Nacho Monti es el creador de la Terapia Postural Holística (TPH), un método que permite aliviar dolores y tensiones corporales. Deportistas de alto nivel como Pepe Sánchez y Manu Ginóbili se han convertido en fans de esta práctica.
Pepe Sánchez, exbasquetbolista de la generación dorada, practica TPH desde hace cinco años. Según relata en el nuevo libro de Monti, esta práctica lo ayudó a aliviar dolores crónicos derivados de su carrera, mejorar su postura y descubrir la conexión entre cuerpo, mente y emociones. Gracias a este método, dejó de necesitar analgésicos, recuperó la movilidad de su cadera y logró eliminar los dolores persistentes en la espalda.
Dicen que el cuerpo no miente, y Pepe Sánchez aprendió a escucharlo. Ahora, cada vez más personas están empezando a hacer lo mismo. Vas a poder experimentar esta práctica en el Bienestar Fest, el 1 de noviembre por la tarde. Para tener más Info hacé clic acá.
Si bien Monti vive en Bariloche con su mujer y sus dos hijos, el primer fin de semana de noviembre desembarcará en Buenos Aires para estar presente en el Bienestar Fest, el festival que invita a conectar con el lado bueno de la vida organizado por LA NACION junto a OSDE.
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Para crear el método que prioriza el cuerpo, Monti estudió diferentes disciplinas. Es licenciado en educación física, aunque antes estudió tres años de ingeniería en la UTN. “Tuve un colapso, un burnout, mientras estudiaba ingeniería. Recuerdo que estaban abriendo los cines de Puerto Madero y con mi pareja de ese momento fuimos a ver Contracara y me desmayé”. Ese incidente fue decisivo y marcó un nuevo rumbo en su carrera.
“Dejé ingeniería y comencé lo que sería mi gran vocación: el TPH. “Cuando ponemos en valor al cuerpo, dejamos de lado muchos preconceptos, porque muestra algo concreto: no es una fantasía. Al ponerlo en acción y trabajar con registro, toda esa fantasía mental se detiene. Lo concreto del cuerpo te ancla en otra realidad: parás la cabeza”, aclara a LA NACION.
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-Uno puede conectarse con el aquí y ahora.
–Cien por ciento. La experiencia es tan intensa que no hay espacio para pensar en otra cosa. Cuando la experiencia es realmente contundente y el cuerpo está presente, eso tiene tanta fuerza que algo cambia sí o sí. Ese fue un gran input para mí.
–¿En qué consiste la terapia?
–En esta terapia se trabaja sobre las fascias. Es aprender a decodificarnos para que a través del cuerpo podamos sanarnos a nivel físico, emocional y energético. Es un método que integra técnicas de conciencia postural, ejercicios de flexibilidad y fortalecimiento, junto con prácticas de atención plena y meditación. La propuesta nació de observar muchas terapias tradicionales que abordan el dolor y las contracturas desde lo puramente físico, sin considerar las causas emocionales o psicológicas que pueden estar detrás. El objetivo fue desarrollar un enfoque integral que permitiera a las personas interpretar no solo las señales de su cuerpo, sino también las de su mente y sus emociones.
–¿Qué es la fascia?
–La fascia es un tejido conectivo que recubre y conecta todo el cuerpo. Envuelve músculos, huesos, órganos y estructuras internas, funcionando como una red de sostén y comunicación. Los traumas y las tensiones muchas veces quedan impactados en la fascia, que puede volverse rígida. Eso genera acortamientos y disfunciones en el movimiento. Sostenidas en el tiempo, estas restricciones pueden derivar en lesiones, desajustes posturales y otros síntomas. El cuerpo contiene más información sensorial que va hacia la mente y no al revés. Esto refuerza la idea de que todo está integrado. Si trabajamos desde el cuerpo con un registro de sensopercepción, es decir, con conciencia de lo que sentimos físicamente, también podemos activar distintos nodos del sistema nervioso desde un lugar de liberación. Y cuando eso sucede, comienzan a soltarse tensiones tanto corporales como emocionales. Es ahí donde empieza a revertirse toda una historia física, emocional, e incluso traumática, alojada en el cuerpo.
–¿La vorágine del día a día complica las cosas, no?
–Cuando vivimos en entornos agresivos o inestables, en los que nos sentimos amenazados, todo el sistema nervioso se adapta a esa tensión. Cuando se vuelve constante, se normaliza y el cuerpo entra en un estado de entumecimiento. Esto también afecta la toma de decisiones, la claridad mental y nos mantiene en modo de supervivencia.
–¿Qué pasa con la gente que no escucha sus dolores?
–El cuerpo da señales desde el principio, pero no siempre las escuchamos. Parte del aprendizaje de conocernos es entender que el cuerpo es el mensajero y nos cuenta sobre nuestras emociones. De hecho, hoy sabemos que percibe y responde 200 milisegundos antes que el cerebro pueda decodificar la información. Todo parte de lo sensorial.
En general se trata de gente que está completamente desconectada de su cuerpo, que es extremadamente obediente. Se adapta a todo lo que le pedís, incluso al malestar. Puede sostener tensiones mucho tiempo sin que te des cuenta. Esto ocurre porque en el cuerpo opera lo que se llama un “sistema de no-dolor”: su prioridad es la supervivencia. Si algo duele, te distrae, te frena, te saca de tu eje. Entonces, para mantenerte funcional, el cuerpo compensa y oculta ese dolor.
–¿Cómo darse cuenta de que uno está desconectado de su cuerpo?
–Una de las formas más simples es revisar tu respiración. Por ejemplo, acostate y tratá de registrar cómo estás respirando. Puede parecer fácil, pero muchas veces nos cuesta incluso sentirla. Es algo tan básico y, sin embargo, pasamos todo el día sin prestarle atención. Otro indicador claro es la postura. Muchas veces nos sentamos sobre las lumbares, encorvando la cadera. Lo ideal es apoyar el peso sobre los isquiones. La columna vertebral funciona como un eje que se apoya sobre la cadera y ese sostén debe ser equilibrado. Pero si estás todo el tiempo doblado, es difícil mantener una buena postura.
-¿Algunos tips para sumar en el día a día?
–Dedicá cinco minutos por día para escuchar a tu cuerpo. Acostate cómodo y con los ojos cerrados escuchate, escanea tu cuerpo, escucharlo es clave para evitar el agotamiento. Durante el día hacé movimientos suaves de estiramiento y move las articulaciones sobre todo si estás muchas horas sentado. Las caminatas conscientes también son recomendables para la conexión con nosotros mismos. Arrancar el día con un bostezo inspirando por nariz y exhalando por la boca, llevando los brazos hacia arriba y abriendo bien el pecho. Acompáñalo con una respiración profunda, y luego baja los brazos lentamente, sintiendo cómo todo tu cuerpo se estira y se despierta. Otro consejo, sumá respiraciones profundas y diafragmáticas por cinco minutos cada mañana y cada noche antes de dormir. Esto te ayudará a mantenerte centrado y con energía durante el día.