“Es un proceso de ir entendiendo situaciones nuevas”, afirma Mariano Martínez, voz y guitarra histórica de Attaque 77, sobre su etapa como solista. “En una banda, el grupo te contiene. De repente, ir uno con su nombre al frente es una situación rara después de décadas”, reconoce. Sin perder el hilo, Martínez explica: “Es como salir de una situación que ya estaba establecida, que funcionaba, y tirarte un poco a la pileta sin saber cuánta agua tiene. Pero está bueno, son etapas”.
En medio de los ensayos para el show especial en el teatro Vorterix para celebrar los 35 años de El cielo puede esperar, el próximo 29 de noviembre. Aquel trabajo se convirtió uno de los discos fundamentales del rock argentino en la década del ‘90, con temas inolvidables como el que le da título al álbum, Espadas y serpientes o Hacelo por mí, que logró traspasar a los estilos y hasta le dio nombre al programa que conducía Mario Pergolini para competir con Ritmo de la Noche.
Martínez detalla lo que atraviesa desde la absoluta libertad artística: “Aproveché esta situación para generar música… cosas que tenía un poco pendientes”, sostiene sobre su recorrido solista. La búsqueda es constante: “Me tomé el tiempo para hacer esa reflexión. Son canciones de rock igual. Un poco rock, un poco pop, una mezcla de influencias de lo que uno tiene en la cabeza y la música que ha hecho en toda su vida”.
El desafío lo motiva: “Tratar de que no se parezca mucho al grupo, porque para eso está el grupo, ¿no? Pero, bueno, a veces agarro la guitarra y se empieza a parecer un poquito”, comparte entre risas. Las dudas y la autenticidad marcan el pulso de este nuevo capítulo en la vida de un músico que nunca deja de aprender: “Yo traté de ser siempre respetuoso de un estilo, de un carácter, de un sonido que el grupo Attaque 77 tenía. Y ahora, en este sentido, me siento con más libertad”.

—¿Y la composición de las canciones nuevas, son en otro estilo o conservás el de Attaque?
—Mirá, pasó muchas veces que, de repente, hay canciones que yo he compuesto, por ahí en un estilo como de balada, al estilo, no sé, por ejemplo, Los Pasteles Verdes, esos grupos de baladas de los años 70. En mi discoteca tengo un montón de discos de ese estilo y muchas veces he compuesto canciones inspiradas en eso… Y después las transformé al sonido de Attaque 77. Por ejemplo, canciones como “Vacaciones permanentes” o “El ciruja” arrancaron siendo en esa onda, y después yo las fui transformando para que se vuelvan canciones del grupo.
—¿Y ahora te permitís ir para distintos lugares?
—Ahora, por ejemplo, estamos trabajando mucho en canciones nuevas para Valeria Lynch y también son canciones… es un estilo distinto. Me gusta jugar en el momento de componer, de ir para distintos lugares, dentro de lo que puedo, de lo que se me ocurre y me sale.
—¿Sentís verdadera libertad estando solo?
—Lo bueno de estar en un plan solista es que sí me siento con más libertad en el momento de grabar y de compartir las canciones con la gente, de que tengan un carácter diferente, ¿no?
—¿Y la respuesta de la gente, cómo es?
—Mirá, a través de los años, yo creo que Attaque 77 ha sido muchos grupos en uno. Cuando uno tiene dieciséis años, que fue cuando lo formamos, es una cosa; después a los veinte es otra, a los treinta es otra. Son como muchos grupos en uno. En las distintas etapas, los distintos volantazos que pegamos a nivel artístico y musical, la gente nos bancó. Y otra se resiste un poco más a los cambios.

—¿Recordás momentos clave de esa reacción del público?
—Recuerdo, si, como cuando sacamos el disco Otras canciones o hicimos el acústico de Attaque 77. Ahí mucha gente aceptó el desafío, le gustó jugar a eso, otra gente se resistió más. Me parece que en esta etapa es lo mismo, ¿viste? Hay mucha gente que extraña el grupo, que me pide que vuelva, otra gente que me acompaña en mis procesos, en mi búsqueda, en mis inquietudes.
—Incluso cuando se fue Ciro (Pertussi), era como…
— (interrumpe) “¿Qué va a pasar con Attaque?” Y seguimos y aparecí cantando yo y nos fue bárbaro. En ese momento, después de una crisis interna, cuando se fue Ciro, estábamos muy contentos, con mucha energía, era una etapa nueva, como tener un grupo nuevo y eso nos ponía positivos. Hicimos un montón de cosas buenísimas, como el acústico, que para mí es de lo más lindo que hicimos. Mucha gente, por prejuicio y qué sé yo, se lo perdió y después se lo valoró mucho.
—¿Lo de Attaque 77 es una etapa terminada o es solo una pausa?
—Andá a saber. Hay que ir viendo. Hoy te puedo decir que no lo sé. No descarto que el grupo haga cosas en algún momento, pero un freno es necesario. Pensá que estuve en Attaque 77 desde los 16 años hasta el 2021. Todo ese tiempo ahí…
—Contabas del trío Alquimia en Uruguay, ¿cómo surgió y cómo es esa experiencia?
—Alquimia es un trío que formamos en Uruguay con Alejandro Spuntone, cantante de La Trampa, y Guzmán Mendaro, guitarrista de Hereford. Los tres venimos de bandas que han tenido su repercusión y ahora estamos en un momento parecido, con ganas de hacer cosas variadas. Alquimia es un show casi íntegro a tres voces; son shows hermosos en teatros, la pasamos muy bien.

