Planificar un viaje largo en auto no sólo implica revisar el estado del auto o la documentación, sino que uno de los puntos más importantes —que muchas veces se pasa por alto— es calcular con anticipación el consumo de combustible.
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En ese sentido, saber cuánto gasta el vehículo y cuánta autonomía real tiene el tanque puede evitar quedarse a mitad de camino o pagar precios más altos por cargar en estaciones aisladas.
El primer paso es conocer el rendimiento promedio del auto, que suele expresarse en litros cada 100 kilómetros. Ese dato figura en el manual, en el tablero instrumental o puede calcularse fácilmente: basta con llenar el tanque, resetear el odómetro y volver a cargar cuando se haya recorrido una distancia considerable, anotando los litros que entraron.
Si, por ejemplo, se recorrieron 500 kilómetros y se cargaron 35 litros, el consumo promedio fue de 7 litros cada 100 kilómetros.
Con ese valor, es posible estimar la autonomía total multiplicando la capacidad del tanque por la cantidad de kilómetros que se recorren con cada litro. Si el tanque, por ejemplo, tiene 47 litros y el auto rinde 14 km/l, la autonomía ronda los 658 kilómetros. Sin embargo, en los viajes reales influyen muchos factores: velocidad, viento, peso del equipaje y uso del aire acondicionado, entre otros.
Hoy en día, la mayoría de los vehículos modernos muestran la autonomía directamente en el tablero instrumental, un dato que calcula la computadora de a bordo en tiempo real según el consumo reciente. Este indicador resulta útil para evitar inconvenientes, pero conviene no confiarse ciegamente: el número puede variar bruscamente si el manejo cambia o si se ingresa a una zona de montaña.
Por eso, antes de salir a la ruta, se recomienda planificar las paradas de carga; y una buena práctica es consultar en el celular cuántos kilómetros faltan hasta la próxima estación de servicio, especialmente en tramos largos o poco transitados. En esa línea, aplicaciones como Google Maps o Waze permiten ubicar estaciones cercanas y saber en cuántos kilómetros se las alcanza.
Además, es prudente no llevar la aguja al límite: los expertos aconsejan volver a cargar cuando el nivel de combustible baja a un cuarto del tanque. De esa manera, se evitan sustos y se protege la bomba de combustible, que puede dañarse si trabaja con poco líquido.
En definitiva, calcular el consumo antes de viajar no requiere grandes conocimientos, sólo algo de previsión. Usar la información del tablero, controlar las distancias y anticipar las paradas son claves simples para disfrutar del camino sin imprevistos.