En los últimos meses, Fernando Tejero se ha convertido en protagonista de numerosos titulares: su paso por MasterChef Celebrity, su sonada polémica con María Pombo y la ruptura de su amistad con Pablo Castellano lo situaron en el centro de la conversación mediática. Sin embargo, lejos del ruido, el actor ha decidido refugiarse en una vida más tranquila, rodeado de naturaleza, en el municipio madrileño de San Lorenzo de El Escorial, donde ha encontrado el equilibrio que buscaba.
A menos de una hora del centro de la capital, El Escorial se alza como uno de los enclaves más bellos y serenos de la Comunidad de Madrid. Con su imponente monasterio mandado construir por Felipe II, sus calles empedradas y su atmósfera serena, el lugar se ha convertido en el escenario perfecto para esta nueva etapa del actor. Tal y como ha mostrado en sus redes sociales, Tejero ha encontrado allí su refugio personal, un espacio donde reina la calma y el contacto con lo rural.
Su vivienda combina a la perfección la estética moderna con la rusticidad de la piedra vista, uno de los elementos más característicos de su nuevo hogar. Los tonos oscuros dominan la decoración, aportando calidez e intimidad a cada estancia. En el salón, centro neurálgico de la casa, destaca una gran librería de obra pintada en color oscuro, presidida por una televisión y un cuadro en tonos rojizos. Sofás amplios, estanterías repletas de libros y piezas de arte cuidadosamente seleccionadas convierten el espacio en un refugio ideal para la lectura y la reflexión.
De la ciudad al campo: un cambio de ritmo
El contraste con su antigua vida en el corazón de Madrid no podría ser mayor. Durante años, Fernando Tejero residió en un amplio piso de más de 180 metros cuadrados en la zona de Palacio, a escasos metros de la Plaza Mayor. Aquel hogar, luminoso y lleno de detalles eclécticos, combinaba muebles de inspiración asiática con elementos modernos y clásicos. Tal y como informó Idealista, en 2019, el actor decidió ponerlo en venta por unos 800.000 euros, aunque, según él mismo confesó en una reciente entrevista en La Revuelta, el proceso no fue fácil.
La vivienda, situada en una cuarta planta, contaba con dos habitaciones, tres baños y una terraza exterior con vistas privilegiadas. Su decoración, cargada de personalidad, reflejaba la pasión del intérprete por el arte y el diseño. Había incluso una estancia dedicada a la pintura y al ejercicio físico, prueba de que el actor siempre ha buscado espacios donde liberar su creatividad.
Y, aunque su carrera lo ha mantenido vinculado a Madrid, Fernando nunca ha olvidado sus orígenes. Nacido en Córdoba, en el histórico barrio de Ollerías, el actor guarda un cariño especial por su tierra natal, con sus calles cargadas de historia, sus tabernas tradicionales y su gastronomía andaluza. “Siempre llevo Córdoba en el corazón”, ha reconocido en más de una ocasión, y quizá por eso, su casa en El Escorial —rodeada de vegetación y calma— le recuerda en cierta forma a esa vida más pausada del sur.