Andrea Panzarini, tras llegar con el SIC a la final del Top 12: “Estaba en juego todo el trabajo del año”

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SIC vuela porque tiene alas: Santos Fernández de Oliveira, Franco Delger, Alejandro Daireaux… Y su vuelo cobra mayor altura cuando el ala que lo impulsa es Andrea Panzarini. Es el número 6 del equipo que le ganó el clásico al CASI y que definirá el campeonato de 2025 con Newman, el próximo sábado, en la Catedral de San Isidro.

Andrea es un jugador de 29 años con fuerza de forward, dinámica de forward, despliegue de forward y definición de tres-cuartos. Tiene alma de nómade, va de un lado al otro de la cancha sin establecerse en ningún sitio. Vive de la caza y de la pesca. Patrullando sin descanso, sin pausas. Sin claudicar ni dosificar el esfuerzo. Le gusta estar en todas partes, a tal punto que por momentos pareciera que hubieran dos o tres Panzarinis sobre el césped. Y en esa vida de delantero errante, recoge aplausos, palmadas, felicitaciones… En cinco días irá por un nuevo título. Porque el SIC pelea siempre y Panzarini no falta a las grandes citas. Desde 2017 no se pierde ningún partido de su club en semifinales ni en finales.

Andrea Panzarini, del SIC

“En esto no hay muchos secretos”, revela. “Esa es la verdad. Contamos con un plantel amplio, conformado por gente enferma por jugar en la Primera, un lugar reservado únicamente para quince jugadores. Y eso hace que no puedas relajarte ni confiarte, porque atrás tuyo hay otros que te compiten sanamente por el puesto. Entonces, no podés aflojar ni un minuto en ningún entrenamiento. Esa competencia permanente nos hace mejores, saca lo mejor de cada uno.”

Por momentos, el pasado sábado se cargó el equipo al hombro y lo llevó hasta la final. El único try de la tarde, el que definió el pleito, lleva su firma como autor intelectual y ejecutante práctico. Es cierto que una persona sola no gana partidos, que los éxitos se consiguen gracias al esfuerzo mancomunado. Y si en líneas generales, la diferencia entre los vecinos de barrio la hizo el oficio del Tricolor, en el plano individual, quien inclinó la balanza fue Andrea. A los 21 minutos del segundo tiempo sucedió la jugada bisagra del clásico. Alejo Lavayén, quien hacía casi un cuarto de hora había reemplazado a Joaquín Sánchez, embolsó una pelota y cayó con ella al suelo. Raudos acudieron Tati Pirán y Panzarini a pescarla y este último, por su habitual pericia en ese rubro, consiguió el penal que buscaba. Bernabé López Fleming mandó la pelota al touch, junto al ingreso de las 25 yardas rivales e Ignacio Bottazzini la introdujo en el line-out. Santos Fernández de Oliveira saltó, la capturó y de inmediato se la dio a Panzarini. En el incipiente maul, Pablo Deluca advirtió una nueva falta del local y al momento de anunciarla, el inquieto Andrea se desprendió de la formación junto a la raya de costado y enfiló al ingoal. No llegó. Lo derribó el apertura Felipe Hileman con un tackle al cuello. Y no hizo falta la asistencia de video ni la consulta al lineman, Deluca corrió debajo de los palos sancionando el try penal.

El decisivo try-penal

El SIC perdía 9-6 y, con la obra urdida y llevada a cabo por el número 6, pasó a ganar 13-9. Ya no habría más anotaciones. Ni conversiones ni penales ni nada. La gran figura de la segunda semifinal, había hecho todo el trabajo y su equipo, sin saberlo aún, a ciencia cierta, cerraba la victoria y le abría la esperanza a un nuevo campeonato. Superar al rival de toda la vida es siempre un campeonato ganado. “Los últimos minutos fue a pura defensa. Antes del último line, en ataque, sabíamos que debíamos cuidar la pelota, tenerla. Y lo dijimos entre nosotros, y también nos propusimos que si la ganaban ellos en el line, la recuperaríamos, abocados ciento por ciento a defender, correr y tacklear. Por suerte lo conseguimos”, destacó.

Panzarini sigue, no escatima su energía ni siquiera al final del partido. Salta, canta, celebra. Se frena, declara para la prensa, se saca fotos, le regala sus medias a unas chiquilinas admiradoras: “¿No importa que estén cortadas?”, les pregunta. Y entonces sigue el diálogo con LA NACION. “Fue un partido durísimo para jugar. Y si bien tratamos de tomar la semana como una semana más del año, es especial, fue especial. Más que nada en el aspecto emocional. Estaba en juego todo el trabajo del año y el CASI hacía mucho que no llegaba a esta instancia. Pero bueno, vinimos acá a tirar todo en la cancha, no nos guardamos nada y sacamos adelante el partido”, resumió.

Andrea Panzarini, incansable en su despliegue y en toda la cancha

-¿Esperaban que fuera tan duro?

-Sí. Fueron ochenta minutos muy intensos. Corrimos, tackleamos, recuperamos pelotas, fuimos de acá para allá… Tuvimos el físico para aguantar el ritmo. Ellos también, pero creo que nosotros lo tuvimos un poquito más y ahí estuvo la diferencia.

-¿Qué cambió del último cruce, el de hace más o menos un mes, acá, cuando perdieron sobre el final 33-29?

-Me parece que esta vez estuvimos un poco más finos en los detalles. El CASI nos pateaba mucho y, en esa ocasión, la pelota picaba y así nos creaban situaciones. Esta vez, no. No se dio eso. Estuvimos más seguros. Además, realizamos un despliegue mayor que aquella vez.

Lo mejor de la victoria del SIC

-Pasan los años y el SIC siempre aparece en los play-off. ¿Lo imaginaban al principio de la temporada?

-Bueno… Nunca lo pensamos. Nosotros siempre fuimos ‘partido a partido’. Así trabajamos en cada semana. El torneo es durísimo, sobre todo este año. Por eso nadie puede darse el lujo de pensar más allá del sábado siguiente, porque debés cuidar los detalles. La mayoría de los partidos se definieron por cositas. Ningún partido resultó fácil.

-Ahora viene Newman.

-Sí. Festejaremos un poco esto y ya nos pondremos a pensar en Newman. Mañana te cuento.

-¿Les daba lo mismo Newman que Belgrano?

-Sí, obvio. Nosotros pensamos en lo nuestro.

Andrea arrancó la temporada jugando. Sufrió un golpe en la cabeza y se ausentó durante algunos partidos. Luego volvió y de a poco retomó el ritmo habitual. Con sus prestaciones el equipo mejoró su performance y, con el ala al ciento por ciento, el SIC levantó vuelo. El sábado se cargó el equipo al hombro y salió a hacer su vida de delantero errante. Mezcla de delantero y tres.-cuartos. El hombre que vive de la caza y de la pesca.

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