Dar con Ingrid Grudke no es fácil. Dieciocho mil kilómetros separan a Tokio de Buenos Aires y mientras en una punta del mundo amanece, en la otra termina el día. Sin embargo, siempre predispuesta, luego de una extensa jornada de estudio y de recorrida por las calles japonesas, y a pesar de que es muy tarde en Asia, la modelo se dispone a hablar con LA NACION para contar detalles de esta nueva aventura que la tendrá durante un mes lejos de su casa.
Aprender el idioma es la excusa perfecta para conocer una nueva cultura, relacionarse con gente de todo el mundo y, por qué no, también aprovechar el anonimato y ser una más entre los nipones (solo una chica la reconoció en la calle luego de varios días, según confesó en sus redes sociales). La rutina allí es muy diferente, desde las comidas hasta las ocupaciones diarias. Para poder viajar tuvo que adelantar trabajos y rechazar varios también, pero su voz animada y su tono de sorpresa al contar los detalles, dan cuenta de que todo valió la pena.
Luego de haber recorrido gran parte del mundo gracias al modelaje, haber estado en Letonia representando a la Argentina en la categoría fit model de un torneo internacional, ahora le toca viajar pero en modo estudiante y lo hace acompañada por su sobrina Ruby y el novio, ambos fanáticos del manga y del cosplay.
Alguna vez la misionera se había animado a vestirse y armar su propio personaje para acompañarlos, pero en esta oportunidad redobló la apuesta y los ayudó a cumplir un sueño.
—¿Por cuánto tiempo te fuiste?
—Vine por un mes, regreso los primeros días de noviembre.
—¿Qué estás haciendo allá? ¿Cómo surgió este viaje?
—Fue un plan que hice con Ruby, la hija de mi hermana Edith y su novio, son fanáticos del cosplay y el animé; les encanta Japón y esta cultura y fue un buen plan venir con ellos a este país que no conocía y me daba mucha curiosidad. Una de mis mejores amigas en Argentina es japonesa y me daba intriga venir y me parecía interesante conocer la cultura distinta a la nuestra. La excusa era estudiar, no sé si voy a aprender algo, pero estoy yendo a una escuela con chicos de todas partes del mundo, y me divierte. Lo que me movilizó es el plan de familia y que tenía ganas de cumplirle el sueño a mis sobrinos.
—¿Cómo es el día a día?
—Estoy con mis sobrinos y vinimos a una residencia. Me interesaba que ellos estudiaran porque ya tienen una base. Me estoy haciendo amigos acá, hay chicos de todas partes del mundo, estoy con alemanes, mexicanos, suecos, chicos mucho más jóvenes y me divierte, porque siempre digo que hay que actualizarse con los adolescentes. Cuando gente de mi edad dice “en mi época…” y yo digo que mi época es ahora, tenemos que aggiornarnos con los chicos de veinte. Además, estoy contenta porque nadie me conoce, entonces estoy haciendo un detox de famosa y a la vez reseteándome con la juventud.
—¿Conocías a alguien allá?
—No. Ahora hay un diseñador que viene para acá y nos vamos a encontrar y a hacer también una promoción.
—¿Te está acompañando alguna marca en este viaje o estás trabajando en el mientras tanto?
—Soy la imagen de la tintura desde hace años, sigo promocionando sus productos en el lugar del mundo donde esté, y de la proteína de carne que me acompaña. Promociono además otras marcas que van surgiendo y sigo activa en redes.
—En un lugar tan distinto, ¿qué es lo que más te está costando del cambio?
—Me tuve que adaptar con los horarios, los primeros días me la pasé durmiendo. Y la comida, por más que acá hay comida muy rica, siempre me parece poca, y tiene otros condimentos que me caen mal. Así que los primeros días fueron de adaptación. Recorrí algunas partes, como Shibuya y algunos barrios. Mi idea es ir a recorrer otras ciudades por fuera de Tokio, aunque aún no lo hicimos.
—Tenías una rutina muy prolija de entrenamiento, ¿se mantiene?
—Estoy haciendo una rutina muy corta ahora, hay un gimnasio en la residencia así que lo aprovecho, pero no estoy entrenando para competir.
—Este viaje se da luego de tu separación que fue muy mediática (siete años de relación con Martín Colantonio). ¿Tiene algo que ver con eso?
—No, coincidió justo con el año de mi separación, pero fue algo inconsciente. El viaje lo organizamos en abril, mayo y mis sobrinos decidieron esta fecha y no me di cuenta que se cumplía un año.
—¿Cómo sigue tu año?
—Vuelvo durante los primeros días de noviembre y sigo con mucho trabajo. Tengo desfiles y campañas cuando llego a Buenos Aires. Adelanté algunos trabajos para poder venir y otros trabajos los perdí. Octubre es un mes fuerte de viajes al interior del país y tuve que rechazar algunos desfiles y presentaciones en eventos para poder estar acá, pero fue una elección, una decisión personal.