—¿Cómo es hoy tu vida entre Argentina y Uruguay?
—Me muevo entre Piriápolis y Tanti, donde vivo hace 20 años, en la sierra de Córdoba. Por Buenos Aires paso brevemente y vuelvo a mi ritmo más pueblerino. Desde hace dos o tres años estoy mucho allá, con amistades y colegas uruguayos.
—¿Qué te aporta esa cercanía musical con Uruguay?
—Me gusta porque estoy descubriendo música de allá, con esa identidad fuerte. Me llenan mucho esas amistades y músicos uruguayos, me hacen descubrir formas nuevas de hacer música que yo no conocía, estando tan cerca de Argentina.
—Con el trío, ¿tienen planes de traer el proyecto a Argentina?
—Tenemos muchas ganas de venir con Alquimia a recorrer Argentina también. El público creció con nosotros; ahora disfrutan la música desde otro lugar y está buenísimo experimentar otras situaciones.
— Está claro lo que le aportaste a Valeria Lynch musicalmente, ¿y ella qué te aportó a vos, musical y personalmente?
—Cuando uno es un aprendiz, el de al lado es tu maestro. Y a mí me tocó flor de maestra, la verdad. Como artista, ya sabemos lo que es, pero en la parte artística veo detalles de su manera de llegarle a la gente y ahí entiendo por qué pasa lo que pasa. Ella transmite algo, es un don, sobre todo en la interpretación. Hay muchos cantantes con técnica, pero no todos le llegan a la gente igual. De ella aprendo muchísimo, sobre todo a la hora de subirme a un escenario.

—¿Cómo es esa convivencia a nivel musical y de pareja?
—Por épocas trabajamos más juntos y en otras ella tiene sus actividades y yo las mías. Ahora, por ejemplo, ella está haciendo un ciclo de shows en el Gran Rex. Cuando está en Uruguay, yo formo parte de la banda que la acompaña. Me encanta correrme del centro, dirigir la banda para Valeria, trabajar de músico, acompañarla en el escenario.
—¿La diferencia de edad fue un tema entre ustedes?
—Supongo que nos encontramos justo en un momento en que aprendimos a dejar que las cosas buenas pasen. La diferencia de edad sí, es cronológica, pero ella es la joven. Es así, hay personas jóvenes toda la vida y otras viejas desde jóvenes. Nosotros aprendimos que nos merecemos cosas lindas, y eso nos une mucho.
—¿Con qué músicos te vas a presentar el 29 de noviembre en el teatro Vorterix?
—Vamos a estar con Martín Lucarnini y Juan Pablo Szkerra, que estaban en la última etapa de Attaque 77 como guitarrista y tecladista. También están Mariano y Pety, que son una base sólida para este estilo. Es importante para mí tocar “El cielo puede esperar” así, por los 35 años, porque es un disco fundamental.
—¿La idea es hacer versiones nuevas de aquellas canciones?
—Lo que vamos a hacer es reproducir lo más fielmente posible el disco, con sus arreglos. El grupo nunca tocó las canciones como en el disco, siempre en vivo eran más desprolijas, más rabiosas. Ahora el desafío es ese: que suenen con todos los arreglos originales, esos que en su momento aportó Juanchi Baleirón (Nota: voz y guitarra de Pericos).
—¿Juanchi fue clave en ese sonido?
—Juanchi fue clave para el éxito del disco. Éramos pibitos, rústicos, y él nos ayudó mucho a que suene tan bien. Es un sonido muy identificable que fue fundamental para la historia de la banda.

—¿Van a estar presentes los históricos de Attaque 77 en alguna canción?
—No lo descarto. El Chino Vera, bajista de la época, ya me dijo que viene. No quiero generar expectativas, pero la idea es también sorprenderse en el show. Se está armando a medida que se acerca la fecha.
—¿Cómo viviste el fenómeno de “Hacelo por mí” y el impacto del disco?
—En ese momento, “Hacelo por mí” era hartante. Sonaba permanentemente en todos lados. Ahora, con la distancia, veo que tuvimos mucha suerte. Pero a los 20 años era un conflicto… éramos rebeldes, queríamos mostrar el grupo, no solo una canción. En el programa de televisión de “Hacelo por mí” nos hubiera gustado tocar más canciones, pero siempre nos pedían esa y se volvía agotador. Hoy entiendo por qué pasó, pero entonces no entendíamos nada.
—¿Te sentís nostálgico al preparar este show aniversario?
—Yo no soy de mirar para atrás ni de la nostalgia, pero me pareció una buena oportunidad para celebrar y agradecer a los seguidores de tantos años. Lo lindo es dejar versiones renovadas de aquellas canciones y regalarles este momento especial, mientras sigo con mi álbum nuevo.
—La última: ¿Te confunden mucho con el actor Mariano Martínez?
—Si me ven, claramente no me confunden, pero por el nombre sí. Alguna vez me llamaron para salir al aire pensando que era el actor y se me pusieron a hablar de “Gasoleros”, hasta que les pude explicar (risas).
