantánea
Durante su charla con el medio norteamericano, el monje recordó que durante una conferencia en India le preguntaron cuáles eran esos supuestos “tres puntos” para alcanzar la felicidad, a lo que él respondió: “Primero, no hay ningún secreto. Segundo, no hay solo tres puntos. Tercero, lleva toda una vida conseguirla, pero es lo más valioso que puedes hacer”.
Con estas palabras, el hombre quiso dejar en claro que la lógica de inmediatez que domina a las nuevas generaciones no lleva a las personas a estar en un estado consciente de felicidad. “Disfruto cada momento de la vida, pero, por supuesto, hay momentos de extrema tristeza, especialmente cuando ves tanto sufrimiento. Pero esto debería encender tu compasión, y si enciende tu compasión, te diriges a una forma de ser más fuerte, saludable y significativa. Eso es lo que yo llamo felicidad. No es como si todo el tiempo estuvieras saltando de alegría. La felicidad es más como tu centro, donde tocas base. Es a donde llegas después de los altibajos, las alegrías y las tristezas”, indicó.
3. Liberarse del control de las emociones negativas
Por último, el experto reconoció que aunque se encuentra abocado hace años a la espiritualidad, también tiene momentos de frustración o inseguridad, como cualquier persona. La diferencia con los demás es que aprendió a no dejar que esas emociones lo controlen. “He mejorado mi capacidad para controlar mis pensamientos y emociones en lugar de dejar que estos me controlen a mí. A veces camino frente a un espejo y tengo un destello extremo de autodesprecio. O me inquieto por una tontería, como encontrar un sitio para estacionar. ¿Esas reacciones desaparecerán algún día? Pues sí. Claro que sí”, aseguró.